sponsor

Cambiar tamaño del texto


Sports

Tamaño del texto: 10 12 14 16 18

'No falta dinero, sobran chorizos'

Foto: Quique García | Vídeo: Efe

Algunas pancartas presentes en la marcha. | Quique García

Algunas pancartas presentes en la marcha. | Quique García

  • Los sindicatos cifran en unos 70.000 los asistentes a la marcha
  • Las amenazas de huelga general toman protagonismo desde el inicio

Un ruido atronador que podría competir con el del motor del avión ha dado salida a la manifestación en torno a las 12 del mediodía contra los recortes salariales en las empresas publicas. Para ese momento los accesos a la calle Pelayo por la plaza Universidad estaban ya colapsados. Los sindicatos cifran en 70.000 los asistentes a la marcha.

Y es que por allí han desfilado funcionarios de Educación, Salud, Correos, Justicia, de los diferentes cuerpos de policía, Ferrocarrils de la Generalitat, y también Bomberos, que llevaban un monigote disfrazado de bombero. Los policías llevaban un cartel "si llego a oler esto, oposito para la ONCE", con la foto de un perro policía.

Los manifestantes usan bocinas, silbatos y trompetas y petardos, lo que aumenta la temperatura ya alta de por sí en la ciudad de Barcelona. El principal blanco de las críticas es el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, han pedido su dimisión algunos manifestantes que le llaman "trapacero" en algunos carteles en que le dibujan con una nariz tan larga como la de Pinocho. Ha habido también llamadas a la huelga general y se han coreado consignas como "Manos arriba esto es un atraco", o "Recorte ni de coña".

Algunos funcionarios comentaban que habría sido más conveniente prevenir que llegar ahora al extremo de quitarles un 5% de sus sueldos. A otros se les veía muy informados y planteaban que lo que se tenía que recortar, en lugar de los pensiones y salarios de funcionarios, lson "os beneficios de los bancos las sdubvenciones a los amigos ricos, la acumulación de cargos, los asesores ineptos y los políticos corruptos". Entre las pancartas más llamativas, una ilustrada con una foto de Millet sobre fondo verde que dice "no falta dinero, sobran chorizos". La Federación de pensionistas de CCOO, unos 40 jubilados con una gorra roja, señalan que están allí "por una jubilación digna". También se veía a muchos padres con sus hijos, aprovechando que era día festivo en algunas escuelas. El tono reivindicativo de la protesta se combina con el más festivo que dan carrozas que expulsan música combativa con muchos minutos para Manu Chao.

Amenaza de huelga general

El tono festivo ha contrastado con las declaraciones de los líderes sindicales que han alertado desde un principio de que la huelga general está más cerca cada día.

El secretario general de CCOO en Cataluña, Joan Carles Gallego, ha instado al Gobierno a "tomar nota" de la incidencia de la huelga y de la asistencia a las manifestaciones convocadas y "recupere el diálogo" con los sindicatos, de manera que se reconduzcan las medidas tomadas para reducir el déficit fiscal del Estado.

Gallego ha advertido además de que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, será el único responsable de una eventual convocatoria de huelga general contra los recortes sociales y de salarios ya que, con su actitud, "es el único que puede convocarla".

Por su parte, el secretario general de UGT de Cataluña, Josep Maria Àlvarez, ha utilizado también la convocatoria de una posible huelga general para instar al Gobierno a responder a las demandas de los trabajadores y a no dejarse tentar "por seguir avanzando en la línea del despido libre".

En esta línea, ha asegurado que "si la reforma laboral que se está preparando es lesiva para los trabajadores, la huelga general está servida".

Entre las pancartas que portan los funcionarios y empleados públicos que han respondido a la convocatoria de los sindicatos se leen algunas pidiendo la dimisión de Zapatero y llamándole mentiroso y otras como "No falta dinero. Sobran chorizos".

El Sindicato Unificado de Policía lleva otra pancarta en la que se lee "Vaselina. Talante. No te va a doler nada, nada, nada. Zapatero, embustero".

El escaso seguimiento de la huelga de funcionarios debilita a los sindicatos

La huelga general de funcionarios celebrada ayer contra el primer recorte de salarios públicos de la historia quedó muy lejos de paralizar el país. El seguimiento, obviando los servicios mínimos, basculó entre el 75% para los sindicatos convocantes y el 11% según el Gobierno. Fue la primera contestación que sufre el Ejecutivo de Zapatero y un primer paso de lo que puede llegar con la reforma laboral que abarate el despido.

El escaso seguimiento de la huelga de funcionarios debilita a los sindicatos. El escaso seguimiento de la huelga de funcionarios debilita a los sindicatos - PABLO MONGE

  • Toxo y Méndez acusan al Gobierno de "maquillar" los datos y amenazan con una huelga general

Juande Portillo - Madrid - 09/06/2010

Todos los servicios públicos funcionan con absoluta normalidad". Esta afirmación, repetida por unos y por otros durante la huelga general de empleados públicos de ayer, fue la única en la que coincidieron sindicatos y Gobierno. A partir de ahí, los primeros lo achacaron a la profesionalidad de los trabajadores y a los amplios servicios mínimos aprobados. Por su parte, el Ejecutivo lo imputó al débil seguimiento de la huelga general convocada contra el primer recorte de salarios públicos de la democracia.

