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Cárcel y crisis, cuando los presos se plantean que están mejor dentro que fuera


Con la crisis interminable que estamos sufriendo y los niveles de paro tan elevados que sufre España, ahora está ocurriendo otro fenómeno curioso. Hace tiempo se habló de algunos caso en los que presos que habían pasado su mayor parte de la vida encarcelados se negaban a abandonar la cárcel porque no tenían adónde ir, pero se trataba de casos muy concretos. Lo que está ocurriendo ahora es que hay muchos presos que prefieren no solicitar el tercer grado para seguir en la cárcel.
#cárcel
¿Mejor en la cárcel que fuera?

Salir de la cárcel

Salir de la cárcel les supone un serio problema si no tiene medios de subsistencia. Hay que tener en cuenta que a la dificultad que siempre han tenido los expresidiarios para encontrar trabajado, ahora habría que sumarle la galopante crisis que no nos abandona.
¿Dónde está ocurriendo?
Imagino que será algo que se irá generalizando si no lo está ya, pero donde se han denunciado los hechos ha sido en Alicante, donde los reclusos de la cárcel de Fontcalent se niegan sistemáticamente a acogerse al tercer grado. Eso genera otro problema añadido porque en esos casos los presos solo tendrían que acudir a dormir y se pasan todo el día allí, con lo cual la saturación es mayor.
Hay presos que le dicen al abogado expresamente que no pidan fianza. Mejor dentro en la cárcel bajo techo y comiendo, que en la calle mendigando o delinquiendo.
Según un portavoz del sindicato carcelario:
«Con el panorama de crisis que existe, algunos optan por no salir y se quedan allí durante todo el día. Esas instalaciones no están previstas para que estos internos pasen allí todo el tiempo y ni siquiera hay un número fijo de funcionarios asignados».
Nueva legislación, nuevos delitos (entre ellos los de Tráfico), endurecimiento del código penal, aumento en la duración de las penas y un posible incremento de la delincuencia han generado que en dos décadas los presos en España hayan pasado de 33.000 a casi 75.000 sin que hayan aumentado la capacidad de las instalaciones salvo de manera ilegal, como ha sido instalando nuevas camas en celdas preexistentes, cuando la ley dice que debe haber un solo preso por celda.
Otra estadística en la que tristemente ganamos, al menos en lo que concierne a la Europa occidental, es al número de presos en proporción a la población. Actualmente hay 159 presos por cada 100.000 habitantes, lo cual es una barbaridad.
Ramón Cerdá

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