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Por qué Cebrián se carga CNN+ y se va de rositas?

Federico Quevedo

Les diré que hay cosas que no terminan de sorprenderme, y una de ellas es el grado de cinismo e hipocresía que utiliza la izquierda para no hacer nunca autocrítica y, sin embargo y como he denunciado ya más de una vez, echar la culpa a los demás de sus propios errores. El próximo día 31 de diciembre CNN+ cerrará sus puertas. El hecho en sí forma parte del acuerdo al que ha llegado el consejero delegado del Grupo PRISA –bueno, lo que va quedando del Grupo PRISA- con el fondo de inversión Liberty, ahora accionista mayoritario de la compañía que en su día fue propiedad de la familia Polanco. Lo de menos son los detalles. Vaya por delante que durante las negociaciones, preguntado el consejero delegado del Grupo y antiguo falangista por el futuro del canal de noticias, Cebrián aseguró a sus trabajadores que nunca se cerraría CNN+ y que sus puestos de trabajo estaban garantizados. Pues bien, mintió. Hoy, el canal vive sus últimas horas de encuentro con sus espectadores, y sus más de seiscientos trabajadores no tienen asegurado su puesto de trabajo. Y esto lo ha hecho, y del modo en que lo ha hecho, un señor que manda sobre unos medios de comunicación que se han hartado de poner verde a la derecha por cosas parecidas.

Miren, yo no era un asiduo espectador de CNN+. Francamente, nunca he podido soportar, por ejemplo, el programa de José María Calleja porque me resultaba sectario hasta la nausea, y la tertulia que últimamente conducía Iñaki Gabilondo me resultaba aburrida a más no poder… Pero siempre defenderé el derecho de los demás, aunque no piensen como yo, a expresar sus ideas. Eso forma parte de la esencia de la libertad, y CNN+ era un medio de izquierdas que cumplía con su papel y ofrecía un servicio a un determinado tipo de público, y por eso lamento, y lo digo sinceramente, su cierre, y sobre todo que se haya producido como se ha producido y que cientos de compañeros de los que me importa un comino su inclinación ideológica se queden en la calle. Ahora bien, lo que me parece de juzgado de guardia es que algunos medios, sobre todo en Internet donde proliferan las webs progresistas más sectarias y fascistas que uno se pueda imaginar, le hayan echado la culpa del cierre de CNN+ a la televisión de la derecha, y más en detalle a Intereconomía, ya que según ellos, el éxito de algunos programas como El Gato al Aguaes lo que ha hundido a CNN+… ¡Sí, claro! Como si los espectadores fueran los mismos…

"No es extraño que personajes como Juan Luis Cebrián naveguen de una a otra orilla sin despeinarse"

Bromas aparte, porque semejante argumento hay que tomárselo como una broma, de mal gusto, pero broma al fin y al cabo, lo que resulta increíble es que un personaje como Juan Luis Cebrián, que ha conseguido llevar al Grupo PRISA a la ruina, que se ha llevado por delante el imperio de comunicación que había levantado Don Jesús del Gran Poder, se vaya de esto de rositas y sin que nadie le eche en cara un agestión desastrosa y fracasada. ¿Qué poder tiene este hombre para hacer lo que hace sin que nadie se lo reproche? ¿Quién le respalda? ¿González, Rubalcaba, los dos a la vez? Porque convendrán conmigo en que da la sensación de que todo el mundo le tiene un miedo atroz al personaje, un personaje que ha vendido PRISA al mejor postor para resolver una deuda de casi 5.000 millones de euros, y que ha convertido esa negociación en un engaño permanente, según el cual no había intención ni de trocear la compañía ni de venderla. ¡Con lo que se ha dicho en los medios de PRISA de Gerardo Díaz Ferrán, que dejó una deuda de 240 millones en Viajes Marsans! Pues bien, los trabajadores del Grupo ya saben como se la trae Cebrián, y si yo fuera un empleado de, por ejemplo, Cinco Días, el periódico económico del Grupo, ya estaría poniendo mis barbas a remojar después de ver lo que les ha pasado a los de CNN+.

¡Ah! Pero la culpa la tiene la derecha, porque ahora resulta que el espectro televisivo se va a llenar de tertulias cavernarias y no sé que más… Independientemente de la estupidez, si eso fuera así, la culpa no la tendrían estas televisiones, sino quien ha permitido que un medio de referencia de la izquierda desaparezca, y también quienes lejos de señalarle con el dedo acusador que tan presto extienden para buscar a la derecha, encima le amparan y le buscan argumentos con los que ocultar la penosa gestión de este que fue un prohombre de la dictadura franquista. Si es que hay cosas que perduran, que son innatas, que crean dependencia ideológica. La izquierda y el fascismo tienen mucho, muchísimo que ver, y por eso no es extraño que personajes como Cebrián naveguen de una a otra orilla sin despeinarse, y lleven a la práctica su doctrina de que el fin justifica los medios allá donde vayan y hagan lo que hagan. Como toda la izquierda sectaria –luego hay una izquierda democrática, a la que respeto profundamente-, Cebrián es un personaje sin principios ni moral alguna, pero peores que él son aquellos que lo adulan y, sobre todo, hacen la vista gorda con sus desmanes. Pero, mientras tanto, la causa del pluralismo pierde uno de sus referentes mediáticos, y la responsabilidad, señores míos, no la tiene la derecha, sino un señor de nombre compuesto y apellido de paso de…

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