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MANUEL VÁZQUEZ - Secretario xeral del PSdeG

"Mi candidatura la decidirán los socialistas gallegos"

"Tan solo ir en las listas municipales obligará a los diputados a renunciar al Parlamento"


Manuel Vázquez (O Carballiño, 1954) está a pocos meses de celebrar su segundo año al frente del PSdeG. Su carrera se inició en UCD. Tras desembarcar en el PSdeG, fue alcalde de O Carballiño y conselleiro con el bipartito. "Iniciamos la remontada", dice.

DANIEL DOMÍNGUEZ - SANTIAGO Manuel Vázquez aprovecha su condición de médico para asegurar que el PSdeG se encuentra en el período refractario: "Es la pausa antes de que el corazón vuelva a bombear. Hemos recuperado el pulso". El horizonte son las municipales en las que los diputados que suenan para las listas deberán elegir. Solo presentarse implicará su adiós al Parlamento. Pero "hay relevo", advierte.

– Hace un año prometió que impondría en el PSdeG el principio de "un hombre, un cargo", pero hay diputados que barajan presentarse en las municipales. ¿Cuántos lo harán?

–Es un lema rígido. Tenemos gente de mucha valía en el grupo parlamentario y si algunos pueden apuntalar las listas municipales, buscaremos el equilibrio. Pero tienen que estar en un sitio o en otro.

–¿Hay riesgo de que el grupo se descapitalice y pierda nombres? Han sonado para irse Leiceaga, Barcón, Pose, Meijón, Roca…

–En absoluto.

–-¿Ir en las listas implica ya renunciar al Parlamento? Lo digo porque cabría la posibilidad de presentarse y luego seguir en la Cámara...

–Sí. Por eso se lo tienen que pensar mucho.

–El pasado domingo usted y José Blanco, ministro y número dos del PSOE, hablaban de "remontada". ¿Cómo ve sus encuestas?

–Ya tengo las nuevas. En las dos grandes ciudades la confianza mayoritaria seguirá siendo del PSdeG. Apuesto a siete de siete.

–¿Y dos de dos en las diputaciones?

–Tres o cuatro de cuatro. Creo que va a caer seguro la Diputación de Pontevedra. En 2007 nos acostamos con ella. El frenesí transfuguista de Louzán, que lo lleva en el ADN, es su manera de no perder la Diputación.

–Blanco ya lo da como candidato a presidir la Xunta. ¿Lo será?

–A quién no le apetece. Pero esto no lo tiene que decidir Blanco, sino los socialistas gallegos, aunque la opinión de Blanco sea muy importante.

–¿Blanco ha perdido peso frente a figuras como Rubalcaba con la remodelación del Gobierno?

–El tándem de ambos es el tándem de la fuerza. Y a Blanco le encargan la responsabilidad del partido, Fomento, Vivienda y Transporte, y ahora la coordinación electoral. Él sabe ganar elecciones.

–¿Cuándo se decidirá la candidatura en Galicia?

–Entre las locales y verano y otoño será el momento.

–¿Debe optar a la reelección Zapatero?

–Hace unos días vi al Rodríguez Zapatero más fuerte en mucho tiempo, tranquilo y metido otra vez en el papel de presidente.

–¿Antes no lo estaba?

–Es humano y ha pasado sus avatares. Ahora lo veo fuerte.

–¿Le molesta tener que defender constantemente a Zapatero y que lo ataquen con su gestión?

–No cabe duda que tiene pros y contras. Cuando tienes un ministro como Blanco, que invierte 6.000 millones en Galicia es un pro. Cuando se aplica un recorte laboral es una contra. Pero nosotros no podemos permitirnos en Galicia tener a un presidente como Feijóo, un presidente del postureo. Como dice un dicho "cacarear está ben, pero hai que poñer ovos". Feijóo cacarea mucho, pero pone pocos huevos en este país.

–En las últimas semanas ha marcado distancia e incluso se ha opuesto a Moncloa en asuntos como la leche, las competencias de tráfico, el decreto del carbón…

–El fin de ciclo del Gobierno saliente no estuvo fino con Galicia. Y antepuse los intereses de Galicia en una estructura federal. No hice nada que no se haga habitualmente en Cataluña, Andalucía o el País Vasco. Dentro de un modelo federal, Galicia tiene que decir "qué hay de lo mío". La sintonía entre el socialismo gallego y el nacional es total, pero cuando se producen divergencias, hago mío eso de "amigos, amiguiños, pero a vaquiña…".

–¿Si usted gobernase hubiese organizado la visita del Papa?

