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Las bases de UPyD se rebelan contra la corrupción de Rosa Díez y su alianza con el régimen


Las bases de UPyD no tragan con la corrupción
Las bases de UPyD no tragan con la corrupción del régimen

El eurodiputado Francisco Sosa Wagner ha sido el último, pero no el primero: Unión, Progreso y Democracia (UPyD), el partido que dirige Rosa Díez, con la estrecha colaboración de los diputados Toni Cantó y Carlos Martínez Gorriarán, ha entrado en fase de descomposición y, si no lo remedia, dejará de ser alternancia sobre todo al PP y PSOE. Las acusaciones de corrupción contra Rosa Díez, que escondió un privilegiado e inmoral fondo de pensiones con dinero público en Luxemburgo y se justificó con parecidas explicaciones a las de Dolores de Cospedal con el tesorero Luis Bárcenas –“se trata de una cotización “diferida”– ha dejado tocado al partido que inicialmente se presentó como adalid contra las masivas corruptelas y privilegios políticos. Su posterior alianza con el actual régimen partitocrático, buscando allanar el camino para futuros pactos municipales y autonómicos en 2015, ha sido la puntilla. Leer más de esta entrada


                 EL HONOR ES NUESTRA DIVISA


Autor Celso Pastrana, un Guardia Civil Democrático, o un peligro un policía que quiere ser congresista. Celso serás presidente de Perú y todos los Guardias Civiles del mundo, de la masa verde y de las FSE Internacionales estaremos allí para verlo.

Para nadie es un secreto que la democracia en España fue secuestrada fundamentalmente por dos partidos políticos, el PSOE y el PP, ambos se han turnado en el poder y ambos son iguales de corruptos, han asaltado y saqueado a todos los ciudadanos y sus familias. Han dejado el país en la bancarrota y ahora siguen asaltando a los trabajadores arrebatándoles parte de su sueldo y pagas extras, subiendo los impuestos y encareciendo los alimentos. Los recibos de luz, agua y hasta el aire que se respira, son impagables para millones de ciudadanos, miles de familias han perdido sus casas/pisos por no poder pagar la hipoteca, la salud y educación empieza a privatizarse a pasos agigantados, cientos de ciudadanos se han lanzado a las calles a pedir limosna y duermen en los cajeros automáticos, en los pasajes y plazas de cualquier ciudad. La delincuencia se ha incrementado pero ya no importa, por que quienes dirigen el Estado, son delincuentes que han hecho de la Ley y democracia, su mejor arma para legalizar el asalto, el robo, el crimen, la violación de los derechos humanos.

España necesita un nuevo liderazgo, valiente, honesto, luchador de toda la vida, perseguido por expresar su ideas y encarcelado por más de nueve años por el PSOE, el cabo GC. Manuel Rosa Recuerda que, apareció en la década de los ochenta y noventa en todos los medios de comunicación cuando se enfrentaba al poder político corrupto, a los generales corruptos, al sistema injusto. Hoy los acontecimientos le dan la razón, el PSOE y el PP, secuestraron la democracia y asaltaron el país. El cabo GC. Rosa, necesita de un partido totalmente nuevo y que rompa todos los esquemas, donde el PUEBLO ORDENE Y EL GOBIERNO OBEDEZCA.

Es necesario organizar un nuevo partido político, la MASA VERDE en España, es una tarea para guardias civiles como Manuel Rosa y José Carlos Piñeiro y todos los guardias civiles democráticos, es una tarea de todos los ciudadanos que están dispuestos a recuperar la democracia.

El honor es la divisa de un guardia civil, una vez perdido no se recupera jamás. Guardias Civiles de España ustedes juraron defender la Ley y democracia, no a delincuentes de terno y corbata, por vuestro honor, el pueblo os espera.

Celso Pastrana                                                            07.02.2013
Sargento BGCP.

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Publicado por José Carlos: para La verdad en tu asesoria EIA el 2/08/2013 01:43:00 p.m.

