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Depresión entre los diputados socialistas ante el temor a un varapalo electoral en las autonómicas.

Zapatero, durante su intervención del miércoles en el Congreso (EFE).

@Daniel Forcada.- 14/05/2010 (06:00h)

Hay silencios más audibles que un atronador aplauso. Y la imagen del ex vicepresidente del Gobierno y hoy diputado Alfonso Guerra mudo e impasible al término del discurso de un José Luis Rodríguez Zapatero en sus horas más bajas fue tan llamativa que pocos diputados populares se resistieron a no comentarla en los corrillos con los periodistas. Guerra y su compañero de escaño, el también histórico Paco Fernández Marugán, decidieron, coordinadamente o no, quedarse sentados en su escaño y con cara de circunstancia cuando el presidente acabó de detallar su tijeretazo social.

Su actitud es el reflejo más patente del desánimo que desde ayer se extiende entre el ala socialista de la cámara, que ha asistido perpleja al cambio radical de discurso de su jefe de filas, difícil de comprender y de explicar a su votante tradicional. Sobre todo en asuntos tan peliagudos como la congelación de las pensiones. Como explicaba ayer el diputado Juan Antonio Barrio de Penagos, portavoz de Izquierda Socialista, la corriente más a la izquierda del PSOE: “Esperábamos medidas duras pero no tanto”.

“Guerra tiene una opinión propia que es totalmente contraria a lo que Zapatero expuso en el Congreso”, señalan fuentes cercanas al grupo parlamentario. “Pero también es consciente de que si no hay un alternativa de liderazgo clara dentro del partido es mejor permanecer por ahora callado y no aplaudir a unas medidas con las que están radicalmente en contra”.

Las mismas fuentes constatan también la inquietud que se palpa ya entre los diputados socialistas, conscientes de que este tremendo recorte va a tener, para empezar, consecuencias muy duras en las próximas elecciones autonómicas. Por más que el PSC rechazase ayer a este diario que esto les vaya a afectar de cara a la próxima cita de los catalanes con las urnas. “El grupo está pasando por una época kafkiana”, explican. “La gente está totalmente desanimada y hundida porque saben que las próximas elecciones autonómicas corren peligro en muchos sitios. No tienen claro qué hacer de cara al futuro”.

Sin embargo, la consigna oficial ha sido la de cerrar filas y dejar las explicaciones más embarazosas en manos de los pesos pesados del partido. El objetivo es que no se difundan mensajes contrapuestos de cara a posibles medidas futuras que el Gobierno pueda tomar, como ayer quedó patente en los diferentes discursos de varios miembros del Gobierno como José Blanco, Elena Salgado y Manuel Chaves. Para ello, el PSOE distribuyó ayer entre sus dirigentes una instrucción con órdenes muy claras: “No meterse en líos”, ni hablar “de lo que no se sabe” a la hora de explicar a los ciudadanos el alcance de las medidas de ajuste.

Uno de los ejemplos más claros del desánimo de la bancada socialista lo expresaba ayer el diputado del PSC Manuel Mas, portavoz de su grupo parlamentario en la Comisión mixta de relaciones con el Tribunal de Cuentas. En su página personal de internet, Mas reconocía que el Gobierno se había visto “doblegado”. “Nos hemos resistido como gato panza arriba confiando en que tendríamos bastante suficiente para aguantar la situación, que ésta mejoraría y que conseguiríamos mantener la confianza externa necesaria para pasar el temporal pero éste ha arreciado en lugar de remitir. No hemos podido aguantar el pulso. Nos han doblegado".

Un mensaje de desánimo que también sonaba parecido en otro destacado miembro del grupo parlamentario. Rafael Simancas, ex secretario general del PSM, reconocía también ayer que “es cierto que rectificamos y nos contradecimos, pero todas estas razones no restan un ápice de razón al Gobierno en la aplicación de las medidas anunciadas".

Los socialistas han sido ilustrados para justificar estas medidas, partiendo del argumento de que la otra alternativa hubiera sido tener que reducir las prestaciones a los desempleados, que no se verán afectadas. "Pero no hay que hablar de lo que no se sabe", recalca el documento. Una advertencia clara para que no se especule sobre una posible subida de impuestos que, de momento, no es una de las medidas previstas y cuya concreción debería decidir el Ejecutivo.

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