“La verdad está ahí fuera”
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Foto by A. Fidalgo
La serie “Expediente X” popularizó esta frase.
Ponía en duda la realidad “oficial” en la que vivimos y buscaba encontrar, a
través de una serie de casos, pruebas que demostraran la verdadera realidad
(por supuesto extraterrestre).
En el mundo de la educación
pasa lo mismo, “la verdad está ahí fuera”, eso es al menos lo que piensa
nuestro alumnado. Para ellos la verdad, lo que importa
realmente, no está dentro de las aulas sino que está fuera de ellas.
El mundo exterior a la
educación ofrece una gran variedad de estímulos, con recompensa inmediata y con
valor para quien los recibe. Por ejemplo, para nuestros
adolescentes no es más popular quien más nota obtiene, sino quien más amigos
tiene en las redes sociales o quien más “me gusta” recibe a sus mensajes.
Hay profesorado que
confunde el medio con el que el alumnado consigue el estímulo con el interés
del alumnado por conseguirlo. Esté profesorado piensa
que, si utiliza las redes sociales (medio en el que el alumno obtiene estímulo
en el mundo exterior) para enviar recursos didácticos, el alumnado va a mostrar
más interés por la asignatura. Sin embargo, el interés del alumnado por la
asignatura es independiente del medio por el que se envíe el recurso didáctico.
El interés dependerá más del propio recurso, o del propio profesor, que del
medio por donde se envíe o donde se almacene el recurso.
Tenemos dos vías para
demostrar que la verdad también está dentro del aula: una vía ofreciendo los
estímulos característicos de la docencia y otra vía demostrando la relación de
la educación con el mundo real.
El ser humano recibe
estímulos sociales (amistad, amor, diversión, ocio, etc.) pero también
estímulos cognitivos (curiosidad, necesidad de aprender y descubrir, etc.). Los
estímulos cognitivos son los que debemos ofrecer el profesorado, a través de
los recursos didácticos o a través del plan formativo. Muchas veces somos
rigurosos con la preparación de las clases y obviamos los estímulos cognitivos.
Debemos dedicar tiempo y esfuerzo para identificar, organizar y suministrar
este tipo de estímulos.
La otra forma de hacer ver
a nuestro alumnado que la educación forma parte de la verdad, y que está dentro
de las aulas, consiste precisamente en hacerles ver la relación que tiene lo
que enseñamos con el mundo exterior; pero con el cercano al alumnado. Hay
profesorado que trata de demostrar la aplicación de los contenidos que enseña
en su asignatura comentando su utilización en las estaciones espaciales. La
mayoría de nuestro alumnado no estará nunca en una estación espacial, por tanto
no lo verá como algo que le interese ni algo cercano “a su mundo”.
Hagamos que nuestras aulas
formen parte del mundo exterior. El profesorado tiene capacidad para abrir las
paredes de las aulas (tendiendo puentes que sirvan de estímulo), pero también
(desgraciadamente) para cerrarlas con siete llaves.