Como sustraer la compra de un BMW de medio millón de euros a la “comisión de control” de un banco


Miguel Blesa conducía un Ferrari 612 Scaglietti que, "en ocasiones", ponía a 240 km/h.
Miguel Blesa conducía además un Ferrari 612 Scaglietti que, "en ocasiones", ponía a 240 km/h.
¿Tiene derecho un banquero o un ejecutivo financiero a comprarse un coche de medio millón de euros con cargo a los fondos de los depositantes? ¿Qué controles pasan los responsables de la banca y las cajas de ahorro españolas para impedir que dilapiden el dinero de los impositores y ahorradores? El propio director de Caja Madrid y uno de los fundadores de Bankia, Miguel Blesa, trató de escapar a los controles de la propia entidad, según revela un email corporativo: “¿Por qué ha ido lo del BMW a Comisión de Control? Es obligatorio?”, preguntaba a uno de sus directivos. El automóvil, finalmente, fue adquirido por la Caja para su presidente. Y ahora lo sufragan todos los ciudadanos con el conocido "rescate". El asunto forma parte del libro de 60 páginas “Blesaleaks: Las deudas de periodistas y medios con el banquero del régimen”, volumen de la Biblioteca Blesaleaks que ofrecemos a nuestros lectores para su plácida lectura veraniega y cuyo índice con un extracto de los emails referidos al capítulo 2 adelantamos. Y difunde además otro documento excepcional y exclusivo: “Blesaleaks: Las deudas de periodistas y medios con el banquero del régimen”, volumen de la Biblioteca Blesaleaks cuyo índice del primer capítulo ofrecemos a nuestros lectores para su plácida lectura veraniega. Y difunde además otro documento excepcional y exclusivo: "Así clasificaba y compraba Blesa a los periodistas", un documento interno de otras 60 páginas que manejaba el banquero sobre más de un centenar de medios de comunicación a los que compraba espacio para publicidad (y que concreta el dinero que entregaba a cada uno), así como informes específicos sobre medios y periodistas a los que su gabinete de comunicación había puesto la lupa según fuera su relación "favorable" o "positiva", neutral o "desfavorable" y "negativa" frente a Blesa, todos con sus nombres y apellidos acompañado con un relato con valoraciones sobre los mismos. Leer más de esta entrada

¿Por qué en España se recauda menos que en Europa?

Juan Ramón Rallo (14-08-2014)