Las diferencias de valoración continuaron, como es habitual, en torno a las cifras de seguimiento. CC OO y UGT aseguraron que la convocatoria fue asumida por el 75,3% de los empleados públicos. La secretaria de Estado de la Función Pública, Consuelo Rumí, rebajó el dato hasta el 10,9% en la Administración Central del Estado. Por su parte, el sindicato de funcionarios CSI-CSIF mantuvo el seguimiento nacional en torno al 60%. En todos los casos, a los 2,6 millones de funcionarios se les restó el personal de los servicios mínimos. "El Gobierno siempre dice que son menos, porque para eso les pagan", argumentó el secretario general de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CC OO, Enrique Fossoul, quién aseveró que el paro fue "un éxito rotundo". Fuentes sindicales reconocieron, sin embargo, que sus cifras podían ser algo precipitadas, que el colectivo tiene poco músculo en las calles, y que muchos funcionarios no quisieron añadir un día más de salario a la pérdida media del 5%.

Fossoul, Julio Lacuerda, de UGT, y Domingo Fernández, de CSI-CSIF, se manifestaron por la mañana junto a dos millares de empleados públicos -en su mayoría miembros de alguno de los sindicatos- frente al Ministerio de Economía. "Es el que nos quita el dinero", matizaba Fossoul. Unos actos de protesta que se repitieron por todo el país frente a las delegaciones de Gobierno. Especial incidencia tuvo la de Barcelona, celebrada a las puertas del Palau de la Generalitat, sede del Ejecutivo catalán, donde acudieron entre 30.000 y 70.000 manifestantes.

Servicios mínimos

Aunque en todo momento el país estuvo lejos de quedar paralizado por la huelga, la incidencia de los paros fue mayor en la madrugada del martes. El propio Gobierno elevó al 16% el seguimiento detectado en los turnos nocturnos. Una cifra que rondaba el 80% en el recuento de las centrales.

La mayoría de los servicios de esta franja, destacaron desde CC OO, funcionaron sólo con los servicios mínimos. Una tónica que se repitió todo el día en Correos y entre el personal de prisiones, según las centrales. Eso sí, los servicios mínimos fueron "abusivamente altos" para lo que viene siendo habitual, según denunciaron. Durante la jornada, la Sanidad fue uno de los sectores con mayor respuesta al llamamiento sindical. El 65% del personal decidió no acudir a su puesto de trabajo. Aún superior, contabilizaban en Comisiones Obreras, fue la participación en la huelga registrada en Educación, que ascendió al 70%. Un porcentaje rebajado en primaria, donde rondó el 60%, que ascendía según el nivel formativo hasta el 90% de seguimiento en las universidades.

El efecto de la huelga se vio moderado, no obstante, por la práctica ausencia de paros en los transportes. El personal de muchos de éstos, al ser servicios gestionados mayoritariamente por empresas, no ha visto reducido su salario.

Los responsables sindicales de la función pública centraron las protestas en torno al recorte salarial medio del 5% que el Gobierno ha impuesto a los funcionarios tras pactar con ellos un incremento de sueldo del 0,3% para 2010. Pese a que ellos rechazaron esta lectura, muchos vivieron las concentraciones de ayer como un aviso previo de lo que puede ser la huelga general anunciada si la reforma laboral que se aprueba la próxima semana resulta "lesiva para los derechos de los trabajadores".

Este guante fue recogido por los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios, Ignacio Fernández Toxo, de CC OO, y Cándido Méndez, de UGT. Éstos advirtieron ayer al Ejecutivo de las consecuencias de dejarse guiar por el capricho de los mercados y por las presiones de la Unión Europea. Ambos protagonizaron la principal protesta del día, que discurrió en la tarde de ayer por los escasos dos kilómetros que separan la madrileña fuente de Cibeles del Ministerio de Economía, situado junto a la Puerta del Sol. Toxo recriminó al Gobierno que haya "maquillado" el efecto de la huelga y que la calificara de tener un "alcance limitado". El líder sindical argumentó como muestra que las protestas de la tarde fueron "multitudinarias" -65.000 asistentes según CC OO- pese al "contexto hostil", en referencia al fuerte aguacero que cayó en Madrid y que obligó incluso a acelerar los discursos. Por eso invitó al Ejecutivo a "tomar muy buena nota" de la respuesta ciudadana, "ya que puede ser el principio de muchas cosas", dijo en cuanto a la posibilidad de convocar una huelga general. "Una reforma laboral impuesta provocará otro conflicto", secundó Méndez. El próximo paso, recordaron, será llevar el recorte salarial aplicado a los funcionarios públicos ante los Tribunales.

Mientras tanto el presidente de la CEOE recalco ayer que "el país no está para huelgas". Gerardo Díaz Ferrán, se reune hoy con Toxo, Méndez y Corbacho en el último intento tripartito por pactar la reforma laboral.

Fashion