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ME REAFIRMO EN LO ESCRITO AYER

He leído con suma atención la literalidad de los “desacuerdos “y “distanciamientos” que se produjeron a lo largo del viernes desde las filas del Partido Socialista respecto de la propuesta pública de Eguiguren en relación con Batasuna. También las “exigencias” de Basagoiti. Todo ello me lleva a concluir que mis miedos están más que justificados.

Hablemos claro y establezcamos algunas premisas:

1. Eguiguren no podría, de ninguna manera, hacer esto al margen de Rubalcaba. Entre otras cosas porque lo que le ofrece a ETA depende del Gobierno de la Nacvión. Y ETA no acepta como interlocutor a nadie que no pueden darle lo que exija; menos aún después del último intento fallido.

2. Eguiguren no es un outsider del PSE. Es el ideólogo de la nueva estrategia del Partido Socialista de Euskadi desde que en éste se cargaron lo que representaba la llamada línea constitucionalista, la que encabezaba orgánicamente Nicolás Redondo Terreros. Nada de lo que hace Eguiguren es ajeno a la estrategia de su partido. Es el Presidente, pero es, sobre todo, el que manda políticamente.

3. El PP vasco juega un papel preeminente en la política institucional vasca: Patxi López es Lehendakari gracias a su pacto de gobierno con el Partido Popular. Insisto: el Partido Popular tiene un pacto de Gobierno con el Partido Socialista de Euskadi. O sea que si es imposible que Eguiguren lleve adelante una estrategia con ETA al margen del Gobierno de la Nación y del PSE, es imposible también que el PSE juegue al margen de su socio de Gobierno. Porque una de dos, o no se enteran (lo cual nunca es una disculpa) o hacen como que no se enteran (lo cual es aún peor).

Amigos, esto no son juicios de valor. Esto es un análisis objetivo de lo que está ocurriendo. Las piezas hay que juntarlas para analizar el cuadro final; lo contrario sería una cobardía. Les aseguro que nada de esto ocurriría si de nosotros dependiera quien y cómo se gobierna en Euskadi.

ETA NO ES UN PROBLEMA VASCO

Aunque Eguiguren proponga una paz vasca, ETA no es un problema vasco. ETA ha nacido, se ha amparado, ha sido sostenida y ha dicho matar en nombre de los vascos. Pero ETA es enemiga mortal de la democracia; es la sociedad española plural y democrática la que quiere destruir y el Estado de Derecho español el que la tiene que derrotar.

No son Basagoiti y López los encargados de lograr la paz como dice Eguiguren. Entre otras cosas porque en España ya tenemos paz; lo que nos quita ETA es la libertad. Y nunca la tendremos mientras haya quien quiera cambiar libertad por treguas largas, indefinidas, eternas o como quieran llamarlas.

Ellos no pueden hablar en nombre de todos los españoles; y ni los nuevos mesías que nombra Eguiguren, ni nadie puede dar a ETA lo que es nuestro: la democracia. Aunque lo llamen de otra manera, de eso es de lo que están hablando con ETA: de que nosotros los buenos cedamos un poco de lo nuestro para que ellos, los malos, cedan un poco de lo suyo; vaya, para que les demos por dejarnos de matar lo que no han conseguido arrancarnos por mucho sufrimiento que tuviéramos que soportar y por muchas ciudadanos a los que asesinaran.

Eguiguren ha hablado y, como parte de la táctica de apaciguamiento controlado, ha desvelado una parte de lo que está haciendo: negociar con ETA concesiones políticas Como lo hizo, por encargo de Zapatero, durante la pasada legislatura.

La macabra historia se repite. En el primer intento de vender la democracia española a ETA Zapatero y Eguiguren utilizaron a otro siniestro peón de ETA, Otegui. Y al mismo Fiscal General del Estado, Conde Pumpido. Recuerden a Otegui preguntándole al juez cuando éste dictó orden de prisión: ”¿Pero esto ya lo sabe Conde Pumpido?”.

Ahora le toca el turno a Díez Usabiaga. Todos adivinamos desde el mismo momento en el que Garzón le sacó de la cárcel con un argumento tan peregrino como bochornoso (¿eso no será prevaricación?) que su puesta en libertad no era otra cosa que una letra a plazo: si los terroristas interpretan de forma creíble su papel en esta comedia macabra, la rompemos. Y si no cumplen, tú a la cárcel. Y otra vez la cantinela: “¿Pero esto ya lo sabe Conde Pumpido?”.

