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Batasuna y ETA: La hora de la verdad

La izquierda abertzale confía en una inminente tregua de la banda que dará paso a un proceso de paz "verificable" e "irreversible"

Dirigentes de la izquierda abertzale, en una rueda de prensa celebrada en Altsasu (Navarra), en noviembre del año pasado. - Mikel Agirrezabal

"ETA tiene que apoyar el proceso, y lo hará, y es urgente que lo haga. Si no lo hiciera, sería su suicidio". Este es el análisis de un destacado miembro de la izquierda abertzale ilegalizada, quien trasladó a Público su convicción de que la apuesta por "las vías exclusivamente políticas y democráticas", plasmada en el documento Zutik Euskal Herria (Euskadi en pie), es irreversible. Esta misma semana, un comunicado calificaba la última cadena de ataques de la kale borroka en diferentes puntos de Euskadi como actos que rompen su "estrategia". No hubo condena formal, pero en el calculado lenguaje de la izquierda abertzale un distanciamiento expreso de la dinámica veraniega de la quema de contenedores se considera un importante avance.

El mundo de la antigua Batasuna espera un "alto el fuego" permanente de ETA para las próximas semanas. "Nosotros hacemos una oferta abierta a la sociedad. El mensaje es hacia ETA y el Estado", señalan fuentes conocedoras del proceso. Si la banda no reacciona, Batasuna entiende que deberá romper amarras con la banda terrorista. Y, por otra parte, reclama al Estado que recoja también el guante y ponga los medios para que la formación ilegalizada pueda concurrir en las próximas elecciones municipales y forales, que se celebrarán en mayo de 2011. "El Estado, a través de Interior, se ha mantenido tres años en la idea de que cualquier futuro proceso pasa por el fin de la violencia. Con los pasos constatables hacia la no violencia, el Estado no podrá sostener su estrategia", sostienen esas fuentes. "El Gobierno conoce perfectamente todos los movimientos que se han ido produciendo", insisten.

"Nosotros hacemos una oferta abierta. El mensaje es hacia ETA y el Estado"

Verificación del proceso

Pero ¿qué es lo que diferenciaría esta de anteriores treguas? "Esta vez la izquierda abertzale ha dado pasos muy distintos, ha asumido los Principios Mitchell", subrayan las mismas fuentes. La verificación del abandono definitivo de las armas que exigen esos principios es un salto cualitativo respecto a otros procesos porque le dan irreversibilidad.

Los Principios Mitchell son seis compromisos que aceptaron en su momento los gobiernos de Irlanda y Gran Bretaña y los partidos políticos de Irlanda del Norte. Entre ellos, se encuentra el uso de medios exclusivamente democráticos y pacíficos para resolver las cuestiones políticas; el desarme total de todas las organizaciones paramilitares o que este desarme sea verificable por una comisión independiente. En noviembre de 2009 la izquierda abertzale hizo pública en Altsasu (Navarra) una declaración en la que se comprometía a asumir esas exigencias.

La verificación rompería así cualquier impresión posible de tregua trampa. "Nosotros somos conscientes del déficit de credibilidad que tenemos tras el fracaso del proceso anterior. Asumir la verificación con participación de la comunidad internacional es lo que da toda la credibilidad al proceso", señala otro destacado miembro de la izquierda abertzale.

¿Ruptura de ETA?

En un escenario de tregua definitiva siempre se cierne el peligro de que una facción de la banda se resista a abandonar las armas. "No es posible blindar al 100% que ETA no tenga una escisión, pero es muy, muy difícil. ETA debe implicarse totalmente en el proceso y el objetivo es abordar la solución al conflicto de forma integral", explican fuentes del entorno nacionalista radical.

Esta semana la 'izquierda abertzale se ha distanciado de la kale borroka'

Otro interlocutor de la izquierda abertzale considera que no se contempla en ningún caso la posibilidad de escisiones armadas, tal y como ocurrió en Irlanda con el surgimiento del Ira Auténtico. "Cualquier sector de ETA carecería de base política si se escinde, así que no tendría ningún futuro", concluye. Además, la apuesta por las vías exclusivamente políticas seguiría adelante "aunque hubiera un contratiempo" y "Batasuna será coherente con su posición y rechazaría cualquier atentado o amenaza de uso de la violencia".

