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Cómo reformar las pensiones sin recortes

Expertos progresistas sugieren propuestas alternativas al plan del Gobierno y la UE. Denuncian sesgo en el debate oficicial

PERE RUSIÑOL MADRID 18/07/2010 08:00 Actualizado: 18/07/2010 09:22

Las Comisión Europea aboga por retrasar la edad de jubilación hasta los 70 años en 2060.

Está planteado casi como un ejercicio de lógica elemental para primer grado, como una ecuación chupada para los alumnos de primaria: puesto que la población envejece y se acabará jubilando la generación del baby boom, el gasto en pensiones aumentará mucho a medio plazo. Solución obvia: si se quiere salvar el modelo público de pensiones, urgen los recortes. Y ya.

No hay país de la Unión Europea aunque en retroceso, aún bastión mundial del Estado del bienestar y de los sistemas públicos de pensiones que no tenga planteado el problema en estos términos simples. La propia Comisión está a la cabeza: a partir de sus estimaciones de envejecimiento, pide el retraso progresivo de la edad de jubilación hasta los 70 años en 2060.

Economistas y sociólogos avisan de que la ideología se disfraza de ciencia

En España, el mayor país de la UE con Gobierno de izquierdas, José Luis Rodríguez Zapatero ha ratificado en el debate del estado de la nación que no tiene intención de separarse de este corpus. Diga lo que diga el Pacto de Toledo, se propone retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años y ampliar la base de cotización de 15 a 25 años para reducir el gasto y hacer así sostenible el modelo.

Y sin embargo, la unanimidad política en Europa en sus instituciones, sus gobiernos y los principales partidos dista mucho de tener el mismo grado entre los expertos. Es fácil encontrar autoridades en línea con la sencilla ecuación de envejecimiento inexorable, ergo reducción de gasto. Pero también hay muchos expertos solventes, con menos voz en el debate público, que sostienen que el problema es más político que demográfico y que no puede plantearse sólo como una cuestión de recortes.

Estos expertos, que apenas tienen capacidad de hacerse oír entre el griterío monocorde, pertenecen a tradiciones académicas muy distintas, que van desde la clásica hasta la crítica, pasando por la socialdemócrata. Pero coinciden en que hay otra forma de sostener las pensiones.

Piden una respuesta más amplia que tenga en cuenta la equidad

"Este es uno de los debates más sesgados que he visto nunca", lamenta Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda Pública en la Universidad del País Vasco y autor de El futuro del sistema de pensiones en España (Instituto de Estudios Fiscales, 2003). Y añade: "Se están aceptando como hechos incontestables posiciones puramente ideológicas".

"Sin relación con la crisis"

Zubiri, adscrito a una tradición académica ortodoxa alejada de radicalismos, está indignado: "Y encima se ligan los cambios a la actual crisis cuando las pensiones no tienen absolutamente nada que ver con la crisis actual. ¡Es el acabose!".

Las reformas avanzan en toda la UE en la misma dirección

Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, acaba de publicar, junto al catedrático de la Pompeu Fabra (UPF) Vicenç Navarro, un pequeño manual para contrarrestar la ola supuestamente científica que empuja hacia los recortes inmediatos. El título del trabajo, que reparte la ONG altermundista Attac, es elocuente: ¿Están en peligro las pensiones públicas? Las preguntas que todos nos hacemos. Las respuestas que siempre nos ocultan.

Según Torres, "cuando el Gobierno, la patronal, los bancos y los economistas liberales hablan de pensiones, razonan al revés". "Primero habría que reflexionar sobre qué parte del PIB se considera adecuada para garantizar una vida digna de los jubilados y luego estudiar cómo alcanzar la financiación necesaria. En cambio, los defensores de reducir las pensiones toman como límite un determinado gasto como porcentaje del PIB y estudian qué hacer para que no aumente".

Valeriano Gómez, ex secretario general de Empleo con Jesús Caldera y miembro del Consejo Económico y Social (CES), considera que, siendo cierto que el progresivo envejecimiento supone un reto "crucial", las reformas no pueden limitarse a los recortes.

Nadie niega que el modelo pueda entrar en crisis si no se hacen retoques

Gómez coincide con Gøsta Esping-Andersen, catedrático de la UPF y gran experto en el modelo nórdico, quien sostiene que las reformas están mal planteadas porque no se centran en la equidad y en las razones de fondo.

Esping-Andersen, que fue durante años asesor de los socialistas Pasqual Maragall y Antoni Castells, acaba de publicar el imprescindible Los tres grandes retos del Estado del bienestar (Ariel), en el que aporta soluciones desde una izquierda sin dogmas, basadas en un modelo público eficiente.

Debate con "trampas"

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Otra economista que rema contracorriente con respecto al consenso institucional es Miren Etxezarreta, catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona y coautora de ¿Qué pensiones, qué futuro? El Estado del bienestar en el siglo XXI (Icaria, 2010). "El debate está planteado sobre una gran cantidad de trampas y de verdades a medias, encaminadas siempre a recortar derechos y fomentar las pensiones privadas", opina.

Ninguno de estos expertos cualificados niega que las pensiones públicas estén amenazadas. Pero al discrepar de la ecuación elemental que domina el debate público en la UE, ofrecen vías alternativas al simple recorte para reforzar el modelo público. Lo que sigue son algunas de sus propuestas para otro tipo de reformas.

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