Etarras que desde hace años se ocultaban en México tratan de eludir la acción de la Policía y se están desplazando a Venezuela en busca del cobijo del régimen chavista. Desde el Ministerio del Interior, dentro de su plan de asfixiar las vías de oxígeno a la banda, se quiere poner cuanto antes freno al camino tomado por Venezuela de convertirse en la gran reserva de ETA en Suramérica. Por ello, ha considerado estratégico que los representantes de Interior en Caracas sean especialistas en terrorismo etarra. La Guardia Civil ya ha enviado a un comandante, que desempeña el cargo de agregado, mientras que la Policía aún tiene pendiente la designación del comisario que ejercerá de consejero. Hechos como el regreso del histórico pistolero Lorenzo Ayestarán, detenido recientemente en Francia junto a Ibón Gogeaskoetxea, procedente de Venezuela, ha acelerado el interés de España por extender las investigaciones a la retaguardia caribeña.
Los expertos en la lucha antiterrorista consultados por ABC estiman que actualmente se ocultan en México unos cincuenta etarras, cifra sensiblemente inferior a la de los 250 contabilizada a mediados de la década de los 90. Aunque con altibajos, las autoridades mexicanas han mantenido una colaboración antiterrorista con España aceptable. Fruto de ello, el 18 de julio de 2002 se desmanteló una estructura logístico-financiera -sus integrantes fueron luego extraditados a España- que la banda había montado en el país centroamericano para reforzar desde México su «aparato de logística». De hecho, de allí procedían la mayoría de los temporizadores que hasta esa fecha usaban los «comandos».
En la actualidad, los etarras ocultos en México no quieren sorpresas y consideran que se encontrarán más seguros bajo el manto protector de Chávez, a cuyo amparo residen de manera «oficial» una treintena de terroristas.
¿Por qué Venezuela lleva camino de convertirse en la «tierra prometida» de ETA? Por varios motivos. El primero, porque los etarras que tras la ruptura de las conversaciones de Argel, en 1989, fueron deportados allí a petición del Ejecutivo de Felipe González no sólo han residido con la máxima impunidad, sino que, al igual que los enviados a Uruguay, incluso montaron prósperos negocios. Algunos, como Arturo Cubillas, puso a su restaurante el nombre de «Oker», el mismo del comando al que pertenecía cuando asesinó a tres personas. Cubillas se convirtió en asesor del gobierno chavista. Otros cuatro pistoleros, Ángel Aldana, Jesús Urteaga, Eugenio Barrutiabengoa y Lorenzo Ayestarán estuvieron a punto de beneficiarse con la nacionalidad venezolana, pese a que suman en su haber 40 asesinatos. Ello para impedir su extradición a España. La polémica suscitada y las quejas del Gobierno español desbarataron el escándalo.
Reducto etarra
Había terreno propicio desde hace tiempo, pero la «ONG de ETA»; esto es, Askapena, se ha dedicado en los últimos años a abonarlo para asentar en territorio venezolano lo que podría ser el último reducto de la reserva etarra. Periódicamente, «brigadistas» de Askapena viajan a Venezuela donde son recibidos por elementos de la Coordinadora Simón Bolívar que les prestan la logística necesaria para que campen a sus anchas. Así, en tierras caribeñas, los «voluntarios» del MLNV defienden la perversa teoría de una ETA «buena» que se enfrenta a un gobierno «opresor» para «liberar a Euskal Herria». Se trata de enaltecer a los terroristas, justificar sus crímenes, culpar al Gobierno español de la no resolución del «conflicto vasco», de tal forma que se prepara el camino para que los «taldes de reserva» se instalen en Venezuela con el visto bueno, no sólo del régimen chavista, sino también de un amplio sector de la sociedad. Para reivindicar la presunta «voluntad negociadora» de ETA en contraste con el «inmovilismo» del Ejecutivo, los «partidistas» se están dedicando a divulgar la ponencia «zutik Euskal Herria», que recoge la supuesta «apuesta por las vías exclusivamente políticas» de Batasuna
De esta forma, los expertos consultados consideran que si no se ponen los medios de inmediato, Venezuela podría pasar de ser «retaguardia» para los etarras más o menos descolgados de la actividad terrorista, a asentamiento para los «taldes de reserva». Esto es, que se convierta en una base de reciclaje adonde acuden los pistoleros quemados para, pasado un tiempo, reincorporarse bien a la dirección de ETA, bien a sus «comandos».
Un secuestro
El desplazamiento de Ayestarán desde Venezuela a Francia, donde fue detenido el pasado mes de marzo junto al jefe del «aparato militar» Ibón Gogeaskoetxea avalan los augurios más inquietantes. Ayestarán era uno de los terroristas a los que Chávez quería blindar con la nacionalidad venezolana.
Según las primeras investigaciones, iba a formar un nuevo «comando» para perpetrar en España un secuestro. Hasta ahora, la mayoría de los veteranos etarras replegados en los diferentes países de América han respondido con un «sí» a la petición de ETA para reengancharse