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Pedro Arias: “Somos los progresistas; quién iba a decir que los de izquierdas son hoy los reaccionarios”

“Sigo una política de provocación, a veces hablo gallego y otras castellano para ejercer el bilingüismo liberal”

XABIER R. BLANCO

Como todo el mundo tiene algo de heraclitiano, Pedro Arias (A Coruña, 1949) es también un ser cambiante. Militó en el PC, fue concejal independiente en A Coruña con el PSOE de Francisco Vázquez, perteneció al movimiento naturista Tetiñas Free y hoy es diputado por el PP. Profesor de Economía, articulista, autor de un puñado de libros, entre ellos uno sobre el impacto económico del Prestige, polémico siempre, Pedro Arias tira con compadreo de Marx, Sartre, Hume... para apuntalar sus argumentos. En el estudio de su casa en Culleredo (A Coruña) se almacenan millares de libros a los que recurre para responder a cada preguntas. Es Pedro Arias al natural, siempre a calzón quitado.

¿Cuando Feijóo le ofreció ir de segundo en las listas por A Coruña, pensó que su papel iba a ser el que está desempeñando?

Sí, porque estoy haciendo lo mismo que hacía antes de las elecciones, además de las intervenciones parlamentarias, que es trabajar en las ideas, los diagnósticos y la naturaleza de la crisis... Soy vicepresidente de la comisión de Educación y portavoz de Industria y Energía, y para cualquier cosa concreta necesitas una visión global. No se puede hacer nada especializado sin la visión de conjunto. No se puede entender la industria si no se entiende la política monetaria y la crisis, incluso la crisis moral. Yo empecé hace años con las directrices del territorio, hice este libro del Prestige, otro libro sobre la economía de todas las comunidades autónomas. Lo global y lo particular está interrelacionado y no se puede tener más a priori que la modestia y la cautela. El único a priori es el estilo, como el de las grandes personalidades.

En los mentideros periodísticos se decía que usted incluso podría votar en contra de la investidura de Feijóo por no haberle dado una consellería...

Si Feijóo tuvo confianza desde que volvió a Galicia en el 2003, no entiendo una relación con él que no salga de la confianza. No sé de dónde salieron esas cosas.

¿No aspiraba a ser conselleiro?

No. Lo que quiero es ser útil. Tengo necesidad de sentirme útil. La utilidad es fundamentalmente, por parte de la oferta, trabajar mucho y tener algo que aportar. Me siento muy respetado y muy considerado tanto por la consellería para la que trabajo que es Economía e Industria, mi área, como también por mis compañeros que me ponen epítetos muy cariñosos como “El Profesor”.

¿Cómo le pidió Feijóo que formase parte de esa lista?

Al volver Feijóo fue nombrado conselleiro de Ordenación del Territorio y como yo durante bastantes años había enseñado Economía Regional y Urbana y había hecho muchos planes de urbanismo y llevado su comunicación, pues tuve una entrevista con él y sintonizamos sobre cómo tenían que ser las directrices. Yo dirigí esa fase final de las directrices que fueron aprobadas, que luego fusiló prácticamente el bipartito y cuyo espíritu han quedado en estas últimas. Así comencé a colaborar con Feijóo. Vi que era una persona que tenía una nueva visión política, más completa, una concepción más de postmodernidad.

¿Más completa que la visión política de Fraga?

Políticamente sí. Fraga tenía un modelo político más del realpolitik, de su tiempo. Fraga pudo haber llevado la Transición con su teoría de las clases medias, con mucho peso cultural, incluso político-ideológico, porque era profesor de Ciencia Política, pero cuando eligieron a Suárez de alguna manera tuvo que hacer carrera forzado por esa circunstancia. Y después aquí hizo básicamente una teoría de desarrollo de Galicia en clave de poder, más bien de realpolitik. Feijóo es más plástico, más polivalente en ese sentido. Tiene en consideración aspectos como la comunicación. Fraga, con el que tuve la oportunidad de comer un par de veces, es un conversador inigualable.

Durante la campaña electoral llamó subnormal al ministro Miguel Sebastián. ¿Se arrepiente?

