El Caparazón
Es algo que observo y comento a menudo: la generación Y es más objetiva, inteligente, menos impresionable por marcas y más por los productos o servicios que realmente ofrecen. Lo confirma ahora un estudio curioso, entre 4065 Millenials, jóvenes de 15 a 25 años.
Os lo dejo porque creo que ofrece una buena perspectiva acerca, no solo de lo que es actual en la cultura de los jóvenes sino también sobre qué educar, qué hemos olvidado, en qué incidir para crear unos ciudadanos que de entrada ya parecen mejores. Como veremos, el tema de la responsabilidad medioambiental debería ser prioritario.
Así, por encima de ser “guay”, “cool”, divertido o estar de moda (esto último se valora muy poco) los jóvenes valoran en las marcas cosas como que estén al día o que tengan un estilo propio. También la autenticidad y tener una reputación “limpia” son elementos importantes para una generación menos manipulable que las nuestras. Parece, por último, si atendemos al poco valor que se otorga a lo verde, que los también llamados millenials valoran poco la responsabilidad medioambiental de las marcas.
Si observáis el gráfico destaca también la necesidad de pertenencia (“valoro las marcas que hacen que me identifique con ellas”), acorde con la importancia, en el entorno actual, de implicar en comunidades, en canales sociales, como forma de fidelización.
Los resultados parece que son consistentes entre los 16 distintos países que forman parte del estudio, indicando elementos de globalización cultural indiscutibles: así como en cada territorio la marca favorita es distinta, todos/as valoran los mismos atributos.
Insistimos siempre también en que la brecha tecnológica que separa padres de hijos en la actualidad puede ser vista como una oportunidad para aprender lo que nuestros hijos/as nos puedan enseñar. Así, un 41% de los encuestados destaca cómo deberíamos hacerles más caso porque influyen en las decisiones de compra de sus padres, un 51% cuando hablamos de tecnología (en este caso el dato se refiere solamente a EEUU). Piensan también que influyen en los programas de TV que ven sus padres.
Parece que música y política no son tan influenciables (la evolución ética, ideológica y cultural de una sociedad siempre es más lenta que la tecnológica, aunque podamos usar la tecnología para acelerarlas) y son mayoría los que piensan que no influyen en las elecciones de sus padres en esos aspectos.