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Más educadores, menos delitos

Los especialistas se reúnen para cambiar opiniones y defienden que su trabajo «puede desviar a los jóvenes de situaciones violentas»

Hace un mes dos bandas de menores robaron en una veintena de establecimientos comerciales de La Tenderina y La Corredoria. Los jóvenes vivían en ambos barrios, y según los vecinos que avisaron a la Policía Nacional, «son chicos problemáticos con familias desestructuradas». Es precisamente ahí, donde los educadores sociales podrían intervenir. «Es lo que llamamos la Educación Social en medio abierto, la educación en la calle. Son programas preventivos que pueden desviar a los jóvenes de situaciones violentas, como los ejemplos de Oviedo», explica Marcos Álvarez, vicepresidente de la Asociación Profesional de Educadores Sociales del Principado de Asturias (Apespa). Pero, para ello «es necesario que se regule la profesión y se evite el intrusismo», añade.

Desde hace dos meses, los profesionales del ramo se reúnen con estudiantes para debatir sobre posibles formas de trabajar y compartir experiencias y opiniones. Unas meriendas socioeducativas en el bar la Malayerba que ya han despertado el interés en otras comunidades autónomas. Otras provincias que quieren exportar la idea y que «sí cuentan con colegios profesionales». «Porque sólo Asturias, Cantabria, La Rioja y Canarias carecen de un colegio. Es muy importante porque da una mala imagen de nuestra profesión. Con otras carreras como Trabajo Social o Pedagogía sólo tenemos tres asignaturas en común. Es diferente. Además tenemos una deontología y ética que cumplir», insiste Álvarez.

El trabajo de los educadores sociales pasa por observar a las pandillas de los barrios, conversar con los comerciantes de la zona y evaluar los déficit de los chavales para ofrecerles actividades diferentes. «Para conseguir que se integren en la sociedad hay que acercarse a ellos y eso es lo que hacemos. En Avilés y en Gijón hubo algunas experiencias, aunque lo más importante es acercar la Educación Social a los colegios e institutos. Se evitarían algunos sucesos».

Reclaman que en los equipos de orientación social tanto de la educación Primaria como Secundaria se incluya a un profesional de su sector. «Serían personas que trabajarían la convivencia, la prevención de la drogadicción y la educación sexual. En definitiva, una educación trasversal». Actuarían también como mediadores en temas de acoso escolar entre estudiantes y en posibles conflictos entre padres y profesores, e incluso ofrecerían un asesoramiento directo a las asociaciones de madres y padres de alumnos. «En el colegio se detectan los problemas y está demostrado que se previenen situaciones de fracaso escolar», afirma Álvarez.

«Todo esto, y jamás se no ha hecho caso». Así que, siguiendo la premisa de la unión hace la fuerza, la asociación de educadores sociales decidió organizar por su cuenta las reuniones. «Queremos conseguir el colegio profesional, porque la profesión es joven, los estudios nacieron en el año 1991, aunque ya había gente ejerciéndola desde hace mucho. Quien acredite su experiencia profesional antes de la fecha de los estudios, por supuesto que también entrará en el colegio». Pero el objeto de las reuniones pasa también por compartir las experiencias. «Porque el reciclaje y la formación permanente es algo fundamental en nuestro oficio», reconoció Álvarez.

La de ayer, la última merienda socioeducativa hasta que pase el verano, estuvo centrada en la tercera edad. La prevención del Alzehimer, la gestión del ocio en ancianos, la mediación en el entorno familiar y los posibles casos de maltrato son algunos de los temas que trataron la veintena de asistentes a la cita.

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