No lo llamé así, dije que su política era de subnormalidad. Yo también he aprendido, después de ser colaborador en muchos periódicos e incluso profesor de Master, que cuando entras en la política tienes que cuidarte mucho más porque te van a deformar lo que dices y algunos incluso activamente y a conciencia. Uno de los fallos del periodismo actual es que son poco escrupulosos no solo con lo que dice la gente sino con lo que quiere decir. Yo critiqué una política que era de cantonalismo, neoproteccionista, una política ciega, no a él. Además siempre tuve la concepción de que era un ministro muy por debajo de las necesidades y se ha visto ahora con todo el tema energético. Su gestión es deplorable. Creo que me anticipé bastante, ¿no? Particularmente estuve muy acertado.

En cambio dio la impresión de que a partir de ese desliz usted pasó a un segundo plano. Los hombres fuertes en Economía iban a ser usted, Luis Carrera Pássaro y Pedro Puy. Parece que solo Pedro Puy continúa firme...

No persigo estar en los escenarios. No es mi papel tampoco. Una cosa es ganar votos en una campaña electoral y otra trabajar una vez que se haya ganado. He sido ponente de la ley eólica. A mí se me ha levantado todo el grupo del BNG porque defiendo activamente la libertad de expresión en el Parlamento. Siempre hablo gallego y castellano. Prácticamente no me dejan hablar, soy de los parlamentarios más polémicos y creo que es un problema de los comunicadores, que no reflejan a veces la realidad que ocurre en el Parlamento. Y no se puede hacer ninguna crítica a los periódicos porque son el cuarto poder. Una de las causas de la crisis de los medios es que no están siendo suficientemente autocríticos, incluso para reflejar incluso la política. Yo los estoy viendo poco profundos.

Explique qué está haciendo Feijóo para combatir la crisis. Prometió que en 45 días acabaría con el paro y Galicia es la comunidad en la que más ha subido.

Independientemente de las cosas de la campaña electoral, Feijóo dijo básicamente que iba a tomar medidas en la línea correcta contra la crisis y creo que lo ha hecho. Lo primero que hizo fue reducir el número de consellerías y aplicar voluntariamente, dentro de su alcance, una política de austeridad. Nosotros nunca negamos la crisis. Dijimos que íbamos a bajar impuestos en la medida de lo posible y no hemos subido la presión fiscal. No hemos esperado a que el Banco Central Europeo y los poderes europeos obligasen al PSOE y al Bloque, que estuvo apoyando activamente a Zapatero durante estos años. No hemos estado en una política de endeudamiento y de gasto público desmesurados. Hemos reducido los presupuestos, cambiando partidas fundamentalmente a las cosas sociales. Nosotros nos hemos enfrentado incluso a las empresas farmacéuticas. Somos los progresistas objetivamente, mientras que hoy los reaccionarios, quién lo iba a decir, son los de la izquierda. El Bloque en este caso nos apoya, pero el PSOE defendiendo a la industria farmacéutica... Quién te ha visto y quién te ve...

Sin embargo sube el paro...

Vamos a interpretar los datos, que es la clave fundamental. No se puede entender Galicia desde el cantonalismo mental. Galicia está influida por la política monetaria del Estado, del Banco Central Europeo y por los problemas heredados. Es verdad que en un Estado con distintos niveles de gobierno es difícil identificar con precisión quién es responsable de cada cosa, pero cuando entramos el bipartito había dejado un saldo cero en empleo, aumentando el paro. El incremento en el número de empleos que se dejó en el 2005, con arcas saneadas, hasta que el PP vuelve a coger la Xunta en 2009, fue cero. Ahora hay que pagar un montón de miles de millones de euros que dejaron de endeudamiento y excesos de gastos. Es la realidad. Tenemos que pagar 500 millones de euros durante cinco años de los gastos excesivos que presupuestaron mal tanto los socialistas de aquí como los de España, apoyados por el Bloque. El Estado está haciendo ahora una política de austeridad impuesta, que es la gran diferencia. Este de la ceja nos ha endeudado hasta las cejas. El modelo Zapatero-Solbes fue artificio puro, oportunismo económico. Zapatero y la izquierda están teniendo en la crisis su Prestige, con una gran diferencia: el PP gestionó económica y marítimamente bien el Prestige y mal mediáticamente. Hoy gestionar mediáticamente mal un problema es pecado mortal en política. El error del Prestige fue negar el riesgo potencial. Había que decir que Zapatones estaba con la gente cuando había un problema, que era verdad. A Fraga le asesoraron mal, lo convencieron de que fuera de cacería y resultó un error fatal. Zapatero tenía que manejar de otra manera la crisis, reconociéndola, interpretándola, si se quiere, a su manera.