La presión fiscal de España en el año 2012 fue del 33,3% del PIB mientras que la del resto de Europa fue del 39,5%. Más de seis puntos sobre el PIB de diferencia que, en caso de suprimirlos, le permitirían a Hacienda recaudar más de 60.000 millones de euros adicionales y acabar con el déficit público. La respuesta, pues, parece obvia: hay que equiparar fiscalmente a España con Europa y… problema terminado.
Sin embargo, mucho me temo que quienes defienden la necesidad de tal incremento en la presión fiscal se están imaginando que serán otros, acaso los ricos, los que carguen con tamaña factura. Tal vez convendría que desglosáramos a qué se debe nuestro diferencial tributario con Europa.
La estructura de la presión fiscal en la Unión Europea
La presión fiscal española —equivalente al 33,3% del PIB en 2012— se desglosa del siguiente modo: 10,6% del PIB en impuestos directos, 10,7% en impuestos indirectos y 12% en cotizaciones sociales. Dentro de los impuestos indirectos destaca el IVA —con el 5,5% del PIB—, y dentro de los directos el IRPF —con el 7,7% del PIB— y Sociedades —con 2,2% del PIB—; a su vez, las cotizaciones a la Seguridad Social se dividen en 8,4% del PIB a cargo del empresario, 1,8% a cargo del trabajador y 1,8% a cargo de los autónomos.
En cambio, en el conjunto de la Unión Europea, la presión fiscal del 39,5% del PIB se divide del siguiente modo: 13,2% del PIB en impuestos directos, 13,6% en indirectos y 12,7% en cotizaciones sociales. Dentro de los indirectos, destaca el IVA —con el 6,1% del PIB—, y de los directos el IRPF —con el 9,4% del PIB— y Sociedades —con el 2,6% del PIB—; a su vez, las cotizaciones sociales se dividen en 7,3% del PIB a cargo del empresario, 3,9% a cargo del trabajador y 1,5% a cargo de los autónomos.
Por consiguiente, para equipararnos fiscalmente con Europa, la recaudación por impuestos directos debería aumentar en 2,6 puntos del PIB (sobre todo, 1,7 puntos de IRPF y 0,4 puntos de Sociedades), la recaudación por indirectos en 2,9 puntos y las cotizaciones sociales en 0,7 puntos (si bien, las que se encuentran a cargo del empresario deberían reducirse en 1,1 puntos, las de los autónomos en 0,3 puntos y las de los trabajadores por cuenta ajena aumentar en 2,2 puntos). Dicho de otro modo, para equipararnos con Europa deberíamos subir muy sustancialmente la fiscalidad indirecta y la del IRPF, así como las cotizaciones sociales a cargo del trabajador.
Por supuesto, una mayor recaudación por estos conceptos no significa que los tipos impositivos deban subir: en teoría, es posible bajar los impuestos y recaudar más (eso es lo que sucede, por ejemplo, con la recaudación por Sociedades en Irlanda). Para saber exactamente quién soportaría la carga de la “equiparación fiscal con Europa” debemos echarle un vistazo a los tipos impositivos implícitos sobre el trabajo, el consumo y el capital (es decir, el gravamen medio al que tributa el gasto al consumo, las rentas del trabajo y las rentas del capital).
Pues bien: para equipararnos con Europa, el tipo implícito sobre el consumo debería aumentar del 14% al 24,5% (un aumento de la fiscalidad sobre el consumo del 75%), el tipo implícito sobre las rentas del trabajo debería pasar del 33,5% al 36,1% (un incremento del 7,7%) y el tipo implícito sobre las rentas del capital desde el 25,3% al 29,5% (un incremento del 16%). Por tanto, el sablazo fundamental vendría de una mucho mayor tributación indirecta (casi duplicar su carga actual). Tal vez alguno considere que al menos con este esquema las empresas también saldrán esquilmadas; sin embargo, dentro de los tipos implícitos sobre el capital, los que más habría que subir, para equipararnos con Europa, son los que afectan a familias y autónomos: del 13% al 16,8% (un 29,3% de subida), mientras que los que afectan a empresas apenas crecerían del 17,8% al 19,2% (un 7,8%).
La estructura de la presión fiscal en Suecia
Visto lo visto, parece que la Unión Europea no es un magnífico espejo tributario en el que mirarse: sí, la presión fiscal es mayor que en España pero la soportan esencialmente las familias a través de una mayor fiscalidad indirecta, mientras que a las empresas apenas se las toca el pelo. Tal vez sea conveniente emular fiscalmente dentro de Europa a ese paradigma de Estado socialdemócrata que es Suecia.
En Suecia, la presión fiscal es del 44,2% del PIB —10,9 puntos superior a la española— y se desglosa del siguiente modo: 18,3% del PIB en impuestos directos, 18,7% en impuestos indirectos y 7,2% en cotizaciones sociales. Dentro de los impuestos indirectos destaca el IVA —con el 9,3% del PIB— y dentro de los directos el IRPF —15,2% del PIB— y Sociedades —2,9% del PIB—; a su vez, las cotizaciones sociales las paga íntegramente el empresario —con 7% del PIB— y los autónomos —con 0,2% del PIB—, no hay propiamente cotizaciones sobre el trabajador por cuenta ajena.
Por tanto, para equipararnos fiscalmente con Suecia deberíamos aumentar la recaudación por impuestos directos en 7,7 puntos (en especial, IRPF con 7,5 puntos adicionales y Sociedades con 0,7 puntos, minorando otra tributación directa), la recaudación por impuestos indirectos debería incrementarse en 8 puntos y la recaudación por cotizaciones sociales habría que reducirla en 4,8 puntos (1,4 puntos la del empresario, 1,8 puntos la del trabajador y 1,6 puntos la del autónomo). Por tipos impositivos implícitos la imagen cambia poco: el tipo implícito sobre el consumo en Suecia es del 26,5% (un 90% superior al español), sobre el trabajo un 38,6% (un 15% superior al español) y sobre el capital un 30,6% (un 21% superior al español).
Por consiguiente, el sistema sueco implica una subida generalizada de impuestos, especialmente en impuestos sobre el consumo, cuyo tipo medio se incrementaría en un 90%. ¿Verdaderamente queremos cuasi duplicar el IVA y los Impuestos Especiales? Acaso algunos crean que la clave del modelo sueco es que esos altos impuestos indirectos se ven compensados por una fiscalidad extremadamente progresiva en los impuestos directos. Pero no: el tipo medio efectivo por quintil de renta en el IRPF subiría, especialmente, para el 60% de la población con menor renta (cuyos tipos efectivos se duplicarían o más que duplicarían).
Tipos efectivos sobre la renta personal
 
