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LA VOCAL DEL CGPJ SE ABSTIENE SOBRE EL FUTURO DEL MAGISTRADO

Margarita Robles, la juez que se interpuso en la carrera política de Garzón.


Margarita Robles, la juez que se interpuso en la carrera política de Garzón

La vocal del Consejo General del Poder Judicial, Margarita Robles (Efe).

El 13 de mayo de 1994, Baltasar Garzón abandonaba oficialmente el Gobierno de Felipe González. Su aventura política había durado nueve meses y medio. Ese mismo día, el BOE publicaba el nombramiento de Margarita Robles como secretaria de Estado de Interior. Se convertía así en la poderosa viceministra de Juan Alberto Belloch, ocupando el cargo con el que había soñado el magistrado de la Audiencia Nacional. 16 años después, Garzón sigue viendo en Robles a su adversaria, de quien, asegura, le separa una “enemistad manifiesta” desde la época en que coincidieron en el Gobierno.

Una coincidencia que estrictamente se refiere a 8 días. Tiempo en que Garzón dependió del fusionado Ministerio de Interior y Justicia como Delegado del Plan Nacional sobre Drogas, y en que Robles agotó su etapa como subsecretaria de Justicia. Antes, el juez estrella había escalado desde Asuntos Sociales hasta Interior, cuando la cartera se mantenía al margen de Justicia, pero sin poder saciar su ambición política. Cuando Robles ascendió a número dos de Belloch, Garzón tiró la toalla y regresó al Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, desde donde se instruyeron casos como el de Roldán, los papeles de Laos, los fondos reservados o la investigación de los GAL.

Irónicamente, una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra Garzón, por no haberse inhibido en la investigación contra Rafael Vera durante el caso Marey, ha servido al magistrado para lograr la abstención de Robles en el proceso que debe determinar si es suspendido de empleo y sueldo. La vocal del Consejo General del Poder Judicial, citando a la corte europea, aceptó el argumento de la “coincidencia en el ejercicio de funciones”, y decidió ser una mera espectadora de la posible caída del juez estrella.

Pero Robles no sólo ha superado a Garzón en el terreno político. A pesar de ser compañeros de promoción, ambos ingresaron en 1981 en la carrera judicial, la actual vocal del CGPJ lo consiguió siendo dos años más joven, con tan sólo 24, y, además, lo hizo como número uno. Su precocidad le ha permitido ser la primera mujer que preside una sala de lo penal, así como una Audiencia Provincial, siempre en Barcelona. Desde este puesto fue pionera en desarrollar los llamados juicios rápidos y, ya como subsecretaria de Justicia, impulsó la Ley del Jurado, cuya aplicación todavía hoy es objeto de controversia.

Su actividad política como Secretaria de Estado de Interior también choca con Garzón a la hora de repartir los méritos de la lucha contra los GAL. Robles declaró en el juicio por el asesinato de los presuntos etarras Lasa y Zabala que la “posible autoría de los hechos” provenía del “entorno Intxaurrondo”, pero negó que la Guardia Civil obstaculizara la investigación. En todo caso, Robles se atribuye el haber dado orden de que los fondos reservados es aplicaran sólo para “fines legales”, así como el haber contribuido al esclarecimiento de los 28 asesinatos de los GAL.

En defensa del diálogo con ETA

Una vez fuera del Gobierno, con la llegada al poder de José María Aznar, la juez fue por libre censurando que el ex ministro José Barrionuevo siguiera como diputado pese a estar procesado, y participando activamente en el movimiento Elkarri para alcanzar “una salida dialogada al conflicto vasco”. Robles defendió una solución política para la violencia de ETA, al margen de la policial, que incluyera diálogo y negociaciones de paz sin condiciones.

No obstante, tras dejar el Gobierno siguió ejerciendo como magistrada, primero en Barcelona, y luego como colega de Garzón en la Audiencia Nacional, aunque en la sala de lo Contencioso-Administrativo. En 2004, se convirtió en la tercera mujer en acceder al Tribunal Supremo, también en la sala de lo Contencioso. Su carrera dio un nuevo giro al ser nombrada vocal del CGPJ, aunque, lejos de encontrar un puesto gris, ha regresado a los titulares de prensa.

Y es que el intento de recusación de Garzón puso al descubierto sus desavenencias con otros miembros de su asociación, la progresista Jueces para la Democracia, que le acusan de buscar acuerdos con los conservadores para enchufar a sus amigos en los cargos importantes. “Es cierto que es una mujer resolutiva, y que posee un olfato político que no tienen otros juristas, pero también que es una de las vocales que más horas dedica”, señalaron fuentes del CGPJ. Robles, conocida por su fuerte carácter, se ha apartado del caso Garzón, pero no de futuras batallas. El confidencial.

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