En su libro sobre el ‘Prestige’ sostiene que la catástrofe ha sido beneficiosa para Galicia...

Eso es lo que dice el Bloque que digo yo pero ahí está el libro. Lo que digo es que no hubo una catástrofe económica. Es muy importante que la sociedad teste la veracidad de sus posiciones y criterios ideológicos personales. No hubo esa gran crisis, hubo costes, pero parte de ellos los pagó el conjunto del Estado, con lo cual no hemos tenido una catástrofe económica gracias a que Salvamento es competencia de todo el Estado. Las ayudas y la subida del precio del pescado impidieron que hubiera esa catástrofe. Había que explicarlo. La honestidad es entrar en las polémicas. Hay que ser polémico por coherencia con la verdad. La competencia, ideológica, de pensamiento, de empresas, de personas, es la partera de la ciencia, de la historia democrática. El error de los totalitarismos es no darse cuenta de que tu competidor es tu mejor amigo porque te hace ser mejor. Aquí parece que el listo es el que busca monopolios, el que censura y el que procura que sus medios no pongan lo que dicen los demás. Eso es nefasto para los medios, que no ejercen el pluralismo competitivo; nefasto para los políticos, que bajan el nivel y su capacidad; nefasto para los demás, porque una democracia no puede funcionar sin ética.

Ya que habla de censura, muchos expertos coinciden en que los medios gallegos están escorados hacia lo que diga la Xunta por la perversión de las subvenciones. ¿Comparte este juicio?

Es cierto. Usted apunta algo y es: los medios por lo general evitan enfrentarse al poder. Tienen problemas, les ha afectado la crisis, tienen problemas de identidad en esta época de internet y de cambio... Aquí también tenemos un bigobierno, un doble nivel de influencia. El poder procura que los medios reflejen lo que dicen, pero también está la Administración central con muchísima capacidad e influencia y cada ayuntamiento... Hay algunos, como Xornal digital desde 1999 y ahora en pape1, que están en una situación... Eso les da frescura. También es cierto que tiene las carencias de no competir en igualdad de condiciones. A veces la gente, como en otros tiempos, tiene que estar leyendo entre líneas. Estamos viviendo en una sociedad de la decepción y muchos directores, periodistas y dueños de medios se están equivocando.

¿Bailándole el agua al Gobierno?

Sí, creo que sería necesario una relación mucho más franca. Si alguien hace una inversión, las subvenciones tendrían que ser para todos sin discriminación. Necesitamos la prensa, sobre todo la prensa escrita, más que nunca. La gente necesita interpretación, necesita saber y conocer opiniones solventes. Seguimos viviendo en la Galaxia Gutemberg, necesitamos la Galaxia Gutemberg. Es muy bonita la epatancia de House, guión puro y duro, pero a mis estudiantes siempre les digo: “Tenéis que leer como locos. Es la libertad”. La representación del mundo no es un folleto. En Galicia hay una sobreabundancia de genios que no salen. Parece que tenemos un pueblo pantagruélico, de comedores y no es así.

Mencionó la importancia de la polémica y en el Parlamento fueron sonadas varias salidas de tono suyas como decir aquello del médico y las enfermeras cañón. Hasta la presidenta Pilar Rojo le tiró de las orejas. ¿No entienden su humor, es un provocador o padece de verborrea?

