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El tiempo de las capuchas terminó»

Tres históricos del sindicato «clandestino» reviven los orígenes de la AUGC en Badajoz

22.04.10 - 00:09 -

Candi Alzás se «casó» con la Guardia Civil hace 25 años. Esposa del guardia Joaquín Albarca, esta mujer fue durante años la portavoz autorizada de los más de 1.500 agentes extremeños que se sentían representados por el Sindicato Unificado de la Guardia Civil (SUGC). Ella no tuvo que usar la capucha, pero sí vivió durante años con la certeza de que era seguida por el servicio de información de la Guardia Civil. «En lugar de investigar a los terroristas, se dedicaban a seguirnos a nosotros», lamentaba ayer Candi en presencia de varios asociados.
De esas experiencias y otras muchas habla la exposición que acaba de inaugurarse en el Museo de la Ciudad 'Luis de Morales'. Podrá visitarse hasta el próximo domingo y muestra en una docena de paneles la historia de lo que hoy se conoce como Asociación Unificada de Guardias Civiles (primero fue el SUGC y más tarde COPROPE).
AUGC puede presumir en 2010 de que sus reivindicaciones son escuchadas por los mandos de la Guardia Civil y los responsables políticos, pero no hace demasiados años los representantes de esta asociación eran perseguidos a sol y a sombra. «El caso más representativo en Extremadura lo padeció nuestro compañero Manuel Linde Falero, que fue expulsado del Cuerpo tras salir a cara descubierta en una rueda de prensa celebrada en Mérida a comienzos de la década de 1990», recuerda Albarca.
Aquella aparición le costó cara a este pacense destinado en el puesto de Alconera. «Ellos no podían hacer declaraciones, a mi marido le habría pasado lo mismo si hubiese hablado en público, por eso en la primera reunión que se celebró en Badajoz me propusieron que asumiera esa función», dice Candi.
Ese primer encuentro se celebró en el Complejo Alcántara y muy pronto se formó el grupo que impulsó la puesta en marcha de la AUGC en Badajoz. «Las presiones eran tremendas, sobre todo para los que estábamos en la Comandancia de Badajoz. Parecía que éramos unos apestados -reconoce Francisco García Grajera-. Creo que soy el único Guardia Civil de España que nunca ha cobrado productividad».
«Un año dieron una gratificación que llegó a todos los agentes. Es lo que nosotros llamábamos una 'bufanda'. Era de unas 45.000 pesetas y la recibió todo el mundo menos los siete directivos de la junta directiva de la AUGC en Badajoz», remacha Albarca.
A pesar de todo, estos dos guardias civiles reconocen que jamás tuvieron que taparse la cara para representar a sus compañeros. Eso sí, en alguna ocasión llegaron a citarse en San Isidro con el periodista Fernando León para que pudiera tomar nota de sus reivindicaciones sin que los descubrieran. «Los encuentros con la prensa se convocaban con una hora de antelación, nos la jugábamos de verdad».
Aunque no siempre recibían el mismo trato. En cierta ocasión, un agente del servicio de información de la Guardia Civil sorprendió a un componente de la AUGC realizando una pintada. «Afortunadamente era un amigo suyo y de aquello no se enteró nadie», confiesan agradecidos.
Ese sentimiento de apoyo también lo sintieron cuando el antiguo párroco de Suerte de Saavedra, José Carracedo, les ofreció un salón de la parroquia para que pudieran reunirse. «Durante los primeros años la tensión era máxima, después de las reuniones íbamos a trabajar acojonados», apunta Grajera.
Con el paso de los años, la situación se ha normalizado. La prueba está en que la delegada del Gobierno en Extremadura había anunciado su presencia ayer en la exposición. Al final no pudo ir por problemas de agenda, pero ese gesto era impensable 15 años atrás.
Quien sí asistió fue el secretario general de la Delegación del Gobierno, Manuel Nieto. Tampoco faltaron la concejala de Cultura, Consuelo Rodríguez Píriz, el portavoz de IU, Manuel Sosa, ni los representantes del Sindicato Unificado de Policías y de Usicaex.
Esas presencias hablan del reconocimiento que tiene la AUGC, compuesta por unos 1.700 socios en una región con 2.700 guardias civiles. «Uno de los objetivos que perseguimos es que se equiparen nuestros derechos con la Policía Nacional y otros cuerpos de seguridad», indicó Juan Ruiz Sierra, secretario de AUGC en Badajoz.
Para lograrlo, AUGC tenía previsto manifestarse mañana frente a la Delegación del Gobierno, una protesta que han suspendido tras saber que estudiarán su petición. «El tiempo de las capuchas terminó. La Guardia Civil ha cambiado mucho, pero la culpa del cambio la tiene la pelea que hemos mantenido. Si no nos hubiéramos movido, seguiríamos igual», concluyó Alzás.

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