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¿Qué ocurre con la familia?

La familia ha sido el mayor logro verdaderamente social que la humanidad ha logrado y la que ha permitido los verdaderos avances que hemos conseguido. Con todos los inconvenientes que quieran inventar “los progresistas”; la familia tradicional, fue, es y seguirá siendo el soporte principal de cualquier sociedad civilizada. Todo lo demás fue, es y será… aleatorio.

La decadencia, cuando no la degeneración que hoy invade a la actual sociedad de consumo, es consecuente a que los valores verdaderamente familiares, se han relajado y se ha llegado a ese estado en que cada cual quiere (y va) por su lado, queriendo buscar fuera de la familia lo que nunca va a encontrar; de ahí esa cada vez mayor cantidad de individuos solos y que en esa soledad van a vivir y morir, ignorando que lo que estiman como “libertad individual”, no es otra cosa que un dogal invisible que los irá consumiendo y amargando cada vez más, hasta esos estados en que ya el individuo va a necesitar ayuda… que dudo la encuentren en esas soledades y mucho menos en esos asilos modernos, donde se almacenan hoy los que pueden costearlos (el resto queda abandonado a su suerte) y que en esa soledad “acompañada”, esperan la muerte más triste que un ser humano podrá encontrar.

Lo mismo que el recién nacido necesita el calor y el cariño humano que sólo podrá encontrar en un hogar familiar; de la misma forma y manera lo vamos a necesitar cuando ya la vejez nos convierte en eso mismo… “una especie de bebés viejos y arrugados que sólo se sostienen sobre la base de los que ellos, habiéndolos criado (soportándolos) supieron encauzarlos hasta que ya adultos, pudieron desenvolverse solos y de los que (por obligación) esperan la reciprocidad lógica y humana.

Lo he dicho a lo largo de mi ya larga vida, infinidad de veces; y a los primeros de todos a mis propios hijos… “mirad y recordad siempre, que lo que vosotros recibisteis cuando indefensos vinisteis a este mundo… es una deuda que contraéis para si llegado el momento, tenéis que pagarla… y lo mismo que vuestra madre (antes el padre tenía otra misión en la familia, si bien también colaboraba) os ha limpiado vuestros excrementos, babas y cuerpos en general… llegado el momento tenéis la obligación de hacer lo mismo con aquellos que supieron soportaros con la enorme paciencia que hay que tener para ello; pero que se asumían con toda la entereza (que no resignación) que los padres suelen tener y por cuanto asumieron que… “la mayor obligación que contrajeron al formar una familia y traer prole, era esa; cosa que hasta los animales cumplen; o sea y más claro, cuidar de la nueva generación y dotarla lo mejor posible para que no sean una carga en la sociedad donde han de desenvolverse”; simplemente es el deber u obligación de la continuidad de la especie y que en “el libro de libros”, se sintetiza con la frase de… “creced y multiplicaos”.

Muchos de los problemas que hoy padecemos, son simplemente por cuanto ni el padre supo ser padre (siempre fue el encargado de salir a pecho descubierto a buscar el sustento familiar y que la familia se desarrollase bien y bajo el principal e insustituible cuido de la madre) ni la madre, supo ser madre. Del haber dejado el hogar ambos y “todo lo demás”; es la consecuencia del desarraigamiento actual y el que tanta juventud ande perdida por el mundo, pese a lo que dicen disfrutar de esa brutal sociedad de consumo que habiéndonos “envenenado”; ha terminado por producir los colapsos continuos que hoy soportamos y donde… “ya nadie está satisfecho, puesto que todo le parece poco y siempre desea lo que no tiene”; no sabiendo disfrutar o sacar provecho de lo mucho que tuvo y tiene… pero va por el mundo, como aquel jumento, que el arriero que lo monta, lo lleva muerto de hambre y sin embargo le hace aligerar el paso, simplemente llevando una pértiga con verduras frescas y jugosas, que perversamente le arrima a sus hocicos pero no dejándole morder el cebo”.

De acuerdo que hay excepciones (puede que muchas excepciones) y que en algunos casos, las cosas van bien con los sistemas modernos; pero la generalidad y visto lo que ocurrió y sigue ocurriendo, me dice que la razón está más en lo que digo que en lo que me dicen y quieren imponer. Y el que no sea muy lerdo, que vea y analice.

El que no quiera obligaciones familiares, que no las contraiga y que viva como los tigres en sus selvas; donde el macho cuida su territorio y la hembra se las apaña sola en el suyo, puesto que esa es la ley de la selva y la que les marcó la naturaleza.

Lo que no es de recibo es que la mayoría de los que hoy contraen matrimonio, se separan en tiempos mínimos y por cuanto ya no se aguantan el uno al otro (se ha dado el caso que en el propio viaje de novios surgió la separación); no digamos cuando ya hay hijos por medio y en el estado en que estos quedan, por mucho dinero que reciban… pero “el ser humano necesita mucho más que el dinero”; no digamos cuando hasta eso falta por los motivos que sean y las guerras matrimoniales que se producen en esas separaciones, donde “el uno despelleja al otro y si puede lo arruina”… o peor aún, puesto que se termina en las sangrientas tragedias que muy frecuentemente vemos reflejadas en los periódicos.

Me ha inspirado cuando digo hoy, una entrevista realizada a un experto en la materia, cual es D. Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría y el que aborda todo cuanto yo digo y más, en el diario ABC del 06-05-2011 y la que sugiero busquen y lean; puesto que quizá en “palabras más dulces”, dice mucho más que yo hoy digo y afirmo.

Antonio García Fuentes(Escritor y filósofo)www.jaen.ciudad.org (allí más)

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