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LAS ELECCIONES EN NOVIEMBRE, LEJOS DE "GENERAR CERTIDUMBRE", NO CALMAN A LOS MERCADOS

¿Resistirá esto cuatro meses? La crisis vuelve a dejar en evidencia a Zapatero

¿Resistirá esto cuatro meses? La crisis vuelve a dejar en evidencia a Zapatero

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (EFE) José L. Lobo

El brutal ataque de los mercados a la deuda pública española, cuya prima de riesgo alcanzó ayer la cota histórica de los 403 puntos básicos y disparó las alarmas sobre un eventual rescate financiero de nuestro país, cuestiona abiertamente la fecha electoral elegida porJosé Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba. Su decisión de demorar casi cuatro meses la cita con las urnas, hasta el 20 de noviembre, sólo servirá paraincrementar la inestabilidad y elevar la desconfianza, según coinciden en señalar numerosos expertos, que advierten de que la escalada de la prima de riesgo no se detendrá en las próximas semanas.

¿Se trata del penúltimo error de cálculo de Zapatero? El principal argumento que el presidente del Gobierno ofreció el pasado viernes para justificar el adelanto electoral fue, precisamente, el de generar "certidumbre política y económica". La misma razón, paradójicamente, que había esgrimido hasta ese momento para defender justo lo contrario; es decir, que no agotar la legislatura provocaría inestabilidad e incertidumbre. Pero, tras dar marcha atrás y desautorizarse a sí mismo, ¿por qué esperar hasta el 26 de septiembre para disolver el Parlamento y convocar las elecciones? ¿Tiene sentido prolongar durante otros cuatro meses la interinidad política de un Ejecutivo ya amortizado?

Para el economista Luis Garicano, profesor de la London School of Economics y director de la Cátedra Fedea-McKinsey, "las elecciones deberían ser cuanto antes, 54 días a partir de ahora, lo que nos pondría en el 1 de octubre más o menos". Garicano señaló a Europa Press que el nivel alcanzado por la prima de riesgo española es "insostenible", y añadió que "no tiene sentido" retrasar la convocatoria electoral hasta el 20 de noviembre porque, a su juicio, "la situación es extremadamente preocupante".

Su opinión es compartida por el catedrático de Economía Juergen Bernhard Donges, director del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia y ex presidente del Consejo Alemán de Expertos Económicos que asesoró a los cancilleres Helmut Köhl yGerhard Schröeder. Las elecciones, en su opinión, deberían haberse adelantado al mes de septiembre para que el nuevo Gobierno salido de las urnas -tanto si lo preside Rubalcaba como Mariano Rajoy- tuviese tiempo de presentar unos Presupuestos Generales del Estado que incluyan los inevitables ajustes y recortes que deberán reflejar las cuentas públicas del próximo año. "El anuncio de las elecciones anticipadas llega tarde, porque se traslada la idea de que el Gobierno ya no va a hacer nada", sostiene Bernhard Donges.

Sin margen de maniobra

A Zapatero, en efecto, le queda ya muy poco margen de maniobra para adoptar nuevas medidas de ajuste económico. El presidente del Gobierno confiaba, precisamente, en que el adelanto de las elecciones al 20 de noviembre -en lugar de marzo de 2012- calmaría a los mercados y daría un respiro a Rubalcaba para concentrarse en la campaña electoral y lanzar su candidatura. Otro cálculo erróneo, a juzgar por lo ocurrido ayer. Y ni siquiera el anuncio de que el Consejo de Ministros del próximo 19 de agosto aprobará un nuevo paquete de reformas para tratar de reducir el déficit ha servido para proyectar la estabilidad que Zapatero pronosticó el pasado viernes.

Más que generar certidumbre política y económica, son razones de interés partidista y electoral las que parecen haber tenido mayor peso en la elección de la fecha de los comicios. Rubalcaba y el nuevo portavoz del Gobierno, José Blanco, influyeron decisivamente en Zapatero para que renunciase a sus planes iniciales de agotar la legislatura; y también para que la convocatoria fuese a finales de noviembre. Podría haber sido en septiembre u octubre -ambas fechas, de hecho, estuvieron sobre la mesa-, pero el candidato socialista necesitaba más tiempo para perfilar su proyecto político y tratar de movilizar a un desencantado electorado socialista. Y, sobre todo, para alejar en el calendario el tremendo vaparalo electoral del 22-M.

El Gobierno, desbordado por el asedio de los mercados, trató ayer de minimizar el alcance de los daños. Blanco aseguró que la cifra histórica alcanzada por la prima de riesgo es "algo transitorio", y llegó a jactarse de que el Ejecutivo "ya tenía previsto" el ataque de los especuladores porque agosto es un mes "muy volátil" en el que se realizan "pocas operaciones" financieras, lo que explicaría, a su juicio, un vuelco como el de ayer. El portavoz del Gobierno, al igual que hizo Ramón Jáuregui, trasladó la responsabilidad de lo ocurrido a "las tormentas económicas de Estados Unidos". El ministro de la Presidencia descartó nuevos recortes de gastos, pero evitó dar alguna pista sobre el paquete de reformas que el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar el próximo día 19. En lugar de eso, se limitó a decir que España "sigue haciendo sus deberes".

Zapatero, que aplazó durante unas horas el inicio de sus vacaciones en Doñana, viajó a última hora de ayer al parque natural onubense en compañía de su esposa y sus dos hijas. Antes, el presidente del Gobierno conversó telefónicamente con Rajoy y, al menos, también con el líder del PNV, Iñigo Urkullu, y el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida. Éste, por medio de un comunicado de su gabinete de prensa difundido a primera hora de la tarde de ayer, aseguró que, tras hablar con Zapatero, "la situación de España es gravísima". Poco después, los nacionalistas catalanes emitían un nuevo comunicado a través de la agencia Efe en el que matizaban sustancialmente las palabras de Duran Lleida: la extrema gravedad no se refería a nuestro país, sino a la situación financiera internacional derivada de la que vive EEUU. Un argumento sospechosamente parecido al esgrimido por el Gobierno.

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