Un testigo reconoce ante el juez que el senador Pablo García captó a la agente electoral del PSdeG
Viticultores de O Castro alegan que llegaron a un acuerdo verbal con Unións Agrarias
- Autor:Domingos Sampedro
El caso de la agente electoral María Isabel Blanco, que fue contratada con fondos públicos con el fin de captar votos para el PSOE entre los emigrantes en Argentina, acaba de dar un nuevo giro con la comparecencia judicial de uno de los testigos, Darío Rodríguez, ex presidente de la Asociación de Viticultores de O Castro, quien responsabilizó al senador y secretario de Organización de los socialistas gallegos, Pablo García, de ser la persona que captó a la agente y quien en todo momento actuó de nexo entre la asociación, el sindicato Unións Agrarias y la Xunta gobernada por el bipartito.
La declaración de Darío Rodríguez se produjo el pasado jueves mediante exhorto en el Juzgado de Instrucción número 1 de A Pobra de Trives, en presencia de los abogados Fernández Boquete, en representación de Unións Agrarias, y de Francisco Lago, que actúa por el PP, el partido que denunció el caso.
El testigo reconoció que la asociación de viticultores tenía el mismo domicilio social que el sindicato agrario, en Santiago, aunque su ámbito de actuación se ceñía a Ourense. También constató que él mismo llegó a un «acuerdo verbal» con el entonces secretario de organización de Unións Agrarias, el ahora senador Pablo García, para contratar a una persona con cargo a la subvención que le concedió la Consellería de Traballo, siendo su titular Ricardo Varela.
La finalidad de esta empleada, que resultó ser Isabel Blanco, que en las municipales actuó como agente electoral para el PSOE en Argentina, consistía en asesorar a los viticultores de Ourense, si bien por sugerencia de Pablo García acabó «prestando servicios», dijo el declarante, en la municipio coruñés de Vimianzo -que no se destaca precisamente por la producción vitivinícola- con el objetivo de recibir «formación».
Es más, Darío Rodríguez admitió que la asociación que presidía tuvo un papel muy secundario en este asunto, pues fue personal del sindicato agrario el encargado de solicitar la subvención a Traballo, y que Unións Agrarias y Pablo García -cuya versión intentó recabar ayer sin éxito este periódico- se ocuparon de buscarle «el mejor destino» y contratar a alguien con experiencia.