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Sin salida aparente en el modelo educativo

Juan Ramis-Pujol

Este verano, con motivo de un proyecto de estudios sobre el Mediterráneo, basado en los trabajos del archiduque Luis Salvador de Austria (www.nixe3.com), tuve la oportunidad de pasar unos días en las islas Columbretes, situadas a 30 millas náuticas de Castellón. Me sorprendió, desde un inicio, la iniciativa emprendedora del equipo técnico de esta reserva natural. Por ejemplo, dicho equipo ha producido un interesante estudio comparativo sobre la flora y fauna de las Columbretes que pronto aparecerá en el sitio web mencionado. Asimismo, ha diseñado un concurso para escolares que realizarán ensayos literarios y dibujos relacionados con el tema de estudio.

Algunos de los profesores de los colegios que participan en dicho concurso indican que este tipo de iniciativas tiene efectos muy positivos tanto en el colectivo de alumnos en general como en algunos estudiantes en particular, al descubrir, estos últimos, vocaciones hasta entonces desconocidas. Los efectos más espectaculares se han visto cuando los técnicos de la reserva natural han regresado a los colegios y han comentado con los alumnos puntos de mejora posibles para todos los trabajos entregados; incluso para aquellos que no han ganado el concurso.

Vemos, pues, cómo esta iniciativa emprendedora en el ámbito de la Administración pública es impulsora de creatividad, tanto en el contenido como en el método y, finalmente, promotora de la motivación que acaba potenciando el aprendizaje de los alumnos. En cualquier caso, seamos conscientes de que el mayor beneficio se consigue al cerrar el círculo; es decir, al dar feedback personalizado a los alumnos.

Los datos de nuestro país en las comparativas internacionales sobre la educación son ciertamente preocupantes. Cualquier escenario positivo de futuro requiere una mejora significativa en la formación y las competencias de los jóvenes. Este ejemplo práctico plantea algunas cuestiones básicas que deberíamos tratar urgentemente en nuestro sistema educativo.

En una primera instancia, el primer obstáculo para este tipo de iniciativas es la falta de recursos. Las perspectivas actuales de reducción de gasto son deprimentes. Pero la crisis actual y dicha falta de recursos abren asimismo una oportunidad; la de intentar conseguir más con unos recursos limitados. Y es aquí donde estas iniciativas emprendedoras adquieren, hoy en día, una mayor importancia: permiten transformar los métodos siendo, a la vez, más eficientes en la utilización de recursos y más eficaces al centrarse en las necesidades reales de los estudiantes.

Se habla mucho de la necesidad de reformas pero, desafortunadamente, las reformas no llegan al quid de la cuestión y se suelen quedar en simples arreglos cosméticos. El problema no está tanto en los profesores ni en una pretendida falta de productividad de estos últimos, sino más bien en la falta de una visión clara de futuro, en la inflexibilidad del sistema, y en la ausencia de incentivos adecuados en el mismo. La responsabilidad última recae en aquellos responsables de la Administración pública que, pudiendo, no saben o no quieren definir un nuevo marco de funcionamiento del sistema educativo.

Si faltan ideas en los equipos directivos, éstas por el contrario abundan entre la gente con iniciativa emprendedora. ¡Y créanme, la hay en todas las Administraciones públicas! Identificar a estas personas se ha convertido en una necesidad y sus contribuciones potenciales al avance del país son más que nunca fundamentales. Lo explicó en detalle Schumpeter al ilustrar el concepto de destrucción creativa que es básico para superar las crisis y salir reforzados de ellas. Es evidente, a partir de los datos y los hechos de estos últimos meses y días, que esta vez el sector público no podrá ser una excepción y también deberá reinventarse en gran medida.

Para ayudar a España a salir de esta deriva, impulsemos o, al menos, escuchemos, las ideas que nos pueden ayudar a salir del actual callejón sin salida. Por una vez, pongamos por delante el interés colectivo antes que los intereses individuales y partidistas. Por una vez, replanteemos el statu quo a pesar de que no todos ganemos a corto plazo. Los políticos y los altos cargos de la Administración son directamente responsables. Estamos en una fase crítica, y los discursos vacíos y las apariencias ya no nos valen.

Juan Ramis-Pujol. Profesor del Departamento de Dirección de Operaciones e Innovación de ESADE-URL

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