El mejor capital humano en la educación
Apasionado,
emprendedor, autodidacta, con una gran vocación por su profesión y no le
importan los obstáculos ni los reconocimientos. Resumiéndolo muy
brevemente: ama su trabajo. Sinceramente, pienso que el mejor capital
humano de los que trabajan en la formación es el profesorado que hace
innovación educativa. Incluso me atrevería a decir que es el mejor capital
humano de cualquier profesión que yo conozca.
Pero también suele ser
individualista, se centra en sus necesidades inmediatas, actúa de forma
local, no suele pensar en exportar sus resultados a otras asignaturas, no
piensa en los recursos, y actúa, en ocasiones, sin coordinación con otro
profesorado y sin formación en innovación educativa. Si a estas últimas
características le unimos que las entidades públicas que gestionan la
educación son las únicas en el mundo que ignoran (e incluso desprecian) a
su mejor capital humano, tenemos que el profesorado que innova es una mezcla
de llanero solitario con Sísifo (cuando fue castigado a subir una gran roca
hasta la cima de una montaña y la roca caía una y otra vez antes de llegar)
Tenemos los mejores
compañeros/as de viaje que cualquier persona podría tener, pero no viajamos
juntos, lo hacemos por separado, sin caminos comunes, sin paradas para
poner en común nuestra experiencia y sin seguir una estrategia común.
Pienso que debemos
centrarnos en conseguir gestionar el capital humano que representa el
profesorado que hace innovación educativa, así como la forma de plantear
las experiencias de innovación educativa y, por supuesto, la forma de
divulgarlas.
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