Hombre, yo tendré que decir algo bueno de mí mismo porque masoquista tampoco lo soy. Normalmente cuando salgo al Parlamento no me gusta tener intervenciones banales. Nos pagan para que entremos en los grandes debates. Y cuando hago una crítica a la totalidad de la política de la izquierda que está generando cuatro millones de parados, la izquierda me abronca sistemáticamente, no me deja hablar. Como nosotros tenemos mayoría, a veces la presidenta del Parlamento es un poco condescendiente y a mí ni me dejan hablar. Entonces con Modesto Pose, que es médico, criticandole el buenismo que hacen le saqué una polémica epatante: “Si ustedes le prometen a los enfermos buenismos, enfermeras cañón...” Como no me pueden rebatir porque no hay parlamentarios en la oposición que sepan teoría monetaria, porque además de llenar este país de pufos no entienden la naturaleza de las salidas, me abroncan para no dejarme hablar. Yo sigo una política de provocación. A veces hablo en gallego y otras en castellano para ejercer el bilingüismo liberal. Los del Bloque se me levantan, otros me sacan pancartas...A veces tienen un exceso ideológico que les impide estar a la altura de sus propios electores.

¿De ellos mismos también?

También. No son lo que eran. La izquierda no es lo que era. Cuando los tratas uno a uno te preguntas cómo es posible porque en el Parlamento no hay nadie incompetente. Nadie está allí puesto por el ayuntamiento. La ideología y la línea que está siguiendo la izquierda es una fábrica de mediocres.

¿Por qué no habla siempre en gallego en el Parlamento? ¿Se apuntará al curso que van a impartir para los diputados?

Yo hablo el 50% en gallego. Hago una primera intervención en un idioma y la segunda en el otro. A mí me gusta el gallego. Cuando empecé de profesor, en los primeros 70, di clase en gallego porque estaba perseguido. Yo me arriesgué y también he escrito mucho en gallego. Había que militar porque estaba perseguido. Pero cualquier cosa que se imponga o todas las políticas de apoyo diferencial son un error total. Se aprende aquello que sale de la motivación personal. Como decía Hume, la razón es la esclava de la pasión. Necesitas la indignidad apasionada para querer una cosa o la ambición de conocimiento. Si el gallego te lo imponen, pues ya lo hemos visto... La cultura de la queja ha sido un desastre total. La gente tiene que reivindicar la gran cultura en gallego y en castellano.

Dice que la cultura de la queja ha sido un desastre, pero escuchando sus propias intervenciones y las de Feijóo la culpa de todo la tiene Zapatero.

Es que la culpa fundamental la tiene, no se está buscando un enemigo permanente por no tener capacidad de discurso. Si dice que no hay crisis y tira el dinero en el Plan E pues, ¿qué vas a decir? Y ahí tienes los presupuestos hasta que lo llamó Obama y le dijo que tenía que cambiar.

¿Es serio haber militado el Partido Comunista, ser concejal en A Coruña por elPSOE y ahora diputado por el PP?

Tengo 60 años y la vida es larga, pero hay una línea de continuidad. Entro en el PC cuando llego a la Universidad en el 68. Era cristiano y comunista. Me eduqué cinco años en las monjas de Atocha y luego en los Salesianos. Les estoy muy agradecido porque además fui becario y nunca paqué. Sigo teniendo mis creencias como esa democracia radical que mamé en los colegios y te da el cristianismo. En la Universidad ves que hay razón para militar en el PC porque eran los más sacrificados y los más perseguidos. Para un cristiano son las catacumbas de nuevo. Tengo una propensión positiva o un favoritismos inicial, conjetural, respecto a los perseguidos. Defendíamos el cristianismo puro aplicado a la política, la libertad. Creer es comprometerse y fue lo que hice. Fui también de los fundadores de CC OO y así conocí Galicia, estudiando empresas. Esa época fue extraordinaria, pero cuando llega la democracia viene Carrillo, empieza a echar gente, y me voy. No se está en una organización para burocratizarla. Luego me dediqué a escribir, ganar unos premios importantes para mi currículum y en las elecciones municipales Francisco Vázquezme invita como independiente para ocuparme de Hacienda porque había estado trabajando en la elaboración del plan de urbanismo, que era muy ilustrado: se inventó el paseo marítimo, grandes plazas y se aprobó en el 82 por unanimidad. Teníamos una ciudad de bulevares, ilustrada, abierta como los coruñeses. Yo ayudé a ganar las elecciones municipales por mayoría absoluta en el año 83, me nombraron concejal de Hacienda, pero Francisco Vázquez se dedicó a cambiar radicalmente el programa
electoral. No era el pacto moral.

