LA VICEPRESIDENTA ECONÓMICA CUESTIONÓ EL PACTO DE LA 'NÚMERO DOS' CON LOS SINDICATOS
Bronca en La Moncloa: De la Vega se enfrentó a gritos con Salgado por la paga de los funcionarios.
Salgado escucha a De la Vega mientras la vicepresidenta primera habla tras un Consejo de Ministros (Efe).
A gritos. Así acabó la tensa conversación telefónica que las dos vicepresidentas del Gobierno mantuvieron el pasado miércoles, pocas horas después de que el Ministerio de Economía que dirige Elena Salgado estuviese a punto de echar por tierra el pacto suscrito cinco meses antes por María Teresa Fernández de la Vega y los sindicatos para descongelar el salario de los funcionarios y que éstos recuperen el poder adquisitivo perdido en los últimos años.
La tensión entre De la Vega y muchos de los pesos pesados de La Moncloa va en aumento. Después de que José Luis Rodríguez Zapatero marginase a la vicepresidenta primera de la comisión que negocia medidas anticrisis con la oposición -formada por Salgado y los ministros José Blanco y Miguel Sebastián-, la número dos del Gobierno tuvo el pasado miércoles un durísimo enfrentamiento con la vicepresidenta económica, a la que, según las fuentes socialistas consultadas por El Confidencial, abroncó por teléfono desde Bruselas.
De la Vega, que ese día se encontraba en la capital comunitaria, fue informada por sus colaboradores de que el secretario de Estado de Hacienda y hombre de confianza de Salgado, Carlos Ocaña, acababa de anunciar en Madrid que el acuerdo suscrito por la vicepresidenta primera con los sindicatos sobre el salario de los funcionarios iba a ser "revisado" con el fin de "hacerlo coherente" con el plan de austeridad del Gobierno, que pretende ahorrar un 4% en gastos de personal hasta el año 2013.
Ese acuerdo, firmado el pasado 25 de septiembre por De la Vega y los sindicatos UGT, CCOO y CSI-CSIF, prevé una subida salarial del 0,3% en 2010 para los más de 2,6 millones de funcionarios de todas las administraciones públicas, de forma que a partir de 2012 el colectivo haya recuperado su poder adquisitivo. Pero Ocaña arrojó un jarro de agua helada sobre esas previsiones al afirmar que habría que poner de nuevo "sobre la mesa" el pacto si se quiere recortar el coste que representa el salario de los empleados públicos: 120.000 millones de euros anuales.
"Hecha una furia"
De la Vega, encolerizada por lo que interpretó como una desautorización en toda regla por parte de su compañera de Gabinete, telefoneó a primera hora de la tarde del miércoles a Salgado. La vicepresidenta primera "estaba hecha una furia", según las fuentes consultadas, y reprochó a aquélla que su "torpeza" podría costarle al Gobierno un nuevo enfrentamiento con los sindicatos, además de poner en pie de guerra a los funcionarios. La conversación "fue subiendo de tono" hasta que De la Vega "perdió los nervios y empezó a dar voces", según las mismas fuentes, que aseguran que Salgado "aguantó el chaparrón como pudo".
Cuando la número dos del Gobierno recuperó la calma, exigió a Salgado "en un tono bastante desabrido" que al día siguiente emitiese un comunicado de rectificación. Y así lo hizo. El jueves, apenas 24 horas después de que el secretario de Estado de Hacienda -con la plena autorización de Salgado- desatase la tormenta con sus declaraciones, el Ministerio de Economía hacía pública una nota oficial en la que aseguraba que el Gobierno "respetará en su integridad el acuerdo alcanzado con los sindicatos sobre el salario de los funcionarios". Y por si quedaba alguna duda, la vicepresidenta económica decía esa misma mañana, al acabar la primera reunión de la comisión anticrisis, que el pacto suscrito en septiembre por De la Vega se aplicará "absolutamente, al cien por cien".
Un día más tarde, el viernes 26 de febrero, De la Vega trató de echar balones fuera durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros celebrado en La Moncloa. Ante las preguntas de los periodistas sobre las supuestas tensiones y desavenencias entre ella y Salgado, la vicepresidenta se escabulló afirmando que entre ambas existe "una relación personal y política muy buena". Pero luego torció el gesto y añadió: "Lo que firma el Gobierno, se cumple".El confidencial.