Problemas de atención, en niños y adolescentes
Los problemas de atención en niños o adolescentes va en aumento por lo que es importantísimo diagnosticarlos a tiempo y buscar soluciones adecuadas.
¿Qué síntomas presentan estos niños?
El diagnóstico de los problemas de atención en niños y adolescentes requiere tener en cuenta la edad del niño o niña y su capacidad intelectual. En los niños más jóvenes hay que tener en cuenta que la atención todavía ha de madurar y, por esta razón, es necesario contextualizar el alcance de sus dificultades. Por otra parte, también es necesario de cara al diagnóstico que la capacidad intelectual del niño sea normal.
Síntomas asociados a los problemas de atención
- No presta atención a los detalles e incurre en errores, por descuido, en las tareas escolares u otro tipo de actividades.
- Le cuesta mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.
- Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- No sigue las instrucciones y no finaliza las tareas escolares u otro tipo de obligaciones.
- Muestra dificultades para organizarse.
- Evita o le disgusta dedicarse a tareas que exijan un esfuerzo mental sostenido.
- Extravía objetos necesarios para su trabajo escolar u otras actividades.
- Se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes.
Es importante que los comportamientos anteriores se den con frecuencia y en distintos ambientes (escuela, casa y otros lugares). No se pueden diagnosticar problemas de atención si, por ejemplo, el niño sólo muestra estas dificultades en el ámbito escolar.
Síntomas de impulsividad
En algunos casos los problemas de atención van asociados a problemas de impulsividad e hiperactividad. La impulsividad es observable a partir de los siguientes síntomas:
- Responde antes de haber sido formulada completamente la pregunta.
- Muestra dificultades para guardar el turno.
- Interrumpe o se inmiscuye en conversaciones ajenas.
La hiperactividad se puede observar en los siguientes síntomas
- Mueve en exceso las manos o pies, o se remueve en su asiento.
- Abandona su asiento en clase o en otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
- Corre o salta excesivamente en situaciones que es inapropiado hacerlo.
- Muestra dificultades para dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
- "Está siempre en marcha" o actúa como si tuviera un motor.
- Habla en exceso.
Los síntomas de impulsividad e hiperactividad, de la misma manera que los síntomas de desatención, han de producirse de manera frecuente y en distintos ambientes.
¿Cuál es el origen?
El origen biológico de los problemas de atención parece estar claro en aquellos casos donde los niños presentaban los síntomas descritos desde edades tempranas. A pesar del fuerte componente biológico de estos problemas, existen otras circunstancias que pueden agravar los problemas de atención.
Problemas de tipo emocional y fuertes preocupaciones pueden provocar en el niño dificultades de concentración. De la misma manera, diferencias acusadas en los criterios educativos de los padres o cuidadores también pueden provocar problemas de atención y conducta.
¿Cómo se trabaja con estos niños?
Es importante un buen diagnóstico de cada caso, analizando especialmente el alcance de los problemas de atención y los ambientes o situaciones donde se produce.
En este sentido, se suele pedir la colaboración de padres, maestros y monitores a través de cuestionarios. Los ejes de actuación ante problemas de atención suelen ser los siguientes:
- Información sobre el trastorno a los padres y entrenamiento en pautas educativas.
- Entrenamiento cognitivo-conductual para el niño con el objetivo de ayudarle a concentrarse y controlarse por sí mismo.
- Mejora de los hábitos de socialización ya que frecuentemente estos niños muestran problemas para relacionarse con sus compañeros.
- A nivel psicopedagógico, tratamiento reeducativo de las dificultades de atención y de aprendizaje (con frecuencia estos niños muestran retraso en sus habilidades de lectura, escritura y cálculo).
David Muñoz
Psicólogo y Psicopedagogo. Colegiado nº 6241