Y se fue...

Me fui estando en el poder por criterios morales. ¿A ver quién hace lo que hice yo? Se cambió el plan de urbanismo, se empezaron a dar los aparcamientos subterráneos a una sola empresa sin un mínimo concurso, sin tener en cuenta a los empresarios de A Coruña; se empezaron a meter superficies comerciales facilitando la entrada en terrenos públicos y me sacrifiqué. Lo dejé e hice recursos pagados de mi bolsillo para defender el patrimonio municipal. Dejé todo eso y con mi mujer creé empresas, escribí libros... Estuvo bien luchar por la democracia en el PC, no estaba bien volver atrás con el carrillismo por honestidad. Y hay que tener valor para empezar de nuevo y para irte. En estos últimos años han salido varios escándalos y se ha visto que no era por la ciudad, era por intereses personales.

Por lo que dice, ¿fue perjudicial Francisco Vázquez para A Coruña?

Francisco Vázquez perdió la oportunidad de ser un alcalde ilustrado. Creo que se abandonó al populismo y perdió la oportunidad de dejar la Ilustración en A Coruña.

¿Qué ha encontrado en el PP que no le hayan dado en los otros partidos?

A mí Feijóo me pareció que venía a renovar un proyecto que, vista la deriva que ha tenido la izquierda desde los 80, era bueno porque estaba introduciendo elementos liberales que me parecieron positivos. Es una militancia, dentro de la madurez, honesta. Lo único que te pide Feijóo es trabajo porque con él hay que trabajar de carajo, pero siempre valora las cosas. Creo que el PP ahora es competitivo. Fue importante ganar en Galicia. Fue un acierto ir con Feijóo porque él consiguió un cambio improbable. Fue un elemento fundamental de la crisis de Zapatero. Aquí, en Galicia, comenzó el cambio. Y yo, como otros, nos arriesgamos cuando no era fácil porque el bipartito perseguía a los disidentes como hicieron con mi libro del Prestige. No me dejaron ni publicarlo a mí. Ahora me llaman mercenario. Pero ya soy mayor como para que me pueda importar lo que dicen personas de poco fuste, desinformadas y de peor intención.

¿Irá en las listas con Negreira?

No, estoy dedicado al Parlamento y aquí [A Coruña] hay un equipo municipal magnífico

Cómo economista, ¿qué va a pasar con las cajas?

Tenemos Basilea III y la gran constatación ha sido que unas entidades cuya gestión económica está en manos de gente que no es accionista ni representante de los accionistas y gestionen bien o mal no les va a afectar a su patrimonio, pues se sabe que van a tener problemas porque no se tiene la sanción ni del acierto ni del fracaso. Se han equivocado mucho. El modelo del futuro, lo dice Basilea, es que se tienen que recapitalizar. Es muy probable que tengan que hacerlo con capital de inversores. Entiendo que tiene que irse a eso, van a necesitar gente que invierta con riesgo y el director de Xornal de Galicia, José Luis Gómez, está en el eje central en sus últimos artículos.

¿Habrá reforma del Estatuto esta legislatura?

Creo que no está en la prioridad. Particularmente pienso que no sirve para lo que la gente cree. Nuestra posición y la catalana es diferente porque ellos dan dinero al resto del Estado y nosotros lo recibimos. Si nosotros estamos recibiendo, ¿para qué queremos un nuevo Estatuto? Los demás no nos van a dar más porque lo haya. Es un error y una falta de realismo. ¿Alguien puede ser tan ingenuo y engañar a los gallegos?.

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