Fuentes cercanas a Rubalcaba, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital,comentan que el hoy ‘número dos’ del Gobierno se equivocó al no afrontar las cosas cuando empezaron.
Si entonces hubiera reconocido lo ocurrido, a lo mejor habría representado entonces un coste personal y político para él, pero habría sido un daño menor y asumible. Y, sobre todo, el caso habría quedado desactivado.
Como no lo hizo entonces, ahora ya no controla la situación y se está viendo en problemas un día sí y otro también. Lo más peligroso –añaden las fuentes citadas- es que ahora la conclusión que se va instalando es que el ministro “ha mentido”.
Es lo mismo que ha ocurrido con el caso de los trajes de Camps, concluyen esas fuentes. Lo que explica que el afectado se muestre inquieto, cuando no ‘asustado’.
La protección de Garzón
Fuentes del Partido Popular comentan que Rubalcaba se sintió seguro, con sus negativas en el Congreso, porque en la Audiencia Nacional tenía a Baltasar Garzón, que le fue respaldando con sus decisiones.
La campaña “Salvemos a Garzón”, impulsada por Rubalcaba, era una estrategia para protegerse a sí mismo, puesto que el magistrado, al igual que la fiscalía, quería archivar el caso.
El problema es que Garzón ya no está, y que hay un nuevo instructor, el juez Ruz, que ha decidido ir al fondo de lo que pasó. Ya ha interrogado a la cúpula del ministerio, y el cerco sobre Rubalcaba se estrecha. El ministro ha caído en contradicciones.
En el PP sostienen que Rubalcaba “podía negar en el Congreso impunemente cualquier pregunta sobre el Faisán mientras la instrucción del caso la llevaba Garzón”. La investigación llevada a cabo ahora por Ruz está desmintiendo una y otra vez al ministro, que en ocasiones ya no sabe qué contestar.