Kotler, los pecados y la motivación
Philip Kotler es, con seguridad, el autor que más libros de marketing ha vendido. Su Principles of marketing nos ha servido a muchos para estructurar mejor en nuestro cerebro y en nuestros papeles los fundamentos del marketing.
En su libro Los diez pecados capitales del Marketing menciona cómo afecta el cuarto pecado capital “La empresa no ha gestionado bien su relación con los stakeholders”.
Escribe Kotler que su colega Tom Peters decía que “podría entrar en una empresa y decir, en 15 minutos, si los empleados estaban satisfechos o descontentos; un empleado descontento puede sabotear una empresa”.
El libro de Kotler enuncia los pecados y, a continuación, sugiere una serie de soluciones. Con respecto a este pecado, Kotler recomienda pasar “de una suma cero a una suma positiva”.
Menciona a Frederick F. Reichheld en su libro Loyalty Rules (Harvard Business School, 2001), que describe muchas empresas exitosas que recompensan a sus empleados, proveedores y distribuidores generosamente y esto genera un pastel mayor a repartir, incluida la porción que va a la empresa.
“La compañía atraerá a empleados, proveedores y distribuidores mejores y más motivados, y estos conseguirán, como equipo, superar a los competidores” termina su párrafo Kotler.
El éxito de los programas de motivación basados en información (saber sobre el desempeño de las personas), tecnología (para conseguir que esa información sea utilizable), comunicación (creación de mensajes segmentados, alentadores y dentro del contexto cultural de la empresa) y recompensas (no monetarias, que incluyan un factor lúdico en la relación), son una muestra de que las personas podemos cambiar en función del contexto que se nos proporcione.
Las empresas que saben utilizar de forma integral los programas de motivación logran, además, que los participantes aporten lo mejor de sí mismos proporcionando también ideas para la mejora de los procesos, ahorros o generación de nuevos ingresos.
Las decenas de miles de personas que han participado en los programas de Think Smart o han utilizado los incentivos de Philips son una buena muestra de que las palabras de Kotler son algo más que una teoría.