sponsor

Cambiar tamaño del texto


Sports

Tamaño del texto: 10 12 14 16 18



Durante la época de vacas gordas, el sector bancario europeo y español prestó con alegría a países como España, Portugal, Grecia y países del Este. Créditos fáciles a los estados y especialmente, al sector privado, financiando así la especulación bursátil y bancaria, que alimentaba a su vez las burbujas inmobiliarias y empresarial. De hecho, de toda la deuda española, alrededor de 5 billones, sólo una quinta parte es propiamente deuda pública. El resto, lo que nos quieren convertir en deuda soberana, es deuda privada. El timo de la estampita, una estafa a todos los españoles.
Cuando en agosto del año pasado PP y PSOE, con el apoyo de otros grupos y a las tres de la madrugada, pactaron una reforma de la Constitución que prioriza el pago de la deuda antes que el cumplimiento de las obligaciones sociales del Estado para con los ciudadanos, lo que estaban haciendo era garantizar a los acreedores de la deuda privada que los españoles pagaríamos lo que los bancos no quieren o no pueden pagar. Los acreedores, representados por la Troika, exigen garantías en la reducción del gasto público para garantizarse el cobro. Y como Rajoy, y la mayor parte del arco parlamentario, no están dispuestos a recortar pesebreras políticas ni a encarrilar el fraude fiscal importante o los privilegios de las grandes sociedades o de las Sicav, están recortando de dónde nos duele a todos menos a los privilegiados: la casta política y el sector financiero. Al fin y al cabo, la política económica está para decidir quién pierde y quién gana. Y con las medidas tomadas, perdemos todos los ciudadanos (pérdida de prestaciones, bajada de salarios, pérdida de servicios, subida de impuestos) mientras que no se ha desmontado ni uno solo de los chiringuitos políticos y se está asumiendo la deuda de los bancos y de las grandes corporaciones como deuda pública. Una deuda que además de ilegítima es impagable aunque estemos cinco generaciones a pan y cebolla.
Como resultado del proyecto de Unión Monetaria, con el Tratado de Maastrich, se prohibió a los gobiernos nacionales endeudarse con sus bancos centrales a un coste próximo a cero, y se les obligó a recurrir a la banca privada. Esto, además de encarecer innecesariamente el coste de la deuda, dejó a los Estados al pairo de las agencias de calificación al servicio de grupos financieros, que han convertido la soberanía nacional en una falacia y han ninguneado la voluntad democrática. El Banco Central Europeo tiene como objetivo único el control de la inflacción, a diferencia de la Reserva Federal estadounidense, que añade como objetivo igualmente importante, la creación de empleo. Esto explica porqué las medidas impuestas por la Troika en Grecia sólo van dirigidas a garantizar el cobro de la deuda, sin importar que el pueblo griego sufra un deterioro gravísimo en sus condiciones de vida durante generaciones. Y lo que es peor, sin previsión de final. Las medidas de recortes en salarios, pensiones y servicios están deteriorando todavía mas el consumo y la actividad productiva, por lo que el endeudamiento se agranda a mayor interés, en una espiral que lo único que conlleva es la mayor transferencia de dinero público a manos privadas de la historia. Esto, cuando yo era mas joven, se llamaba lucha de clases, aunque los actualmente autodenominados progresistas no quieran reconocerlo y anden perdidos en confusión de identidades.
El último ejemplo lo tenemos en los decretos del Gobierno, que van a permitir al Banco de España vender bancos reflotados con dinero público sin subasta (es decir, otra versión de “regalarlo a los amigos”) o la pasividad para que los titulares de preferentes recuperen el valor de la inversión (aunque con las elecciones gallegas a la vista, harán algún gesto a la galería).
En conclusión, no pueden seguir mintiéndonos diciendo que los recortes son por nuestro bien, para salir de la crisis. Los recortes son para garantizar el cobro de la deuda, mayoritariamente privada; a los bancos acreedores les damos igual como pueblo y como país, sólo quieren cobrar. Y Rajoy nos recorta a todos porque no quiere recortar donde les dolería a los políticos.
Para salir de la crisis hacen falta, en mi opinión y en la de otros mas cualificados, medidas “revolucionarias”, si por tal se entienden medidas contrarias al timo que nos quieren hacer tragar: negarse a socializar la deuda, auditarla para exigir responsabilidades políticas, económicas y penales, recortar de aquello que no está al servicio de los ciudadanos sino de los partidos y la casta político-financiera, exigir que el Estado anteponga los derechos sociales y económicos de los ciudadanos a los intereses especulativos de los mercados, y muy probablemente, plantearse la salida del euro. La Auditoría puede convertirse en un arma de gran utilidad para mostrar los procesos ilegítimos de endeudamiento, así como para legitimar decisiones soberanas de repudio o renegociación de la deuda.
Nos empobreceremos, si. También aceptando las exigencias de la Troika va a ocurrir. La diferencia será que tendremos instrumentos que permitirán una recuperación mas rápida de la actividad económica. Las recetas de la Troika están probadas y fracasadas, vemos lo que nos espera. No perdemos ya nada.
Criterio Liberal. Diario de opinión Libre.

Fashion