La Operación Columna, la otra cara de la moneda de la democracia de Felipe González, la forma de proceder Nazi contra los derechos humanos.
Reportaje publicado en canariasaldía.com,
Los que hemos sufrido la Operación Columna, como es el caso de nuestro Presidente José Piñeiro sabemos que bajo el yugo socialista dirigido por Felipe González, el Rey Sol, la democracia fue una falsedad y su imperio impedía ponerse el sol del respeto a los derechos humanos y a la legalidad consitucional, esperamos una reparación constitucional y legal para todos en cuestión de Justicia, y cumplimiento de las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
A. G. Las Palmas de Gran Canaria
Recientemente, una Proposición No de Ley presentada por Unión, Progreso y Democracia (UPYD) ponía precisamente sobre la mesa la conveniencia de readmitir a los agentes que fueron sancionados o expulsados por "reivindicar sus derechos constitucionales". De los inicios de la operación Columna deja constancia un documento interno de mayo de 1989 donde se afirmaba que una vez acometida la "obtención y acopio de información" acerca del"movimiento sindical clandestino", había llegado el momento de "abordar la fase operativa de su desarticulación".
"El movimiento afecta a todas las zonas del cuerpo, y se encuentra en un periodo de fuerte actividad expansiva", recalca el informe. Para atajarlo, se iba a poner en marcha "un dispositivo operativo especial que, en tanto dure la fase de desarticulación, se encargue con exclusividad absoluta y con relevo de cualquier otra responsabilidad de la dirección, coordinación e impulsión de la misma". Este dispositivo contaría con un mando y dos "órganos", uno "de apoyo a la obtención" y otro "de apoyo a la elaboración".
El significado del término "elaboración" queda más claro en otro documento, del mes de agosto del mismo año. "Como quiera que la tipificación plena y absoluta del delito de sedición militar resulta a veces difícil de conseguir", se fijaban unos objetivos para la "obtención de una prueba irrefutable" contra los agentes sospechosos. Entre esos objetivos figuraba por ejemplo el de "conseguir la convocatoria de una reunión del Comité Nacional del SUGC, a la que asistan todos los dirigentes de los comités provinciales (entre 10 y 20 personas) procediendo a la detención de los mismos cuando se esté celebrando".
"Proceso de actuación"
El "proceso de actuación" en cada caso pasaba por entrar en contacto con el juez togado militar de la región y solicitarle "la autorización para intervenir los teléfonos", basándose "en la existencia de indicios racionales de culpabilidad sobre los sospechosos". "Se deben incluir en las peticiones los teléfonos de aquellas dependencias oficiales desde las que, se sabe o presume, contactan los sospechosos cuando se encuentran de servicio y los deaquellas otras personas, familiares o no, que emplean para sus comunicaciones orgánicas", sigue recogiendo este documento interno de agosto de 1989.
También se contemplaba la posibilidad de "provocar algún hecho para obtener una prueba", siempre y cuando se solicitara antes a los superiores.
Finalmente, la operación Columna se puso en marcha en el conjunto de España entre septiembre y octubre de 1989, siempre según recogen los documentos a los que ha tenido accesoCanariasaldia.com. Informes posteriores apuntan a que en efecto se fabricaron pruebas para detener a los agentes sospechosos de asociacionismo, como en el caso del actual presidente del SUGC, José Piñeiro, quien habría acudido a una entrevista preparada con el fin de implicarle.
Del mismo modo, se ofrecen datos de los medios de comunicación y periodistas que apoyaban la mejora de condiciones de trabajo en el Cuerpo, así como de partidos políticos, sindicatos generalistas y policiales o "representantes de estamentos docentes y profesiones liberales". Y el supuesto espionaje no era sólo telefónico: una nota de junio de 1990 explica cómo seis personas en un hotel estuvieron "dialogando durante 30 minutos sobre el sindicalismo en el Cuerpo".
Para quienes redactaron estos documentos, la justificación para estas actuaciones pasaba por considerar el asociacionismo como una "agresión contra la sustancia esencial de la institución que emplea todas las técnicas y procedimientos de los movimientos subversivos y que alcanza, en este momento, cotas de alto peligro toda vez que los mecanismos de autodefensa del Cuerpo están casi inermes".
