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ARCO IRIS pide que se aclare quien descontaminará Alcoa.

Las últimas declaraciones del propio Comité de Empresa de Alcoa acerca del elevado importe que supondrá descontaminar la bomba en potencia que supone Alcoa, debería impulsar a la Xunta de Galicia y al propio Ministerio de Industria a realizar un informe acerca de a quién debería corresponder pagar la factura de sanear el espacio que dejará la muntinacional en caso de cierre indefinido. Un caso particular, como muestra lo constituye la actuación de SEPES, (Sociedad estatal de Promoción y Equipamiento de Suelo, en 1989, en el municipio de Curtis, La Coruña), donde la factoría SIDEGASA, había dejado casi 20 ha de suelos contaminados. La restauración ambiental de ese espacio, para su reutilización en un polígono industrial, requirió, entre otras muchas actuaciones, una compleja técnica de impermeabilización y un aporte de un metro de espesor de tierra vegetal, base para elfuturo tratamiento de restauración de base herbácea y arbustiva, (SEPES, 2004). Esa actuación supuso muchos años de trabajos y una cuantiosa inversión. Once años después del cierre de Sidegasa, una pregunta del diputado Merino Mejuto, en el Parlamento de Galicia, dejó de manifiesto que la inoperancia del SEPES para descontaminar la parcela de Sidegasa estaba poniendo en peligro la implantación de nuevas industrias. Cabe recordar que todo el proceso del cierre de Sidegasa fué especialmente convulso y dió lugar a todo tipo de informaciones acerca del destino de la maquinaria de laminado en frío.
        ARCO IRIS agradece en lo que vale a la plantilla que se reconozca ahora que Alcoa era uno de los focos más contaminantes de la comarca, con unas emisiones de monóxido de carbono superiores a 6.500 toneladas en 2017, muy por encima de otros complejos industriales, como Repsol o Megasa.
       El monóxido de carbono emitido por Alcoa, producto de una combustión incompleta fruto de un proceso industrial obsoleto, es un gas inestable mucho más peligroso que el dióxido de carbono y gravemente tóxico para la población. Alcoa ha estado envenenando a los coruñeses demasiados años como para pretender que su permanencia se garantice en las actuales circunstancias. Por todo ello, ARCO IRIS invita a todas las partes implicadas a hacer un sereno ejercicio de reflexión acerca de la viabilidad económica de un nuevo complejo más sostenible dedicado a otra actividad industrial y con un control exhaustivo y permanente de sus emisiones, cosa que ahora no sucede.


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