LOS PERIODISTAS CREEN QUE DAÑA LA DEMOCRACIA
Los políticos barren las 'molestas' preguntas de las ruedas de prensa
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, atiende a la prensa (REUTERS) @María López.-
El Gobierno, que presume de talante conciliador, acaba con un Rubalcaba que se autopregunta, una Chacón que no las admite, un Zapatero que practica piruetas dialécticas y las deja sin contestar o un Caldera que da explicaciones sólo cuando ya no queda más remedio. Sin embargo, la epidemia del sin preguntas también alcanza a la oposición. Rajoy es cada vez más proclive a ceder el testigo a Cospedal y en caso de comparecer, lo hace evitando el interrogatorio periodístico, por videocomunicado o reduciendo la improvisación a cero con lectura de textos y puesta en escena.
¿Es propio de un sistema democrático vetar el turno de preguntas a los periodistas? ¿Dónde queda el buen talante? ¿Acabará el periodista siendo un mero figurante o escribano en las ruedas de prensa? La opinión de quienes están especializados en información nacional es unánime, y ya sean de El País, Telemadrid, Cuatro, Libertad Digital, ABC, Intereconomía, La Vanguardia, Público, La Gaceta o La Razón, todos coinciden en señalar que “es inaceptable, que pisa el derecho a la información y que es incompatible con la democracia”.
“Si no se admiten preguntas, no vayamos”
La periodista Isabel San Sebastián está convencida de que el sin preguntas es una práctica “absolutamente inaceptable, es que es una demostración patente del desprecio que sienten nuestros gobernantes por la democracia. Estamos ante el antiperiodismo en toda regla. Confunden los resultados electorales con una patente de corso para hacer lo que les da la gana. Deberíamos plantarnos y si no se admiten preguntas, boicot, no vayamos a las ruedas de prensa”. Para San Sebastián la anti-información “es propaganda pura y dura. Si hacemos información, hacemos información y sino, pues pase por caja, ¿usted lo que quiere es publicidad? Pues pague entonces”.
A José María Calleja lo que le sorprende es que “los periodistas vayamos tragando. Asistimos como convidados de piedra. Ya una rueda de prensa no es lo más excitante del periodismo, si encima se le quita la posibilidad de preguntar, apaga y vámonos”. El periodista recuerda que, “precisamente esa moda del sin preguntas la trajeron a España los batasunos hace años. Batasuna marcaba quién entraba y quién no a sus ruedas de prensa y no admitía preguntas, por tanto, es un disparate ver que esto sucede en democracia”.
Ely del Valle, que cumple diez años al frente de la tertulia política El Círculo de Telemadrid y es columnista en La Razón, cree que estamos ante “un desprecio al periodista y a la ciudadanía. Los políticos trabajan para los ciudadanos y están obligados a dar explicaciones y a aguantar las preguntas, si deciden no hacerlo pues miren, manden ustedes un comunicado, pero no nos convoquen a ruedas de prensa para que al final seamos sus voceros de turno. Me parece con todas las letras una vergüenza”.
Desde ABC, Ignacio Camacho, ironiza con Rubalcaba “seguramente pensaría que sus preguntas son más inteligentes que las nuestras”. La sonrisa se apaga cuando el columnista apunta que “es una barbaridad de cabo a rabo y no entiendo para qué convocan ruedas de prensa, ¿acaso creen que nuestro trabajo consiste en perseguirles? Está claro que su objetivo es aparecer como sea en los telediarios. Los periodistas deberíamos tomar medidas firmes, no ir. Jamás se había vivido una situación así. Todo por controlar el mensaje por el miedo a errar, a equivocarse. Si quieren saltarse al intermediario que lo hagan directamente, tienen medios tecnológicos para ponerlo en práctica”.
El drama acentuado de los medios no afines
Ketty Garat es la cronista parlamentaria de Libertad Digital Radio, la que fuera vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, llegó a vetarla durante meses “se nos negaba el turno de palabra durante meses hubo que pedir explicaciones y hasta que sacar informaciones al respecto. El turno de preguntas era, además, totalmente antidemocrático. Siempre la primera pregunta era para Lucía Yeste de Radio Nacional, la segunda para Sonia Fernández de Telecinco y la tercera o CNN+, o la Ser, El País… Ahora, tengo otra experiencia y no sé qué es peor porque Rubalcaba sí te da turno de pregunta pero no te responde. Cuando salió la sentencia del Supremo que obliga a aplicar el bilingüismo en Cataluña la primera semana me contestó que no se había leído la sentencia, la segunda, Zapatero me dijo que me respondería Rubalcaba en el Consejo de Ministros, llegó ese Consejo y me pidió disculpas argumentando que lo había olvidado, ha pasado un mes y aún no ha contestado”.
Otra fórmula que también empieza a ser cada vez más común es la de acudir a los medios afines. Rubalcaba no admitió preguntas el día de la rueda de prensa tras el comunicado de ETA, pero sí ofreció entrevista al día siguiente a El País, el otro a Cuatro y más tarde a la Cadena Ser.
Miguel Gil, corresponsal político de La Gaceta, también ha probado esa medicina de ver cómo esquivan las preguntas incómodas. “Rubalcaba, Interior, ni si quiera advirtió el otro día que no habría preguntas y al final lo que queda es una información unidireccional. De la Vega vetaba en los Consejos de Ministros, pero él está haciendo algo nefasto y es que no responde a lo que se le pregunta y llega a delimitar a los periodistas, nos dice no preguntéis sobre este tema, hoy sobre este otro. No deberíamos permitirlo bajo ningún concepto”.
“Menos libertad que durante la Transición”
Pedro Montoliú, uno de los decanos de la información de Madrid y cronista de la Villa y Corte mira hacia atrás y tras consultar la historia asegura que “hay menos libertad que la que existía en la etapa de la Transición. Es incompatible con el sistema democrático. Se empezó, lo recordarán con Jordi Pujol que decía lo de hoy no toca, se siguió con esto se verá en la rueda de prensa del Consejo de Ministros y se ha terminado directamente con el prohibido preguntar. Es un atentado contra el derecho de los ciudadanos a estar informados y un retroceso importante”.
La unanimidad reina entre los profesionales pero esta semana, no lo duden, volverá a repetirse el fenómeno. No se admitirán preguntas, los periodistas seguirán acudiendo a esas ruedas más de propaganda que de información y aunque su intención será la de seguir preguntando se toparán con ese muro infranqueable del pánico de nuestros políticos a equivocarse.