Primer quintil
0,34%
11,3%
Segundo quintil
6,3%
20,0%
Tercer quintil
11,5%
22,9%
Cuarto quintil
16,2%
23,7%
Quinto quintil
24,5%
31,2%
 Para muestra, un botón: las rentas inferiores a 2.000 euros anuales no pagan prácticamente IRPF en España, mientras que en Suecia abonan el 11,2%.
En definitiva, copiar el modelo sueco implicaría duplicar la tributación sobre el consumo y duplicar (o más que duplicar) el tipo efectivo del IRPF del 60% de contribuyentes con menor renta (el 20% más rico, en cambio, sólo la vería aumentar un 27%). ¿Ese es el modelo tributario que queremos para España?
La estructura de la presión fiscal en Finlandia
Quizá ni la Unión Europea ni Suecia sean buenos modelos fiscales a copiar. Pero, ¿qué tal Finlandia? La presión fiscal de Finlandia es prácticamente la misma que la sueca —44,1% del PIB— pero repartida de una forma algo distinta: 16,3% del PIB por impuestos directos, 14,7% por indirectos y 13,2% por cotizaciones sociales. Dentro de los impuestos indirectos destaca el IVA, con el 9,2% del PIB, y dentro de los directos el IRPF, con el 13% del PIB y Sociedades con el 2,2%; a su vez, las cotizaciones sociales se distribuyen con un 9,2% para empresarios, 3% para trabajadores y 1% para autónomos.
Por tanto, para parecernos a Finlandia deberíamos aumentar la recaudación por impuestos directos en 5,7 puntos (en especial, IRPF con 6,3 puntos adicionales, para así reducir otra recaudación directa como la de Sociedades), la recaudación por impuestos indirectos debería incrementarse en 4 puntos y la recaudación por cotizaciones sociales debería crecer 1,2 puntos (0,8, puntos la del empresario, 1,2 puntos la del trabajador y reducir 0,8 puntos la del autónomo). Por tipos impositivos implícitos la imagen es muy similar: el tipo implícito sobre el consumo en Finlandia es del 26,4% (un 88,5% superior al español), sobre el trabajo un 40,1% (un 19,7% superior al español) y sobre el capital un 29,9% (un 18% superior al español). Hay que aclarar que el tipo implícito sobre el capital es más alto por la superior tributación de las rentas del capital familiares y de autónomos (tipo implícito del 22,7% frente al 13% español) no por la tributación de Sociedades (que es más bajo en Finlandia: del 17,5% frente al 17,8% español).
Por consiguiente, el modelo tributario finés también implica una subida de la tributación sobre el consumo del 90% y una rebaja en la tributación a las empresas. Pero, ¿es al menos su tributación directa más progresiva que al sueca? Pues no. Nuevamente, los contribuyentes que más notarían la subida de los tipos efectivos del IRPF son el 60% de contribuyentes con menor renta.
Tipos efectivos sobre la renta personal
 
