Solo unas horas después de la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera resulta que los datos aportados por cuatro comunidades autónomas son falsos, por lo que el Gobierno ha estado articulando a toda prisa una respuesta de urgencia después de que se confirmara la desviación del déficit público de varias comunidades clave, todas del Partido Popular, escenificando un nuevo episodio de descoordinación.
Lo procedente en este caso habría sido
que el Ministerio hubiera tenido en cuenta los presupuestos consolidados de 2011
de todas las autonomías, antes de poner en marcha el plan de restructuración
financiera que finalmente fue aprobado en la reunión del pasado jueves. De esta
manera, se podrían haber compensado esas desviaciones en su caso con nuevos
recortes en los planes presentados para este año, con lo que el efecto mediático
hubiera sido nulo y la imagen de España no habría sufrido el menoscabo al que
sin duda ahora se enfrenta.
A la falta de previsión en un asunto tan
crucial se suma la descoordinación absoluta de un gobierno sobrepasado por las
circunstancias, que tuvo ayer que enfrentarse a un problema añadido que él sólo
se ha creado con su nefasta política de información y comunicación.
Después de varias de horas confusión,
filtraciones interesadas, finalmente el Gobierno confirmaba, pasadas las 10
de la noche, que el desvío del déficit llega hasta el 8,9% por ciento del
PIB –Andalucía sigue siendo un arcano del que pueden surgir muy graves
sorpresas-. Con todo no es eso lo más grave, sino la permanente tendencia a la
improvisación de que están haciendo gala nuestras autoridades económicas, cuyos
efectos de cara al exterior serán muy difíciles de
atenuar.
La Comunidad Valenciana presentó
inicialmente a Hacienda una desviación del déficit del 3,68% de su PIB, que ha
elevado en el plan de ajuste al 4,5%. En el caso de las otras dos comunidades
autónomas, la Comunidad de Madrid declaró en un principio un déficit del
1,13% y lo ha elevado al 2,21%, mientras que Castilla y León ha admitido
una desviación del 2,59%, por encima del 2,35% anterior.
La Xunta de Galicia, por su parte,
ha asegurado este viernes que los planes de reequilibrio presentados en el
Consejo de Política Fiscal y Financiera "desvelan que Galicia fue la Comunidad
Autónoma con menos déficit en 2011" y ha reafirmado que cerró el año pasado en
el 1,61%. Así pues, la explicación del 4,3% que ahora se conoce es de tipo
contable. El Gobierno regional ha incluido anticipos a cuenta que adeuda al
Estado y que en su opinión no deberían ser
computados.
La Comunidad de Madrid ha
comunicado a Hacienda que su déficit en 2011 es muy superior (prácticamente el
doble) respecto a al que se había publicado hace unos días. La comunidad
madrileña cerró 2011 con un 2,2%, frente al 1,13% inicialmente anunciado, lo que
le supone incumplir el objetivo del déficit del 1,3% marcado por el Gobierno
para ese año, según los datos definitivos ofrecidos hoy por el consejero de
Economía y Hacienda, Percival Manglano. Madrid era la única comunidad española
que, en teoría, había cumplido el año pasado con el tope de déficit.
Otras dos regiones también reconocieron a
Hacienda desviaciones extras en sus cuentas del pasado ejercicio. La
Comunidad Valenciana presentó inicialmente a Hacienda una desviación del
déficit del 3,68% de su PIB, que ha elevado en el plan de ajuste al 4,5%.
Mientras que Castilla y León ha admitido una ligera desviación del 2,59%,
catorce décimas por encima del 2,35% anterior.
El espectáculo ofrecido ayer por el
gobierno, a cuenta de la desviación en el déficit de las comunidades autónomas
correspondiente a 2011, resulta impropio de un ejecutivo cuya máxima prioridad
es recuperar la confianza dilapidada por el gabinete de José Luis Rodríguez
Zapatero, especialmente de cara a los mercados financieros y las instituciones
continentales.
Si ya es malo descubrir que algunas
comunidades autónomas cerraron el pasado ejercicio con sensibles desviaciones
respecto a los datos confirmados en sus cuentas respectivas, mucho peor resulta
que algo así se conozca a través de filtraciones a los medios de comunicación,
algunos de los cuales no han tenido ningún reparo en utilizar políticamente las
confidencias recibidas. Finalmente se ha llegado a la conclusión que el
déficit del año 2011 estuvo en 8,9 no en el 8,5, añadiendo más de 3.000
millones a la ya disparatada cifra de nuestro déficit. Una evidencia más de
la improvisación y falta de control imprescindible sobre las comunidades
autónomas, que están pidiendo a gritos que se cambie radicalmente la
estructura de nuestro sistema administrativo. El lunes veremos la reacción
de Europa y los mercados ante tanto despropósito.