"Un año sin atentados no es por incapacidad, por mucho que insista Rubalcaba", explican las fuentes consultadas. La banda asesinó en marzo de este año a un agente de policía francés en un tiroteo a las afueras de París, pero en el entorno de Batasuna el crimen, por sus circunstancias fortuitas, no se considera un atentado.

"En el mes de enero, ETA ya expresó su apuesta por los votos en lugar de las bombas. En sus últimas declaraciones, ETA ha dicho: Estamos a las puertas de una nueva fase política", sostienen esas fuentes. Sólo en el momento en el que la banda terrorista deje las armas y se sume al proceso de la izquierda abertzale "el Estado debe responder a una situación de no violencia y retirar las políticas antiterroristas".

La 'verificabilidad' diferenciaría a este proceso de paz de los anteriores

Las dos fases del proceso

La hoja de ruta que maneja la antigua Batasuna contempla dos fases bien diferenciadas. La primera vendría dada por la normalización de Euskadi en un escenario de no violencia y la legalización de la izquierda abertzale. Esta legalización sería otro de los elementos de irreversibilidad del proceso, tal y como fue en Irlanda la entrada del Sinn Féinn en la vida política.

La segunda fase sería "una negociación directa entre ETA y el Estado", en la que abordarían los aspectos más delicados, como el desarme de la banda o el futuro de los presos. Esta fase se presenta, desde luego, como la más complicada dada la negativa del Gobierno a entablar negociaciones directas con la banda. Pero esta etapa se desarrollaría "sin calendario y sin prisas", según el planteamiento de los líderes de Batasuna.

La primera fase incluiría legalizar Batasuna en un escenario de paz

¿Cómo ve la izquierda abertzale a los otros actores políticos? "El PNV tiene miedo a esa fase posterior a la resolución del conflicto. Tiene inseguridad y preocupación. Necesita recuperar poder institucional, pero se siente inseguro ante las perspectivas". La apuesta de la izquierda abertzale incluye también al PP porque "nadie debe ser excluido".

Eso sí, los socios naturales son Eusko Alkartasuna, con quien suscribió en junio un acuerdo estratégico mediante el que se comprometen a luchar por la independencia de Euskadi, y Aralar, una escisión de Batasuna. Con estos últimos, y a pesar de los intentos de aproximación al polo soberanista, las relaciones no son demasiado fluidas.

Y es que la apuesta de la izquierda abertzale se produce en un momento en el que el escenario nacionalista nunca había estado tan dividido. Pero la actual sopa de siglas se podría superar a medio plazo en torno a cuatro patas: PNV, PSE, PP y el conglomerado de la izquierda abertzale.

La segunda fase, sin calendario, abordaría el futuro de los presos

Las fuentes conocedoras del proceso, sin caer en la futurología, dibujan un panorama político en el que la izquierda abertzale jugaría sus alianzas moviéndose entre dos polos: un gobierno del PNV o del PSE. "No renunciaremos a ninguna presencia político-institucional a la que podamos acceder", subrayan esas fuentes.

Un debate histórico

La conclusión del documento Zutik Euskal Herria era clara: "La lucha de masas, la lucha institucional, la lucha ideológica, la modificación de la correlación de fuerzas y la búsqueda de apoyo internacional serán los únicos instrumentos del proceso democrático".

Batasuna sabe que tiene un déficit de credibilidad tras la ruptura de la tregua

La ilegalizada Batasuna entiende que el debate interno abierto en su seno a lo largo de 2009 ha sido el proceso de reflexión interno más importante ocurrido en los últimos treinta años. Aunque el liderazgo lo llevó la maltrecha estructura de Batasuna, se extendió a las bases con una participación de más de 7.000 militantes. Fue un debate "sin cortapisas y sin opacidad", subrayan. La conclusión aplastante es conocida, apostar por un proceso democrático por vías exclusivamente políticas.

El origen del debate se sitúa en el frustrado proceso de Lizarra (1996-97) y continúa con el mantenido entre 2005 y 2007. El documento se considera "una herencia" de esos procesos. "Partimos de la autocrítica y de la idea de que las distintas fuerzas políticas y sindicales abertzales están desordenadas y de dos puntos fundamentales: el marco autonómico no da más de sí y la lucha armada tampoco aporta nada a la solución de ese bloqueo. La sociedad vasca no construye soluciones y el Estado tampoco".

La conclusión para Batasuna es que "hay que abordar una segunda Transición", idea reforzada por la sentencia del Constitucional sobre el Estatut de Catalunya.

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