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Canarias

La Guardia Civil prohíbe a los agentes que operan en el SIVE tener alimentos y bebida

La AUGC pedirá al Defensor del Pueblo «que tome cartas en el asunto»


EFE Una estación SIVE en Andalucía. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

La Asociación Unificada de Guardia Civiles (AUGC) denunció ayer que a los agentes que trabajan en el Servicio Integral de Vigilancia Exterior (Sive) en la isla de Lanzarote se les prohíbe «la tenencia de cualquier tipo de alimento o bebida» durante las ocho horas que dura el turno de trabajo en las pantallas de control de este dispositivo.
La organización explica que el pasado 19 de agosto se recibió una comunicación del Capitán Jefe de la Guardia Civil en Lanzarote vía correo electrónico advirtiendo de esta prohibición, que trasladarán al Defensor del Pueblo «para que tome cartas en el asunto», al observar «que ni la Delegación del Gobierno, ni los altos cargos de la Benemérita en Canarias resuelven los problemas de los guardias civiles en las Islas».
En este sentido, el sindicato recuerda que «desde la inauguración de las dependencias en marzo de 2007 estamos esperando que construyan unos simples urinarios». Asimismo denuncian que el capitán que ha traslado la orden «es el mismo que hace escasos dos meses ordenó que un solo guardia civil controlase todas las pantallas y cámaras de vigilancia». Así, dicen también que «quería que durante el descanso, que está regulado en este tipo de trabajos por el Real Decreto 488/1997, lo sustituyera un guardia de seguridad ciudadana que desconocía el funcionamiento del SIVE».
Riesgos laborales
AUGC recuerda en el comunicado que «se viene incumpliendo» con los agentes la normativa vigente sobre prevención de riesgos laborales en la Guardia Civil, «ya que no se ha informado a los miembros del SIVE de los riesgos en su salud que este trabajo puede acarrear, ni se les ha sometido la visita a ningún tipo de revisión médica». Las distintas estaciones SIVE empezaron a instalarse en las Islas en 2004 para detectar mejor la por entonces avalancha de inmigrantes irregulares que casi diario llegaban a las costas canarias, principalmente a las
islas orientales. Posteriormente llegaron a Tenerife e incluso al resto de islas occidentales. Siempre han estado asociadas a la polémica por que generan algunas «zonas oscuras», sin olvidar la tragedia de la playa de Los Cocoteros, donde según la Delegación del Gobierno los agentes encargados de la vigilancia confundieron los «ecos» y una patera acabó encallando a veinte metros de la playa. Fallecieron 25 personas, de las que 19 eran menores.
El SIVE debutó oficialmente en Algeciras para controlar el tráfico de inmigrantes y la entrada de estupefacientes a través del Estrecho de Gibraltar. Su funcionamiento es sencillo. Un radar detecta los «ecos» que existen en el mar, y cámaras térmicas, nocturnas y de alta definición dirigen sus objetivos en un rango aproximado de cinco millas (10 kilómetros) para descubrir si la alarma es positiva o negativa. Si es positiva, una patera o una «zodiac» cargada de hachís se acercan a la costa. A veces, el sistema engaña a los agentes, como sucedió en Los Cocoteros. Ese día, y con la ayuda de las olas, la patera logró burlar la vigilancia del SIVE pues cuando hay tormenta y las olas son muy grandes, sus «ecos» puedan llegar a confundirse con los de alguna embarcación.

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