Primer quintil
0,34%
5,6%
Segundo quintil
6,30%
10,3%
Tercer quintil
11,50%
16,0%
Cuarto quintil
16,20%
19,8%
Quinto quintil
24,50%
27,0%
Una breve nota sobre la economía sumergida
Por terminar de despejar mitos: la economía sumergida no es en España abisalmente diferente a la del resto de Europa o a la de los países nórdicos. Según las estimaciones más fiables, las del experto mundial Friedrich Schneider, el peso de la economía sumergida en el PIB español es del 18,6%, frente al 18,4% de la Unión Europea, al 13,9% de Suecia o al 13% de Finlandia. La diferencia con Suecia, pues, es de apenas 4,7 puntos de PIB: si esos 4,7 puntos tributaran al 40%, lograríamos una recaudación adicional de 1,9 puntos. Con respecto a Finlandia es de 5,6 puntos, por lo que si la graváramos al 40%, recaudaríamos 2,25 puntos adicionales. Por tanto, si la presión fiscal en Europa es 6,2 puntos superior a la española o si en Suecia y Finlandia es 10,9 puntos mayor, no es porque nuestra economía sumergida esté mucho más extendida: es porque en los otros países se pagan más impuestos.
Conclusión
Tal como reza la sabiduría convencional, es verdad que en España pagamos menos impuestos que en el conjunto de Europa o que en los países nórdicos y, por eso, nuestra presión fiscal es más reducida. Pero, a diferencia de lo que sostiene la sabiduría convencional, quienes pagan relativamente muchos menos impuestos en España frente a Europa no son las rentas más altas, sino los estratos más humildes de la sociedad: por un lado, los gravámenes sobre el consumo son en España mucho menores que en Europa y, sobre todo, que en los países nórdicos; por otro, los tipos efectivos sobre la renta de la mitad de la población más pobre son muchísimo más bajos en España que en los nórdicos.
¿Puede España duplicar la tributación que están soportando las rentas más bajas? A mi juicio no: lo razonable es bajar el gasto y bajar impuestos, no lo contrario. Pero eso, duplicar la tributación de los ciudadanos más pobres, es lo que en el fondo —quizá sin saberlo— defienden quienes quieren más gasto y más impuestos. El “que paguen los ricos” es puro populismo tributario, pues los ricos no están pagando sustancialmente menos que en el resto de Europa: quienes pagan menos que en el resto de Europa —de la Europa con Estados más grandes— son los pobres. ¿De verdad queremos saquearlos tributariamente para mayor gloria de un Estado sobredimensionado?


Autónomos, esa panda de abusones cargada de derechos


Sí, eso es lo que somos los autónomos, unos abusones, o al menos es la imagen que tan a menudo damos de nosotros mismos; tal vez porque no nos vendemos bien. Si los autónomos contratamos a alguien es porque vamos a enriquecernos con el sudor del empleado (eso dicen). Nadie parece ver la realidad como es: cuando el autónomo se queda sin trabajo tiene dos opciones: seguir pagando al empleado y sus cotizaciones de su bolsillo o despedirlo... y pagar el despido, que por mucho que se diga que ya no existe eso del despido, sigue existiendo y sigue constando una pasta gansa. Un dinero que hay que pagar precisamente cuando menos se tiene.
Lo que ocurre es que la sociedad solo parece ver (o querer ver) los derechos del trabajador, pero no los de su empleador, y confunde a menudo enormes empresas con una fuerza laboral y económica desmedida, con un autónomo que tiene a su cargo dos o tres empleados y no llega a fin de mes en casa. Empleados que tienen todos los derechos del mundo, y me parece muy bien, pero son derechos que al propio autónomo que los ha empleado se le niegan. Porque si la empresa cierra, los trabajadores tendrán paro en la mayoría de los casos, pero su empleador no lo tendrá, los empleados dispondrán cada año de un mes de vacaciones, cosa que el empleador muchas veces no tiene. El empleado tiene un sueldo garantizado, se facture o no se facture ese mes, el autónomo no sabe lo que podrá facturar ni cuando lo podrá cobrar. El empleado tiene derecho a dos pagas al año... el autónomo no puede facturarle más dinero a sus clientes porque estemos en verano o en Navidad. El empleado podrá coger la baja al mínimo contratiempo, pero el autónomo lo va a tener más crudo, quizás porque ni siquiera se atreva a cogerla.
#autónomos
Autónomos y su distorsionada imagen social.

La imagen de los autónomos

Pero a pesar de todo, la imagen del autónomo y del pequeño empresario sigue siendo nefasta en este país. Todo el mundo parece pensar que basta con darse de alta de autónomo para enriquecerse con el trabajo y el esfuerzo de los demás, y no se tiene en cuenta que, gracias a los autónomos, hay mucha menos gente en el paro; de entrada ellos mismos, que voluntariamente se han apartado de esas nefastas listas y se han echado al monte con lo puesto, y por otra parte, muchos son los que han acabado contratando a alguien.
A cambio todo son obligaciones y presiones, tanto sociales como fiscales... Hacienda los persigue en lugar de incentivarlos...
Algo no está funcionando adecuadamente... ¿alguien sabría explicarme lo que es?
Ramón Cerdá

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