Zapatero en la entrevista concedida a TVE.
Reseña al libro "El maquiavelo de León", de García Abad
Zapatero, santón milagrero
El Maquiavelo de León es, en realidad, de Valladolid
Alfonso De la Vega, 05 de abril de 2010 a las 17:47
Un libro que, como la añorada La Codorniz, hace temblar después de haber reído
José García Abad acaba de publicar un texto que ya va por la cuarta edición y que pretende explicar cómo es realmente Zapatero. "El maquiavelo de León" es un libro inteligentemente hagiográfico sobre este santón milagrero, (“motivos para creer”), de mirada de ofidio, a añadir al imaginario o santoral laico de las “repugnantes zurdas españolas”, como las llamaba el poeta republicano Antonio Machado, y escrito por un admirador, o al menos, por un progre sexagenario, cosa que tiene su mérito.
El primer rasgo de este supuesto maquiavelo de León es que si no se sabe bien si es Maquiavelo, sí en cambio, que no es de León, sino de Valladolid.
Ni tampoco, como se afirma con escaso rigor, Zapatero es “el segundo presidente socialista de la historia de España”, olvidando a ilustres antecesores tenebrosos como Largo Caballero o Negrín.
García Abad, que no es Valle Inclán en la Corte de los milagros, pretende situarse en una falsa tercera vía: "Zapatero no es el Bambi con el que se le designó inicialmente, pero tampoco el lobo disfrazado de ciervo que pretenden sus adversarios". Así, lo de que “la enigmática sonrisa de Zapatero transmite ingenuidad o bonhomía” también es opinable. Muy opinable.
Menos opinable, en el Capítulo VII, “Tres o Cuatro Principios”, (modernidad, cambio generacional, regeneracionismo, republicanismo cívico, primer presidente socialista de la historia de España ...) lo de ser un impostor. Pero eso va de suyo siendo de la PSOE, el gran partido de la actual plutocracia española. En las divinas palabras de Botín, el superpoderoso sponsor del juez Garzón, (página 208): “Tú eres el gran presidente que necesitábamos. ¿Para qué necesitas un ministro de Economía?”
Más que el maquiavelo acaso debería decir, el pícaro, porque su biografía parece sacada del género picaresco español en el perenne Monipodio nacional. Nada que envidiar en lo descrito, salvo por el volumen del botín, a las aventuras de Rinconete y Cortadillo, el Buscón, La Niña de los embustes, el Bachiller Trapaza u otros personajes de nuestro imaginario político social.
Acaso en coherencia con el personaje retratado el libro es flojo desde el punto de vista teórico. Más bien es una colección de cotilleos y anécdotas de interés variado en relación con el personaje y sus allegados, que sin embargo, sirven para hacernos reflexionar sobre el estado de nuestra monarquía que tiene a un personaje como Zapatero de Primer ministro de Su Majestad, gracias al fino sentido del humor negro de muchos de sus súbditos y al apoyo de la oligarquía patria.
Más recomendable para entender lo que ocurre, en lo poético, acaso sea repasar El Paraíso perdido de John Milton, o en abstracto, La Escuela de Mandarines de Miguel Espinosa: “Yo divido a los hombres en rebeldes y aprovechados; los primeros hallan el ser bueno en la Ética; los segundos, en la ocasión de colaborar con la Feliz Gobernación. Palabras y palabras configuran discursos; parabienes y parabienes, relaciones. Ambos con intereses y negocios pergeñan una casta gobernante”.
El capítulo VI, “El día que Zapatero se la juró a Cebrián”, dedicado a sus relaciones con PRISA ofrece datos interesantes, pero parciales en lo que se refiere a su propia cadena.
El mayor interés del libro para este comentarista es que pasa revista al estado actual de nuestro Monipodio patrio. Tan impune y satisfecho de sí que ni siquiera se molesta ya en disimular sus vergüenzas.
Así, el mangoneo de nuestra muy heroica oligarquía pidiendo humildemente el placet al gobierno para hacer ciertos negocietes arrebatacapas relacionados más con el agio que con la creación de riqueza.
- Digna de recuerdo es la intervención de Su Majestad para apoyar a su amigo y colega Putin en sus pretensiones de controlar Repsol, (página 263): “Estas condiciones vetarían la entrada de Lukoil. Sin embargo, el Rey de España está empeñado en quedar bien con Putin, que le facilita magníficas cacerías rusas y le pide a Zapatero que autorice la entrada en la compañía de un país tan amistoso, y el presidente cambia de opinión y cede en su ambición de conseguir campeones nacionales. Al final, como se ha señalado, la operación se frustró porque los rusos no están dispuestos a pagar lo que exige el murciano” (se refiere a Del Rivero).
Se recogen datos increíbles como que el patrimonio oficial de Zapatero declarado sea de 37.528 euros en bienes inmuebles (página 310). El último capítulo del texto, titulado "Después de Zapatero, ¿qué?", nos deja con las dudas, aunque nos parece que, si esto sigue así, no van a quedar ni las raspas.
En resumen, un libro que, como la añorada La Codorniz, hace temblar después de haber reído. Fte Periodista digital.