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Bancos y cajas restringen aún más el crédito por la crisis de deuda

J.E.Navarro/D. Badía. Madrid

La banca opta por trasladar al cliente los mayores costes de financiación como consecuencia del alza del riesgo país. El crédito cae ya un 0,1%.

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La fuerte presión ejercida por los mercados sobre España la semana pasada, que ha llevado el riesgo país hasta máximos, se va a dejar sentir con fuerza en el crédito para las empresas y familias españolas. El mayor coste que tiene que asumir el Estado para financiarse se traslada directamente al precio que tiene que pagar la banca para conseguir liquidez.

Las entidades, muy preocupadas por la evolución de sus márgenes de negocio, van a optar por elevar las cautelas en la concesión de créditos y por adaptar el precio al nuevo entorno de tensión sobre España. En términos prácticos, van a solicitar más requisitos para ofrecer una financiación más cara. Banesto ya decidió a finales de la semana pasada dar esta orden a sus redes, hasta que termine la tensión sobre España y el acceso a la financiación sea algo más barato, un movimiento en el que la van a seguir otras entidades, según fuentes del sector.

Este efecto colateral de la crisis de deuda vivida supone una nueva vuelta de tuerca para la sequía de crédito que ya vive la economía española. Desde 2007, la financiación bancaria se ha ido desacelerando a medida que la economía entraba en recesión. Según los datos del Banco de España, el crédito está estancado por completo para familias y empresas, con una caída del 0,1%. El único segmento que evoluciona positivamente son los préstamos al sector público, que crecen más de un 25%.

Por contra, los últimos datos del BCE muestran cierta recuperación en la concesión de créditos en el resto de la eurozona, todavía a un ritmo lento. Los préstamos al sector privado aumentaron en octubre un 1,4% en comparación con el mismo mes del año pasado.

La nueva situación en los mercados preocupa sobremanera a bancos y cajas, debido a que tienen que afrontar un elevado volumen de vencimientos de deuda durante los dos próximos años. Entre cédulas, bonos senior, títulos con aval del Estado y cédulas multicontribuidas (colocadas por un grupo de entidades a través de un fondo de titulización), el importe asciende a 220.000 millones de euros, según datos de Bloomberg.

Preocupación en el sector
La semana pasada, el presidente de Banca Cívica, Enrique Goñi, alertó de que “estamos en la antesala de una nueva crisis de liquidez” y apuntó a la posibilidad de que “estemos viendo un precolapso financiero”. Palabras duras en un momento en el que, precisamente, bancos y cajas habían empezado a depender menos de la financiación del Banco Central Europeo (BCE).

Su deuda con la institución se había reducido desde un máximo de 130.209 millones que tocó en julio hasta los 67.947 millones de octubre. Sin embargo, en el sector no se descarta que ésta vuelva a repuntar por las nuevas tensiones. De ahí que Javier Aríztegui, subgobernador del Banco de España, insistiera el viernes en que las entidades sigan apelando a los mercados internacionales para seguir reduciendo su apelación a la institución monetaria.

El problema radica en que el encarecimiento de los costes de financiación que debe asumir el Tesoro Público se trasladan de forma directa al sector privado. Esto sucede porque el bono español sirve de referencia para fijar una base en los precios que deben pagar bancos y empresas para captar financiación.
Es por eso que aumentan los riesgos del peligroso crowding out o efecto expulsión del sector privado del mercado de financiación, debido a que el Estado tiene que competir con bancos y empresas para conseguir dinero de los inversores.

Para intentar conseguir que se mejorara el mecanismo de transmisión de la liquidez de la banca a la economía real (familias y empresas), los gobiernos aprobaron avales públicos a finales de 2009 para que las entidades pudieran emitir deuda. Por otro lado, el BCE facilitó el acceso a sus subastas de liquidez (por ejemplo, alargó el plazo al que presta dinero y abrió una barra libre).

Alarmas
· Los bancos y cajas han reducido su dependencia de la financiación del BCE, aunque las nuevas tensiones podrían cambiar esta tendencia.

· Las entidades financieras tienen que hacer frente a vencimientos por importe de 220.000 millones en los dos próximos años.

· El Tesoro compite por captar financiación con bancos y empresas, lo que puede expulsar del mercado al sector privado

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