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Los ‘indignados’ abarrotan el corazón de Barcelona y dejan tocada la imagen de Artur Mas

EL CONSEJERO DE INTERIOR COMPARECERÁ EN EL PARLAMENTO

Los ‘indignados’ abarrotan el corazón de Barcelona y dejan tocada la imagen de Artur Mas

Los ‘indignados’ abarrotan el corazón de Barcelona y dejan tocada la imagen de Artur Mas

Vista de la plaza de Cataluña de Barcelona (EFE). España | A. Fernández (Barcelona).

No se oía una cacerolada así, no se veía tal manifestación juvenil, tantas calles abarrotadas, desde mucho tiempo atrás. El desalojo de los indignados de la plaza de Cataluña de Barcelona ha dejado seriamente tocada la imagen del Gobierno catalán, que encabeza Artur Mas. La Policía los desalojó temporalmente de forma violenta de la plaza de Cataluña, pero al rato volvieron. La Generalitat perdió ayer varias batallas. Una de ellas, la de la imagen. Una prueba de ello fue la mencionada e intensa cacerolada que tuvo lugar a las 9 de la noche en todos los barrios de Barcelona.

Quienes protestaban no eran ya los acampados, sino los ciudadanos de a pie, que salieron a los balcones para tañer cualquier perol. Ya desde primera hora de la mañana, las redes sociales se dedicaron a distribuir vídeos y fotografías de las cargas policiales, que llegaron a las portadas de los principales diarios del mundo. Los impulsores de la protesta mantuvieron también una intensa actividad a través de los foros de Internet, aportando datos en tiempo real. A primera hora de la mañana, se distribuyó incluso el teléfono de un despacho de abogados para los indignados que quisieran consultar algún tema legal, aunque el móvil facilitado quedó completamente bloqueado en pocos minutos. Por si fuera poco, se habilitaron inmediatamente varias páginas web para recoger todo el material que los indignados iban enviando y ejercer de altavoces del conflicto.

Y en el centro del conflicto, se sitúa el consejero de Interior, Felip Puig, que comparecerá en el Parlamento autonómico -toda la oposición se apresuró a pedir esta comparecencia- para dar explicaciones de las cargas policiales que acabaron con 121 heridos y que lo único que consiguieron fue que se sumasen a los acampados de la céntrica plaza más colectivos. Entre otras cosas, porque el efecto llamada fue letal: en sólo dos horas, se concentraron 4.000 personas en la zona cero. Por la tarde, los concentrados llegaron a 10.000. Paralelamente, los estudiantes universitarios cortaron la céntrica Avenida Diagonal para marchar luego hacia el lugar de la acampada. Varios cientos de trabajadores de la sanidad se manifestaron en la plaza de Colón para luego subir por las Ramblas y terminar en Plaza Cataluña. A las 7 de la tarde, hubo una nueva manifestación en protesta por la actuación policial.

Críticas unánimes de partidos y ciudadanos

Partidos políticos, sindicatos, organizaciones ciudadanas e instituciones cívicas fueron especialmente críticas con el proceder de las fuerzas del orden. “La carga policial fue la detonante de un conflicto que no tendría por qué haber pasado. Nosotros estábamos a favor de que se limpiase la plaza por motivos de salud y de seguridad, pero tal y como se ha hecho ha sido una torpeza. Se les fue la mano”, dice a El Confidencial Joan Ferran, portavoz del PSC.

En el PP tampoco ahorran críticas. “Es la demostración de que un problema mediano se puede convertir en un problema grande. Fue una actuación bastante torpe. Ha habido falta de cálculo y de valoración de repercusión mediática. Nosotros defendemos a las fuerzas de seguridad y estamos en contra de un campamento estable. Pero queremos explicaciones sobre por qué se hizo así y a esa hora. Además, existe el peligro de que el conflicto no sólo sea más virulento, sino que se extienda a otros lugares de España”, dice una fuente popular a este diario.

Oriol Amorós, portavoz de ERC en la Comisión de Interior, fue también contundente y denunció “la evidente desproporción entre los medios utilizados en lo que había de ser una sencilla operación de limpieza y de retirada de objetos pesados”. También ICV tuvo palabras duras. El secretario general de esta formación, Joan Herrera, atacó con dureza la actuación de Interior. “Felip Puig se moría de ganas de intervenir”, dijo y calificó de “inaceptable” la carga policial. Lo curioso del caso es que ICV, que forma parte del bipartito que gobierna Barcelona (junto al PSC), no se enteró de que las brigadas de limpieza se dirigían a la plaza Cataluña, según manifestó el teniente de alcalde ecosocialista Ricard Gomà. Y Jordi Cañas, portavoz de Ciudadanos, apuntó a que la dura intervención de los Mossos “no parecía responder al objetivo de limpiar la plaza Cataluña, sino una excusa para ejecutar un desalojo encubierto de los concentrados”.

