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EL MONARCA SE OPONÍA AL CESE DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR DEL EJÉRCITO, LUIS ALEJANDRE
Bono se enfrentó al Rey en presencia de Zapatero por la destitución de un general

@José L. Lobo.-

José Bono mantuvo un duro enfrentamiento dialéctico con el rey Don Juan Carlos, en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, motivado por la fulminante destitución del general Luis Alejandre, jefe del Estado Mayor del Ejército, a la que el monarca se oponía frontalmente.

Los hechos se remontan a junio de 2004, dos meses después de que Bono fuese nombrado ministro de Defensa, y han sido recogidos por el actual presidente del Congreso en las memorias que está a punto de concluir, y cuya primera parte llegará a las librerías, editada por Planeta, el próximo año.

El general Alejandre, que fue ascendido a la jefatura del Estado Mayor del Ejército en enero de 2003 por el Gobierno de José María Aznar, apenas duró 17 meses en el cargo: fue destituido por el Ejecutivo de Zapatero, entre otras razones, por la tragedia del Yak-42, que se cobró la vida de 62 militares españoles a su regreso de su misión en Afganistán, siendo Alejandre en ese momento máximo responsable del Ejército de Tierra.

Retirada de Irak

Pero no fue ése el único motivo de la defenestración de Alejandre. Éste, muy a su pesar, fue el encargado de poner en marcha en la primavera de 2004 el dispositivo de repliegue de las tropas españolas estacionadas en Irak, una promesa electoral que Zapatero cumplió nada más llegar a La Moncloa, y con la que el jefe del Estado Mayor del Ejército siempre mostró en privado su desacuerdo, según han revelado a El Confidencial fuentes militares.

Los clamorosos errores cometidos en la identificación de los cadáveres del Yak-42, de los que los familiares de las víctimas culparon siempre al entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, y al propio Alejandre, así como la oposición de éste a la retirada de Irak, fueron más que suficientes para que Bono le retirara su confianza y comunicase a Zapatero su intención de destituirlo.

Pero ni el presidente del Gobierno ni el ministro de Defensa contaban con la firme oposición del Rey. Don Juan Carlos, en una discreta reunión con Zapatero y Bono celebrada en Toledo pocos días antes de que el Consejo de Ministros acordase el relevo de Alejandre, salió en defensa de éste, con el que el monarca mantenía una excelente relación, y trató de persuadir a ambos de que la responsabilidad de la catástrofe aérea y de las graves deficiencias en la identificación de los 62 cuerpos no podía recaer sobre el general.

De hecho, Alejandre sugirió en abril del pasado año, durante el juicio por el Yak-42, en el que prestó declaración en calidad de testigo, que la decisión de acelerar la celebración del funeral de Estado por los 62 militares muertos, lo que desencadenó el cúmulo de errores, la tomaron Aznar y Trillo.

Tensa reunión

En sus memorias de próxima aparición, Bono revela algunos detalles de aquella tensa reunión con el Rey y el presidente del Gobierno en Toledo, pero no todos. El entonces ministro de Defensa, con Zapatero como convidado de piedra, rechazó con firmeza los argumentos del monarca en defensa de Alejandre. El momento de mayor crispación se produjo cuando, ante la insistencia de Don Juan Carlos por salvar al general, Bono quiso zanjar abruptamente la discusión: "Majestad, yo sólo obedezco órdenes del presidente del Gobierno".

Al acabar el crispado encuentro, Zapatero felicitó a Bono por la "firmeza" con la que había defendido ante el Rey sus argumentos en favor de la destitución del general Alejandre, según cuenta el actual presidente del Congresos en el borrador de sus memorias.

La tensión de esa cita se reflejó, pocos días después, en el relevo de Alejandre por el general José Antonio García González. Alejandre no sólo rehusó acudir al acto de toma de posesión del nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército que Bono presidió en el Ministerio de Defensa, sino que en su discurso de despedida, pronunciado en el Cuartel General del Ejército, afirmó que había sentido "el temblor incierto de ciertas deslealtades, de las venganzas, de los celos, de las mentiras interesadas".

Dos años más tarde, en mayo de 2006, el Ministerio de Defensa abrió un expediente a Alejandre por considerar "intolerables" los calificativos dirigidos por el general a Trillo y Bono, a quienes tildó, en una carta remitida a un periódico, de "trepas, ambiciosos y ególatras".

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