Todo ello a pesar de que algunos de los mandos habían manifestado poco antes del comienzo de la operación Columna que, "mientras no se corrijan las causas de fondo que motivan el movimiento sindical clandestino", éste se reactivaría "periódicamente".
Resultados
En mayo de 1990, 10 de los "miembros más destacados" del asociacionismo según los responsables de la operación Columna se encontraban en prisión preventiva, procesados o cumpliendo arresto. Se apuntaba además que "todas las escuchas, en mayor o menor grado, están dando fruto, y las cintas con sus transcripciones se están entregando, regularmente, en los distintos juzgados".
Y de nuevo en febrero del siguiente año se afirmaba que a raíz de la operación Columna "se han desarticulado, por detención de sus cabecillas", los comités del SUGC en quince zonas, entre ellas Sevilla, Barcelona o Gijón.
En 19 de junio de 1991 se decidía "dar por concluida la operación Columna" pero se abrían"otras cuatro operaciones parciales".
Los documentos de la Operación columna han sido entregados por Luis Roldán a nuestro Presidente José Piñeiro, Exdirector General arrepentido por la cantidad de ilegalidades que cometió contra los derechos humanos por orden de la superioridad.
La Operación Columna, la otra cara de la moneda de la democracia de Felipe González, la forma de proceder Nazi contra los derechos humanos.
De los inicios de la operación Columna deja constancia un documento interno de mayo de 1989 donde se afirmaba que una vez acometida la "obtención y acopio de información" acerca del"movimiento sindical clandestino", había llegado el momento de "abordar la fase operativa de su desarticulación".
"El movimiento afecta a todas las zonas del cuerpo, y se encuentra en un periodo de fuerte actividad expansiva", recalca el informe. Para atajarlo, se iba a poner en marcha "un dispositivo operativo especial que, en tanto dure la fase de desarticulación, se encargue con exclusividad absoluta y con relevo de cualquier otra responsabilidad de la dirección, coordinación e impulsión de la misma". Este dispositivo contaría con un mando y dos "órganos", uno "de apoyo a la obtención" y otro "de apoyo a la elaboración".
El significado del término "elaboración" queda más claro en otro documento, del mes de agosto del mismo año. "Como quiera que la tipificación plena y absoluta del delito de sedición militar resulta a veces difícil de conseguir", se fijaban unos objetivos para la "obtención de una prueba irrefutable" contra los agentes sospechosos. Entre esos objetivos figuraba por ejemplo el de "conseguir la convocatoria de una reunión del Comité Nacional del SUGC, a la que asistan todos los dirigentes de los comités provinciales (entre 10 y 20 personas) procediendo a la detención de los mismos cuando se esté celebrando".
"Se deben incluir en las peticiones los teléfonos de aquellas dependencias oficiales desde las que, se sabe o presume, contactan los sospechosos cuando se encuentran de servicio y los deaquellas otras personas, familiares o no, que emplean para sus comunicaciones orgánicas", sigue recogiendo este documento interno de agosto de 1989.
Y el supuesto espionaje no era sólo telefónico: una nota de junio de 1990 explica cómo seis personas en un hotel estuvieron "dialogando durante 30 minutos sobre el sindicalismo en el Cuerpo".
Para quienes redactaron estos documentos, la justificación para estas actuaciones pasaba por considerar el asociacionismo como una "agresión contra la sustancia esencial de la institución que emplea todas las técnicas y procedimientos de los movimientos subversivos y que alcanza, en este momento, cotas de alto peligro toda vez que los mecanismos de autodefensa del Cuerpo están casi inermes".
Todo ello a pesar de que algunos de los mandos habían manifestado poco antes del comienzo de la operación Columna que, "mientras no se corrijan las causas de fondo que motivan el movimiento sindical clandestino", éste se reactivaría "periódicamente".
Resultados
En mayo de 1990, 10 de los "miembros más destacados" del asociacionismo según los responsables de la operación Columna se encontraban en prisión preventiva, procesados o cumpliendo arresto. Se apuntaba además que "todas las escuchas, en mayor o menor grado, están dando fruto, y las cintas con sus transcripciones se están entregando, regularmente, en los distintos juzgados".