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Las tres décadas del hombre

Empleo la palabra hombre como género humano, entienda pues el que esto lea que igual va dirigido a la mujer. Y significo esas tres décadas por considerarlas cruciales para el devenir de la vida más o menos próspera o útil (no se olvide que hay que ser útil a los demás) de ese ser que ha de prepararse para ellas en las dos anteriores y aprendiendo todo lo que de útil encuentre a su paso por esa vida que ha de vivir.

Mis reiterados artículos sobre la juventud, siempre han sido polémicos y unos pocos me dan la razón y “unos muchos”, si pudieran quizá “me borrarían del mapa”; puesto que las verdades duelen y mucha de la juventud no está para recibir... “azotes intelectuales”; puesto que además están muy creídos y “dicen sabérselas todas” y es claro que a los viejos los desprecian... pobrecitos.

En éstas últimas semanas, he recibido tantos “varapalos absurdos”, que más que otra cosa me causan risa o compasión, pero como en “los medios modernos” la cobardía del anonimato, permite a cualquier “chaval” decirte lo que él quiera; hay que arriesgarse a ello y tratar de mantener lo dicho pese a quién pese, puesto que la realidad es una y esa es evidente para cualquiera medio inteligente y que no se empeñe en vivir en las nubes... “que es donde tristemente hoy viven la mayoría de jóvenes y menos jóvenes, amén de muchos viejos, de esos que dicen que ellos siguen siendo jóvenes de espíritu”.

Yo fui joven y también niño. De esto hace ya “ni me acuerdo”. Pero siempre, siempre, siempre y no sabría decir el por qué de ello; mi yo interior (denomínese como se quiera) me atraía a estar cerca de los viejos; arrimarme a ellos y oír contar “sus cuentos, experiencias y en definitiva, sus batallas”.

A medida que fui creciendo esa atracción (siempre con respeto y en silencio) me ha seguido acompañando y aún hoy, frecuento reuniones con mayores que yo que ya cumplí los 71 agostos... y sigo aprendiendo de los más viejos; puesto que conviene saber aquel que no lo sepa, que la verdadera escuela o universidad es... “la propia vida”, los golpes que ésta te va dando a lo largo de ella y por ello, es bueno escuchar al que ha recibido muchos y tiene el valor de contarlo, para aprender lo bueno de sus consecuencias o eludir lo malo de las mismas.

Uno de estos viejos me dijo un día... “hay tres épocas importantes en la vida y que yo resumo así”. “El que a los veinte no quiere... no querrá. El que a los treinta no es... no será. Y el que a los cuarenta no tiene... no tendrá”.

Dicho ello y ante mi sorpresa de novato en la vida, me lo aclaró y me convenció, puesto que es una realidad comprobable para cualquiera que sea observador y se preocupe de seguir la marcha de los que viven en su entorno o conozca suficientemente, para saber la trayectoria de los mismos.

Puesto que es cierto, que si al llegar a la edad de veinte años no tienes decidido lo que quieres ser en la vida y llegas a la misma plenamente convencido de lo que quieres; cada año que pase es tiempo perdido. Por tanto es desde mucho antes cuándo has de irte preparando y solucionando tus dudas para emprender el verdadero camino que ha de llevarte a la meta que infinidad de individuos consiguen honestamente y sin salirse de las leyes sociales y humanas.

Si desde los veinte a los treinta, en esos dos lustros no has conseguido consolidar profesional o vocacionalmente lo que quieres ser y has ido “saltando de una cosa a otra”, difícilmente te va a resultar lograrlo posteriormente, puesto que en ese tiempo normalmente ya se está casado y se tienen cargas y obligaciones que cumplir.

Y si aún con esas obligaciones, llegado a los cuarenta años no has llegado a las metas (siempre honestas y posibles) en que pensaste; olvídate que ya no llegarás.

Es claro que hay excepciones pero la generalidad es la que me dijo aquel viejo y al que he recordado infinidad de veces. Su aviso, a mí me dio resultado totalmente satisfactorio; y debo decir que con treinta años, ya tenía tres hijos y “muchos miedos pasados y superados”; pues como yo digo... “el miedo es el motor de la vida”.

Por todo ello... que la juventud no se queje tanto y se prepare a cubrir etapas; no esperando la sopa boba, el enchufe, el padrino, o la suerte... “ésta hay que ir a buscarla” y hay “mil caminos honrados para llegar a una meta lógica”.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más temas)

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