DESTRUCCIÓN EN LA COSTA ALMERIENSE
Los tribunales lo dejan claro: la Junta tendrá que derribar El Algarrobico
Vista del hotel El Algarrobico (A.R.).
Las sentencias se suceden. Y todas van en la misma dirección. El Algarrobico es ilegal. Más: hay que derribar el hotel. La última decisión judicial supone “un antes y un después, un paso muy importante, casi definitivo”, según confirma a El Confidencial Jaime del Val, presidente del grupo ecologista Salvemos Mojácar y el Levante Almeriense.
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Conviene recordar que el TSJA (Tribunal Superior de Justicia de Andalucía) dictó el pasado 5 de mayo una providencia por la que prohibía al alcalde de Carboneras "realizar cualquier actuación urbanística" en el sector de El Algarrobico, "con el apercibimiento de incurrir en delito de desobediencia". El Ayuntamiento aprobó en agosto de 2009 las normas urbanísticas que rotulaban la zona como urbanizable.
El auto del TSJA confirma que el sector ST-1 sobre el que se levanta el hotel de Azata del Sol en el paraje de El Algarrobico, en Carboneras (Almería), goza de la calificación medioambiental de "espacio natural protegido" y, por tanto, "no urbanizable" de acuerdo al Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del parque natural de Cabo de Gata-Níjar de 1994 frente a la calificación de zona D2, "no incompatible con el uso urbanístico".
Como ya publicó El Confidencial el pasado 26 de agosto (Un disparate llamado Algarrobico), no hay unanimidad de criterio en los vecinos de la zona. “Sería peor el remedio [derribar el hotel] que la enfermedad. El cemento está enganchado a la montaña. Y esto no se puede demoler con dinamita y ya está. No”, resalta Antonio. “Aquí construyeron el hotel más de cuatro años y no vi a nadie de Greenpeace. Y no digamos nada de [la ex ministra Cristina] Narbona. Fue la que puso la primera piedra con el alcalde”.
Greenpeace culpa directamente a
La propiedad de los terrenos del hotel es de la promotora Azata del Sol, que prometió 300 puestos de trabajo. Los ecologistas creen que esta empresa es quien debe pagar la factura de la demolición del mastodonte almeriense. “La promotora debería responsabilizarse del gasto y también