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¡Viva la Guardia Civil!

Autor: Rosa Diéz UPyD.

El último día del año nos trae la noticia de que la Audiencia Provincial de Guipuzcoa ha condenado por torturas a cuatro guardias civiles que participaron en la detención de los etarras Igor Portu y Martín Sarasola, miembros liberados del comando Elurra, condenados a su vez por el atentado de la T4 de Barajas que acabó con la vida de dos ciudadanos.

Ni que decir tiene que respeto todas las resoluciones judiciales, y esta también. Sostengo, además, que el hecho de que esté probado que forma parte de la estrategia de ETA acusar de torturas a los Cuerpos de Seguridad (guardia civil, policía nacional, ertzaintza..) no exime al Estado de su obligación de investigar de forma exhaustiva todas las denuncias que se presenten contra la actuación de los miembros de estos cuerpos.

Y por el respeto que me merece la actuación de la Justicia, apelo a la necesaria prudencia antes de dar por zanjado el asunto: la sentencia no es firme y las defensas de los guardias civiles condenados ya han anunciado recurso ante el Supremo. Todos los ciudadanos tienen derecho a que se les apliquen todos los instrumentos del Estado de Derecho; ni uno más, pero ni uno menos. Los guardias civiles también lo tienen; su derecho a la defensa no está excluido por el hecho de llevar un uniforme de color verde.

Dicho esto, y sean o no declarados culpables en sentencia firme los cuatro guardias civiles condenados por la Audiencia Provincial de Guipuzcoa, quiero hacer alguna consideración aunque pueda resultar políticamente incorrecta. Callar en esta cuestión es lo más fácil; pero yo creo que debo de decir lo que pienso.

En primer lugar no puedo por menos de preguntarme si la sentencia hubiera sido la misma si el juicio se hubiera producido fuera del País Vasco, o sea si los hechos se hubieran juzgado en la Audiencia Nacional. Quiero recordar que esta se creó para asegurar un proceso pleno de garantías y una decisión judicial pronta y justa en todos los delitos relacionados con la banda terrorista ETA. Siendo eso así, ¿no podría considerarse que la estrategia de la banda de acusar sistemáticamente de torturas a las fuerzas de seguridad del Estado forma parte de los delitos relacionados con ETA y tales denuncias debieran, por tanto, ser juzgadas en la Audiencia Nacional? ¿No sería coherente teniendo en cuenta la exposición de motivos del decreto de creación de la AN que dice :“al encomendar su enjuiciamiento a la audiencia nacional, se hace posible tanto guardar la coherencia con la extensión territorial de los efectos, como atender, en su caso, a las exigencias de un sereno e imparcial enjuiciamiento”. ?

En segundo lugar, no estoy dispuesta a que los árboles nos impidan ver el bosque. Nadie tiene más interés de que se depuren las responsabilidades en que hubieran podido incurrir algunos miembros de la Guardia Civil que quienes conocemos el trabajo y el sacrificio de los guardias civiles, centenares de hombres y mujeres que trabajan cada día –y no en las mejores condiciones– para proteger nuestra vida y nuestras libertades. Precisamente por eso, porque otros se encargarán de intentar emborronar su imagen y desvirtuar su labor, quiero hoy recordar que desde ese 6 de enero de 2008 en el que se produjo la detención de los terroristas del comando Elurra, la Guardia Civil ha puesto a disposición de la Justicia española a sesenta y cuatro miembros de ETA ( veintidós en 2008, trece en 2009 y veintinueve en 2010), y ha contribuido a desmantelar en Francia varias redes de zulos y detenido a sucesivas cúpulas de la banda terrorista, entre los que cabe destacar a Txeroki, Carrera o Antza. O sea que la tarea abnegada, profesional y continua de los agentes ha debilitado a ETA y ha evitado mucho dolor a muchos ciudadanos.

Hoy que muchos callan, y otros muchos quisieran morder la pieza cazada (que para ellos no son los guardias juzgados, sino la Guardia Civil), quiero también llamar la atención sobre la hipocresía de algunos discursos. Véase el de Aralar, que exige al Gobierno que no indulte a los guardias civiles condenados –sin siquiera esperar sentencia firme–, mientras presume de haber introducido en la “Declaración de Gernika” la petición de amnistía para todos los terroristas. Así entienden algunos la demmocracia.

Hoy que muchos callan yo reclamo, como siempre, memoria, dignidad y justicia para todos. Hoy que muchos callan, hoy que se inicia un nuevo año, quiero recordar a nuestros escudos, a esos hombres y mujeres que de verde o de azul, llevan toda nuestra vida ayudándonos a vivir con un poco más de libertad.

Por eso hoy vuelvo a daros las gracias a todos. Por eso hoy, desde Euskadi, vuelvo a escribir: ¡Viva la Policía! Y ¡Viva la Guardia Civil!

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