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De pactos y de secretos

Rosa Diéz UPyD

En los últimos días parece haberse impuesto una especie de furor pactista que recorre la práctica totalidad de los medios de comunicación. El objetivo de lavar la cara a PP y PSOE y, sobre todo, de salvar al bipartidismo resulta tan evidente que llega a ser patético.

A diestra y siniestra nos llegan las reacciones de quienes otrora despreciaban cualquier tipo de acuerdo de Estado para atajar la crisis; si Rubalcaba y sus huestes sindicales decían que no se puede pactar la política económica con el PP porque es “ideológica”, el PP y las suyas ponían sobre la mesa reformas como la educación o el aborto para evitar cualquier tipo de confrontación de ideas que no fuera, ésta sí, meramente ideológica.

Pero asustados por las encuestas que reiteradamente muestran el hundimiento del bipartidismo, el establishment  político, económico y mediático ha reaccionado al unísono y ha puesto  en marcha una estrategia de disolución de cualquier política alternativa.  Así se explica que despidiéramos la semana parlamentaria con un “acuerdo” sobre transparencia, en un texto que no existe, porque el proyecto de ley sobre el que se supone se ha construido el acuerdo   que dice todo lo contrario de lo que se proclama que va a regular; ni la Casa Real, ni los partidos políticos, ni los sindicatos, ni los lobbys… nada de eso está dentro de esa ley que  han pactado  el PP y el PSOE… y los nacionalistas. O sea, los que más interés tienen en ser ellos mismos quienes definan lo que ha de seguir siendo opaco a los ojos de los ciudadanos.

Así, en pleno ataque de euforia regeneracionista y de alabanzas al nuevo clima en pro de la transparencia nos enteramos que la agenda secreta de Rajoy no para de crecer. A las entrevistas clandestinas mantenidas con Mas y Urkullu se suman las de Adelson, González, Zapatero, Rubalcaba… Y cuando alguien lo ha contado, el Gobierno nos dice que todas esas reuniones forman parte de la “normalidad institucional”. Sí, de lo que ellos consideran la “normalidad institucional”:  una democracia de baja calidad en la que los gobernantes y los aspirantes – eternos herederos, fijos discontinuos – controlan la información a su gusto.

Tengo claro a qué obedece toda esta táctica de distracción. Y es que tanto el PSOE como el PP son conscientes de que se les está pasando el arroz, de que vienen tiempos duros y de que si no se espabilan se les acaba el chollo. La alternancia toca a su fin en España porque se abre paso a la alternativa política; y el escenario en el que el todopoderoso bipartidismo pueda comprar los votos de los nacionalistas para mantener el chiringuito de forma alternativa, toca su fin.

Por eso proclaman pactos sobre las políticas que van a cambiar que se quedarán en agua de borrajas;  mientras, en la oscuridad,  sancionarán auténticos  pactos de hierro  para que no cambie nada. No habrá pacto en políticas de empleo; no habrá pacto en materia de pensiones; no habrá pacto en educación; no habrá pacto de política fiscal; no habrá pacto en sanidad…

Pero pactarán que nada sustancial cambie en la reforma de la Administración; pactarán mantener los más de ocho mil ayuntamientos, sin presupuesto y reduciendo sus propias competencias; pactarán mantener las diputaciones; pactarán que no cambie nada en los órganos reguladores y de control para que ni la CNMV, ni el Tribunal de Cuentas, ni el Banco de España… sean auténticamente independientes y para que sus órganos puedan seguir siendo designados,  por rigurosas cuotas de poder,  por los propios partidos políticos; pactarán para no reformar la ley electoral; pactarán para no tocar la Constitución en todo aquello que se necesita para garantizar la sostenibilidad del Estado y la cohesión e igualdad entre españoles; pactarán para mantener las duplicidades y los despilfarros, las más de cuatro mil sociedades públicas, fundaciones, mancomunidades… Pactarán lo que sea preciso para mantenerse en el poder.

El único e inalterable  pacto de Estado que rige los destinos de España desde que se consagró el bipartidismo es el que consiste en no tocar nada de lo que perpetúa el reparto de poder alternativo entre el PSOE y el PP y sus aliados coyunturales. Ese es el pacto que están empeñados en mantener mientras tratan de distraernos con apelaciones a la responsabilidad. Me resulta curioso que nadie parezca apercibirse de que es justo eso lo que está ocurriendo. Bueno, quizá si se dan cuenta; pero al fin y al cabo, las estructuras del poder están tan entrelazadas que los intereses también son transversales. Y cuando se rompa este modelo bipartidista no sólo serán los partidos políticos los que pierdan poder….

En fin, apuntado queda.

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