–Respeto no quiere decir usar al Papa. La Xunta antepuso la imagen de Feijóo a la de Galicia. No se puede llenar el país de carteles con el Papa y anagramas de la Xunta. Eso sí, éste venía a darle un mensaje a Galicia y ésta le ha dado otro a él…

–¿Cuál?

El de la participación y la implicación. Del incremento del laicismo no hay que culpar al Gobierno, la Iglesia deberá mirar para sí misma y saber por qué se desafecta tanta gente.

–¿Le pareció cara?

–Yo pido que los actos de Estado los pague el Gobierno y los religiosos los pague la Iglesia, que tampoco anda descalza.

–¿Le desagradó su mensaje?

–Hubo frases sobre las mujeres, los homosexuales, la laicidad o el aborto que no comparto.

–¿Y la comparación con los años treinta?

–Me quedé perplejo. Aún así, no es normal que Feijóo quiera llevar la mitra y salga más en los telediarios que él. Montó una parafernalia que fue un fracaso estrepitoso, aunque hubiese preferido que saliese bien.

–Da la impresión de que está usted solo en el PSdeG, incluso ha habido asintonías en casos como la fusión de cajas con su portavoz parlamentario. . ¿Cuál es su equipo?

–El de las cajas fue un debate controvertido y quien cambió de opinión fue Feijóo. Pasó de pedir un informe para cesar a Gayoso –presidente de Caixanova– a proponerlo como presidente de la caja, y de decir que la ley era intocable, a adaptarla al proceso de fusión. Volviendo al partido, podría decir ahora dos gobiernos para Galicia.

–Con uno es suficiente…

Sería una insensatez. Tenemos gente consolidada, pero hay que abrirle la puerta a la gente joven, no podemos estar los 20 de siempre. Estamos preparando un partido para gobernar Galicia de manera estructural, no para que esperar que haya un Prestige o que Fraga tenga 85 años.

–Cuando se hizo con las riendas del PSdeG marcó distancias con el BNG. ¿Cómo afectará a las coaliciones el momento delicado del Bloque a nivel interno?

–El BNG tiene menos riesgos de lo que se dice. No sufrirá ningún descalabro. Las coaliciones funcionan, pero, como en el fútbol, nunca me fiaría de un equipo que sale a empatar. El PSdeG va a ganar, pero si los ciudadanos deciden que gobernemos en coalición lo haremos.

–Critica la financiación privada, pero Blanco la usa para el AVE.

–La aceptamos en todo menos en educación, sanidad y dependencia. El hospital de Vigo, de 400 millones, se irá a 1.270. Eso no es economía.

–¿Apoyará el catálogo de fármacos que impulsa el PP?

–Es una iniciativa para reducir los medicamentos a los gallegos que impugnará el Ministerio. No puede ser que un gallego que viva en Barcelona tenga un fármaco allí y no aquí. Además, no aparece en ella la palabra genéricos.

–¿Y si se aprobase un catálogo para toda España?

–Ahí estaríamos todos de acuerdo. Mientras, no.

–La semana pasada usted propuso un pacto contra el transfuguismo, después de que Zapatero avalase el caso de Benidorm, donde el PSOE contará con un tránsfuga...

–Louzán y Feijóo compraron a todos los tránsfugas antes de Benidorm. Ellos dos, junto a Baltar y Barreiro decidieron racionalmente convertir a los traidores de la política local en una parte estructural de su proyecto político. Lo demás les da igual.

–¿Le ha molestado el apoyo de Zapatero en Benidorm?

–Me pareció un error de bulto, pero somos un partido federal y la federación gallega se levantó y se marchó.

–¿Ha enfriado su relación con la cúpula de Ferraz?

–En absoluto.

–El PP le echa en cara que el PSdeG se hizo con la Presidencia de la Xunta gracias a un tránsfuga en el 89…

–Un profesor me enseñó: "neno, nunca poñas exemplo das cousas que se fan mal, ponos do que se fai ben". Que ahora haya traidores en las municipales depende de Feijóo, Guillerme Vázquez y de mí.

–¿Serán las locales de mayo su reválida?

–La gran derrota será si el presidente de la Xunta no gana las ciudades, aunque los alcaldes serán los protagonistas. No van a ganar porque esté yo o porque Feijóo pretenda poner 315 mini–yos en los concellos. Esa frase de que es el alcalde en 315 ayuntamientos es un gesto de arrogancia.

–¿Una derrota lo haría dudar de su continuidad?

–Yo ya tengo mucho recorrido para dudar. Esto no es un desafío personal ni en una cuestión de honor.

– ¿Y cómo definiría el trabajo de Núñez Feijóo?

–Pues le hemos obligado a rectificar en beneficio de todos, caso de la autovía de Carballo o las pensiones no contributivas el año pasado. No tiene ética, ni austeridad ni gestión.

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