Cuatro pasos para triturar el decreto
La reforma laboral ya está en vigor desde que el pasado jueves salió publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), un broche oficial que no le salvará de un importante lavado de cara en su paso por el Congreso de los Diputados.
El resto de grupos políticos están ansiosos por incorporar su sello propio a un decreto abocado a acabar triturado. ¿Por qué sucederá esto? Hay cuatro razones.
Es el caso de Antonio Gutiérrez, ex secretario general de CCOO, que finalmente se abstuvo en la votación, desmarcándose de sus compañeros de filas. Cabe recordar que las dos centrales sindicales consideran la reforma “lesiva” para el trabajador, y Gutiérrez ha preferido votar conforme a ese principio. Ahora, sus compañeros del izquierda le desean que reciba la corrección que merece.
En concreto, CiU aspira a concretar las causas económicas del despido para que de verdad las empresas en apuros financieros puedan despedir con 20 días por año de indemnización. Sobre la mesa, ya tienen varias propuestas, una sugerida por los autónomos de la Federación ATA, que pide allanar el despido objetivo a las pequeñas empresas de menos de seis trabajadores que prueben resultados económicos negativos del 15% o una disminución del 25% de sus ingresos durante seis meses.
El Ejecutivo ha hecho cálculos: prevé que su decreto laboral –tal y como está ahora– favorecerá a 8 millones de personas (parados y temporales), a la vez que mantendrá intocables los derechos de 11,5 millones de trabajadores con contrato estable. Si esto se cumple, prácticamente el 60% de la fuerza laboral se quedará al margen de la revolucionaria reforma laboral. Y precisamente son las capas blindadas con un despido de 45 días y pocos visos de perder su empleo