Y mientras la oposición en pleno coincidía en pedir la comparecencia de Felip Puig en el Parlamento autonómico para dar explicaciones, el Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo) abrió una investigación de oficio después de recibir las quejas de varios ciudadanos e instituciones que recibieron porrazos por parte de los agentes de la Policía Autonómica. El Defensor quiere dilucidar “si se han vulnerado los derechos de las personas y se preservó la necesaria proporcionalidad en la actuación de las fuerzas policiales”. Los sindicatos CCOO, UGT, CGT, USTEC y Sindicatos de Periodistas de Cataluña condenaron la carga policial, lo mismo que el Consejo de la Juventud de Barcelona.

La Policía se defiende

Pero los agentes de los Mossos d’Esquadra se defienden de las acusaciones de violencia gratuita. “Llegamos a las siete menos cuarto y comenzamos a negociar. Íbamos como refuerzos de las brigadas de limpieza, porque se sabía que había cartones, plásticos, lonas, maderas, bombonas de butano, garrafas con gasolina y cosas así, que son muy inflamables. Y sólo haría falta que algún loco, aunque fuese disfrazado con una gorra del Barça, entrase y tirase una bengala junto a las bombonas. Podría provocar una masacre. Pero aparte de este problema de seguridad, había otro de salubridad, ya que la limpieza no se soluciona con un escobazo diario. Consultamos todos los extremos con los bomberos y ellos estuvieron de acuerdo. Por eso, nos dirigimos a los acampados y les dijimos que sólo queríamos limpiar y que luego podían volver. Unos 150, abandonaron la plaza, pero allí se quedaron unos 300 que se negaron. Lo que deben entender es que aunque estén ocupando una plaza pública, eso no implica tener el monopolio de esa instalación y tendrían que haber dejado entrar a las brigadas de limpieza, como les pedimos los agentes de la autoridad”, dice a El Confidencial uno de los mandos policiales presentes en la operación.

Los policías dispararon 236 salvas, 8 ó 9 pelotas de goma y realizaron 12 disparos con los nuevos cartuchos viscolásticos que sustituyen a las pelotas. “No hubo actuación desmedida -añade este agente-. Si vamos a saco, ahora la plaza de Cataluña sería un solar, no hubiera quedado ni la fuente. Y es verdad que realizamos una carga contundente, porque no estábamos en una acción preventiva, sino represiva. Y eso, claro, no es agradable a la vista. Pero nada hubiera sucedido si hubieran aceptado que entrasen las brigadas municipales de la limpieza”. Para la Policía, “si no actuamos y mañana [por hoy] hay una celebración por la victoria del Barça y se produce una explosión con 7 carbonizados, se nos hubiese echado la culpa de no haber actuado. Nuestro trabajo es prevenir el menor riesgo para los ciudadanos y eso hemos hecho”. Otro policía relata también el hecho de que, en un momento dado, un grupo de policías quedó aislado “entre miles de concentrados, que les pegaron con todo tipo de objetos y con palos. No hubo una desgracia mayor porque Dios no lo quiso y por la profesionalidad de los policías”.

Efecto llamada

Toni Castejón, portavoz del Sindicat de Mossos d’Esquadra (SME-CCOO), señala a este diario que “alguien pecó de inocencia”. Este sindicato es crítico con el operativo. “Se tendría que haber iniciado a las 2 ó 3 de la madrugada, con lo cual coges a los 300 reunidos durmiendo, se desalojan, limpias y vuelven. Hubiera sido muy fácil de controlar. Además, el efecto llamada hubiera quedado muy neutralizado. De esta manera, a las 8 de la mañana el efecto llamada les salió muy bien, ya que en dos horas se presentaron allí 4.000 personas”. La explicación para iniciar el operativo a esa hora era que, si las brigadas se presentan de madrugada, les hubiesen acusado de mala fe.

Pero el consejero de Interior se echó ayer todas las culpas a su espalda. “Ningún policía actuó por decisión propia. Seguían órdenes del consejero de Interior”, afirmó. Puig dijo que el desalojo temporal había sido para “garantizar que se pudiese limpiar y poder disminuir el riesgo que puede significar una hipotética victoria del Barça y su coincidencia con la concentración”, teniendo en cuenta que las celebraciones se realizan en la fuente de Canaletas, anexa a la plaza.

Puig subrayó que la policía actuó con seny, cautela y prudencia y “sólo cuando ha hecho falta, contundencia. El objetivo no era desalojar, sino limpiar la plaza Cataluña”. Y enfatizó: “Se ha reducido el riesgo ante una eventual celebración deportiva mañana [por hoy] y se ha aumentado la salubridad de la plaza”. El consejero, además, admitió que volvería a ordenar las mismas medidas. “Otra cosa es si hubiera sido a la misma hora o cómo se hubiese hecho. Eso es lo que ahora hemos de estudiar y analizar”. Desde Londres, el propio Artur Mas se refirió también al tema. “La policía debe hacer su trabajo y si en un momento dado se encuentra resistencia, es posible que pasen cosas”.

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