Ya ven, los terroristas han cambiado de actores en la segunda parte del enredo; sin embargo, los traidores a la democracia siguen siendo los mismos: Zapatero, Eguiguren y sus acólitos: el Fiscal General del Estado y el Ministerio del Interior. Porque nada de esto que se está haciendo puede ocurrir al margen del conocimiento y la actuación del Ministerio del Interior. Y bien que lo siento, pero todos sabemos que estas cosas no se pueden hacer sin conocimiento y consentimiento (cuando no impulso) de ese Ministerio y de su titular.

Pero hay otro actor imprescindible que ha entrado en el reparto de la segunda parte de esta macabra película; el actor principal invitado no es otro que el líder del PP vasco, un tal Basagoiti. Ese joven prometedor que llegó desde Neguri a lo más alto de la dirección del PP vasco dejando por el camino a todos aquellos que lo auparon y todo aquello que defendió en origen para progresando políticamente. Este joven líder que presume de ser justo lo contrario que María San Gil o Regina Otaola; que cree que ser moderno es decir tacos y palabrotas en cada entrevista, ya sea en Vanity Fair o en el Foro Nueva Economía; ese joven político que hizo posible que Patxi López fuera Lehendakari es el que está haciendo posible esta segunda etapa de negociación con ETA.

Más vale que nos vayamos dando cuenta cuanto antes de que es así. Que nadie crea que Eguiguren da alguna vez una puntada sin hilo. El hecho de que el Presidente de los socialistas vascos sea un hombre experto en fracasar no le resta ni un ápice de talento distinguir y embaucar a todos los vanidosos con los que se cruza en su intento de pactar una salida política con ETA. Él convenció al primer vanidoso de España, Zapatero, de que podía ser el Nóbel de la Paz; y él ha convencido al primer vanidoso del PP vasco, Basagoiti, de que puede ser el hombre del PP que “traiga” la paz a Euskadi.

Esto es más grave de lo que parece, aunque todos prefieran no darse cuenta; o creer las nuevas mentiras que nos siguen suministrando cual cloroformo. Rubalcaba dice que Eguiguren se equivoca “en esta ocasión”; y Basagoiti que no lo tolerarán. Pero todos sabemos, niños chicos incluidos, que sin Rubalcaba no es posible; y que sin Basagoiti es imposible.

Qué mala suerte hemos tenido; Rajoy quiere ser de mayor como Zapatero, y Basagoiti quiere ser de mayor como Patxi. Ambos están dispuestos a confundirse con el paisaje, a hacer lo mismo que aquellos a los que quieren sustituir en el poder. Y Eguiguren, que desde siempre defendió que ETA tiene sus razones, ha encontrado para esta segunda parte de la negociación con ETA un actorazo de lujo para el reparto. ¿Quién va a desconfiar de la firmeza del PP en la lucha contra ETA? La jugada es perfecta y tiene antecedentes: de la misma manera que sólo un presidente como Suárez, que venía de donde venía, podía legalizar al PCE pillando a todo el mundo desprevenido, nadie como el PP puede ayudar a que nos relajemos mientras se cierra el pacto político con ETA.

Sé que esto que digo suena fuerte; pero es que es muy fuerte. Es muy fuerte que estén repitiendo la historia ante nuestras narices. Es muy fuerte que nos quieran hacer creer que ETA nos va a traer la paz. Pero lo más fuerte es que nos callemos. Como diría Pilar, qué solos se quedan los muertos. Sobre todo cuando les abandonamos los que en otro momento les prometimos que nunca íbamos a olvidar por qué fueron asesinados y cuál era el propósito de sus verdugos.

Yo no pienso olvidar que ETA nunca persiguió otra cosa que conseguir con el crimen no que no podía conseguir con la democracia. ¿Qué falló en el primer intento con Zapatero? Las víctimas que movilizaron a la sociedad civil y el PP que no se arrugó y no se calló. Eguiguren ha aprendido la lección y no parece que el PP vasco vaya a ser un problema. ¿Tendrán las víctimas que salvarnos otra vez? Rosa Diez

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