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EL PP Y LA IZQUIERDA SE DESMARCAN DE LA REFORMA DE LAS PENSIONES

Zapatero retrasará la edad de jubilación gracias a un acuerdo ‘trampa’ con CiU

Zapatero retrasará la edad de jubilación gracias a un acuerdo ‘trampa’ con CiU

Rodríguez Zapatero y la ministra de Defensa, Carme Chacón, conversan durante el pleno (EFE). @Alberto Mendoza/ José L. Lobo.-

Uno de los grandes consensos de los que podía presumir la sociedad española quedó ayer enterrado en el Congreso de los Diputados. La edad de jubilación se retrasará sin un acuerdo mayoritario de los grupos políticos, gracias a una artimaña parlamentaria que unió a PSOE, CiU, PNV y Coalición Canaria. Fuera quedaron el PP, UPyD y los partidos de izquierda. El Gobierno asegura sentirse así avalado por la Cámara Baja para aprobar el viernes su propia reforma de las pensiones, aunque será la primera vez que un cambio de esta envergadura se lleve a cabo sin el apoyo del primer partido de la oposición.

Los socialistas aprovecharon un voto particular de CiU al informe del Pacto de Toledo para, a través de una "corrección de errores", permitir que la edad de jubilación pueda retrasarse a los 67 años a partir de 2027. "Es una chapuza, lo han hecho por la puerta de atrás", lamentó a este diario el portavoz del PP en esta materia, Tomás Burgos. Los nacionalistas catalanes evitaron presentar una enmienda que tuviera que ser discutida y aceptada con el resto de partidos. En su lugar, idearon la artimaña parlamentaria de pedir permiso al presidente del Congreso, José Bono, para corregir su propio texto.

Pero en su propuesta no había ningún error tipográfico o técnico, sino urgencia por llegar a un acuerdo con el PSOE. Así, eliminado el término "voluntariedad" para el retraso de la jubilación, socialistas y nacionalistas despejaron el camino para que el Consejo de Ministros del próximo viernes apruebe la reforma de las pensiones que José Luis Rodríguez Zapatero lleva meses anunciando. La redacción final que salió del Congreso establece que "cualquier modificación de la edad legal de jubilación deberá ser progresiva, sin que ello afecte a quienes vayan a jubilarse en un futuro inmediato, y no debería realizarse de manera homogénea y forzosa para el conjunto de las personas".

Por ello, el ex ministro de Trabajo Jesús Caldera, recuperado ahora por Zapatero como negociador estrella, hablaba de "flexibilidad" y "gradualidad". El retraso no será de la noche a la mañana, y quienes hayan cotizado en torno a los 40 años o hayan trabajado en un sector especialmente duro y penoso podrán seguir retirándose a los 65. Los demás lo harán a los 67, aunque el principal partido de la oposición y la izquierda parlamentaria lo rechacen por completo.

"La recomendación del Pacto de Toledo es un acuerdo político, debe construirse con consenso, y no con un pacto con CiU como si se tratara de un mero proyecto de ley", criticó Burgos. "Sienta un mal precedente. Es un mensaje muy negativo de cara al exterior y a la sociead española", añadió el portavoz económico popular, Cristóbal Montoro. El PP se abstuvo en la votación de este punto y, como la izquerda, insiste en que no respaldará la obligatoriedad de la jubilación a los 67 años.

El resto del documento, elaborado con aportaciones de todos los grupos, sí contó con el respaldo del PP. El Gobierno consiguió proyectar así la imagen de que una amplia mayoría había aprobado el informe del Pacto de Toledo, y que el Congreso también avalaba los cambios en la edad de retiro. No obstante, la reforma, una vez concretada por el Ejecutivo, deberá regresar a la Cámara Baja, donde volverá a ponerse de manifiesto la división política y social que la caracteriza.

Sindicatos y patronal siguen negociando

Gaspar Llamazares, portavoz de IU, aseguró que se trataba de "un día triste para el Congreso" por la "recuperación de lo peor del capitalismo". "El recorte de las pensiones públicas va a ser brutal", añadió. Por su parte, Burgos condujo al PP hacia la izquierda para recriminar al Ejecutivo que se debe "reformar para mejorar, no para recortar", y advirtió que esta modificación significará un tijeretazo de un 20% sobre las pensiones futuras. Incluso desde el PNV, formación que finalmente se sumó a PSOE y CiU, Emilio Olabarría cargó contra Zapatero por hacer coincidir la reforma con otros recortes a los pensionistas.

Al margen del debate parlamentario, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, aseguró que la mesa de diálogo con patronal y sindicatos seguirá negociando incluso después de que el Gobierno apruebe el viernes el proyecto de reforma. Y no solo sobre pensiones, ya que la política industrial, energética, los convenios colectivos o las políticas activas de empleo continúan formando parte de la "recta final" de las conversaciones. "Se han empeñado en llegar a algún tipo de acuerdo, pero el problema será la contradicción entre los sindicatos, que dirán que han logrado frenar la reforma para no ir a la huelga, y el Gobierno, que se verá obligado a presentarlo en Europa como un cambio de calado", señalaron fuentes parlamentarias.

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