El título podría aparecer en el blog de Facebook después de algunas de las
declaraciones de Zuckerberg a lo largo de la historia. También lo suscribiríamos
aquí, o en Socionomía, cuando
determinábamos la transparencia como una de las actitudes 2.0 dignas, en este
caso, de ser cooptadas a pesar de sus citados orígenes interesados. Sea como
sea, el tema de la privacidad aparece en cada debate sobre la bondad de las
redes sociales, en un sentido positivo en cuanto a la investigación médica y
normalmente en negativo en cuanto a la realidad, pero también las variadas
exageraciones acerca cómo gobiernos y empresas nos observan.
Se trata, comentamos a menudo, de una preocupación que tiende a desaparecer.
Así, desde la práctica de formación en social media, observamos en las aulas
cómo la cuestión suele destacar en mayor medida cuanto mayor es la edad de los
que se muestran afectados, resultando incluso irrelevante, según algunos
estudios, en la adolescencia. Una polémica investigación refuerza estas
impresiones y motiva este post:
El nuevo panóptico:
Denominado proyecto Blackberry, se trata de un controvertido estudio
académico que recrea la conocida idea, observando los textos, imágenes, IM,
mensajes de Facebook emitidos desde Blackberry “trucadas” de 175
pre-adolescentes durante 4 años. Medio millón mensual de mensajes en una base de
datos en beneficio de la ciencia social y perjuicio de de la privacidad a cambio
de un smartphone libre y un plan ilimitado de mensajes de texto para los
participantes.
Los datos están siendo analizados y arrojan las primeras curiosas
conclusiones, aunque serán muchas más en un futuro:
-Contra otras investigaciones, chicos y chicas parecen “textear” con la misma
frecuencia, de unos 110 mensajes diarios y sin grandes diferencias entre ellos.
¿Empieza a hacerse realidad el cyborg andrógino que reúne lo mejor de ambos
sexos y diluye las diferencias?
-El número de mensajes no correlaciona con problemas de conducta. Sí lo hace,
obviamente, el contenido de los mismos.
La edad de la muestra constituye, creo, la mayor debilidad del estudio: de 9
a 13 años, tiempos en los que probablemente ni a los adolescentes de hoy ni a
los de ayer les preocupaba demasiado la cuestión de la intimidad. Extraña, eso
sí, la actitud de los padres, que aceptaron como sus hijos la promesa de que
nunca se rompería la confidencialidad sin problemas.
En fin… que parece que el tema sigue adelante, así que estaremos atentos a
los resultados que pueda desvelar, que de cualquier modo serán interesantes para
psicólogos sociales, sociólogos, comunicólogos y demás interesados en conocer
las lógicas del nuevo individuo conectado.
Sociedad de la transparencia:
De momento y en el mismo sentido que titula este artículo, me han parecido
también interesantes una serie de encuestas desde Zogby/Congressional Internet Caucus Advisory Committee, que
concluyen que los jóvenes de 18 a 24 años tienen percepciones sobre la
privacidad distintas del resto, cercanas al concepto de sociedad de la transparencia:
No hay dudas en cuanto a que nada es ya lo mismo y 9 de cada 10
Estadounidenses creen que Internet ha cambiado nuestras expectativas en
cuanto a privacidad. De acuerdo con los resultados de la encuesta:
– Solamente el 35.6 por cien de la gente de 18 a 24 años considera que
alguien que postea una imagen de uno en una piscina está violando la privacidad,
comparado con el 65,5% del resto.
– Solamente el 19.6 por cien de la gente de
18 a 24 años considera que exponer su perfil en una red social de citas sería
una invasión a la privacidad, comparado con el 54.6 por ciento del resto.
De forma coherente con nuestras hipótesis, las nuevas generaciones (18 a 24
años) también parecen distintas en cuanto a las relaciones sociales en la era de
internet, con el 45.4 % destacando que han roto alguna relación sentimental
usando un mail o mensaje de texto, en comparación con el 7.6 % del resto del
grupo. Además, parece que “los sueños de la razón que generaban monstruos”
empiezan a ser historia, que los prejuicios empiezan a desvanecerse, de forma
que los políticos más implicados en el nacimiento de internet (como Al Gore), no
recibirían penalización electoral por ello (como pasó en efecto en el 2000),
sino todo lo contrario, entre los más jóvenes.
Finalmente aumenta también la percepción de la red de redes como TEP, como instrumento para la liberación democrática de los
pueblos, mostrando el mismo estudio cómo los jóvenes estadounidenses concuerdan
en afirmarlo en el caso Chino sobre el que se les cuestiona.
Parafraseando algo que repetimos a menudo, hay que tener en cuenta pero no
obsesionarse con los límites hasta un punto que impida disfrutar de las
oportunidades…
Nota: acaba de salir al mercado editado por Deusto, Socionomía, mi libro. Dejo enlace a su microsite para su compra y descarga tanto en versión papel como en versión ebook.