La vista respondió a las expectativas que había generado. Arnaldo Otegi, líder de la ilegalizada Batasuna, reiteró ayer su desmarque de ETA; defendió que el acto del 14 de noviembre de 2004 en el velódromo de Anoeta (San Sebastián) tenía como único objetivo presentar una propuesta de paz; aseguró que ésta le fue presentada dos días antes al entonces lehendakariJuan José Ibarretxe; sugirió que el PSOE “facilitó” que el acto se celebrara, y concluyó que lo que allí se dijo fue valorado de manera positiva por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Todo esto lo declaró ante el tribunal de la Audiencia Nacional que lo juzga desde ayer por un delito de enaltecimiento del terrorismo cometido en el acto de Anoeta, en el que la izquierda abertzale hizo pública por primera vez su apuesta por las vías exclusivamente políticas y democráticas, en lo que fue la antesala del frustrado proceso de paz de 2006. Todo esto, y algunas cosas más, aunque el magistrado Fernando García Nicolás, presidente del tribunal, no se anduvo por las ramas a la hora de interrumpirlo cuando intentó hacer un discurso político con algunas de sus respuestas.
Otegi entró en la sala con las manos esposadas a la espalda y custodiado por los policías. En el banco de acusados le esperaban los otros dos procesados en la causa: Joseba Permach y Joseba Álvarez, que se encuentran en libertad. Los tres se enfrentan a penas que van desde los 18 meses de prisión (petición fiscal) a los 5 años que reclama el Foro de Ermua, que representa a la acción popular. Los tres encausados eran en el momento de los hechos diputados en la Cámara de Vitoria por la izquierda abertzale.
Liberado de las esposas, el líder de Batasuna se fundió en un abrazo con Permach, en otro menos efusivo con Álvarez, y buscó entre el público a familiares y conocidos. Allí estaba, en una sala abarrotada de público, su compañero Rufi Etxeberría; el líder de EA, Peio Urizar, y Oscar Matute, de Alternatiba (una escisión de IU en el País Vasco). Estos dos últimos socios preferentes en el denominado “polo soberanista”.
"No planteamos hacer ninguna concesión política a ETA”
Primero Otegi, y después Permach y Álvarez, se negaron a contestar las preguntas del fiscal y de la acción popular, y se limitaron a responder la de sus abogados, Jone Goirizelaia e Íñigo Iruin. El objetivo de todas las preguntas fue demostrar que ninguno de ellos organizó el acto (“entre mis virtudes no está la capacidad de organizar cosas”, dijo Otegi); que allí no solo no se enalteció a ETA, sino que se presentó una propuesta de paz, y que los tres acusados fueron ajenos a la emisión de un vídeo con las imágenes de etarras muertos que algunos de los presentes (unas 15.000 personas abarrotaron el recinto) corearon con gritos de “Gora ETA militarra” (Viva ETA militar) y “ETA, herria zurekin” (ETA, el pueblo está contigo). Hechos, en definitiva, ajenos a los procesados. Los dos letrados estuvieron francamente hábiles.
“Nuestro objetivo no era homenajear a miembros de ETA, sino poner blanco sobre negro una propuesta de paz para resolver el conflicto vasco”, dijo Otegi, que pese al marcaje del presidente del tribunal logró colar algún que otro mensaje político de calado, como cuando afirmó que “nosotros no planteamos que haya que hacer ninguna concesión política a ETA”. “El objetivo del acto era única y exclusivamente presentar una propuesta de paz, tal y como está haciendo ahora la izquierda abertzale”, abundó Joseba Permach en su turno, y remató Joseba Álvarez: “No fue un acto para ensalzar la violencia de ETA, sino todo lo contrario, para presentar una propuesta de paz”.
Contactos con otros partidos
Otegi mantenía por entonces encuentros discretos con el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, y, aunque no lo citó de forma explícita, sí dijo que el PSOE estaba al tanto del acto que se iba a celebrar y que lo “facilitó”. “No existía un acuerdo previo, pero iba a tener lugar en un contexto de conversaciones en las que cada parte se comprometía a dar pasos. El PSOE estaba informado”, respondió Otegi a las preguntas de su letrada.
Por ahí irá hoy el interrogatorio que planteará la defensa a Jesús Eguiguren, sin lugar a dudas la comparecencia más esperada. El presidente del PSE ha sido objeto de críticas durante toda la semana por haber pronosticado en La Sexta que ETA declarará una tregua definitiva y verificable en Navidad, además de llevar meses defendiendo la vuelta de la izquierda abertzale a las instituciones. La defensa de Otegi incluyó ayer como testigo al periodistaGorka Landáburu, director de Cambio 16, cuya comparecencia no estaba inicialmente prevista. Landáburu fue víctima de un atentado de ETA con un paquete bomba en mayo de 2001 que le causó heridas graves.
Permach remachó la declaración de su compañero aportando otro dato: la propuesta que se hizo en Anoeta le fue presentada al entonceslehendakari Juan José Ibarretxe dos días antes. Y Álvarez redondeó el testimonio al afirmar que todos los grupos políticos valoraron al día siguiente de celebrado el acto que el mismo había sido “importante pero insuficiente, lo mismo que dicen ahora (…) entre los que lo valoraron estaba Patxi López(entonces secretario general del PSE y actual lehendakari Con las cuestiones peliagudas, como la proyección de imágenes de terroristas muertos, Otegi y sus compañeros recurrieron a la falta de memoria. "No me acuerdo" fue su respuesta recurrente, aunque sí se acordaban de que entre aquéllas estaban las de Santiago Brouard y Josu Muguruza, ambos miembros de Batasuna y éste último diputado en el Congreso, asesinados ambos “por los aparatos del Estado”. De los gritos a favor de ETA, o no los escucharon, o si los hubo “fueron residuales”.
Policía y Guardia Civil infiltraron agentes en el acto
Le tocó después el turno a los periodistas que cubrieron el acto de Anoeta, que se remitieron a sus crónicas de aquel día, con algún que otro apuro para alguno de ellos por las preguntas incisivas de la defensa; al concejal del ayuntamiento de San Sebastián Íñigo Balda, que gestionó el alquiler del velódromo en nombre de Joseba Álvarez, y al gerente del Patronato Municipal de Deportes, Jesús Barreiro, que formalizó la cesión en nombre del consistorio.
Tras el receso de mediodía la sesión de tarde se limitó al testimonio, a través de videoconferencia por su condición de testigos protegidos, de variosagentes de la Ertzaintza, la Policía y la Guardia Civil. Éstos dos últimos cuerpos infiltraron a varios agentes en el interior del velódromo, no así los primeros, y elaboraron sendos informes para la fiscalía de la Audiencia Provincial de San Sebastián en los que dejaron constancia de la intervención de Otegi, los gritos a favor de ETA, la proyección de fotos antes citada y el reparto de algunos Zutabe, publicación interna de la banda terrorista, por parte de encapuchados. Para entonces Otegi atendía al programa humorístico “Vaya Semanita”, de la televisión pública vasca, y obviamente, no fue testigo de ello. La causa quedará hoy vista para sentencia.