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Cuentas bancarias Zombi


Hace algún tiempo hablé en este blog de las cuentas abandonadas y de lo que ocurría con ellas. Resultaba sorprendente el dinero que podía acumularse de manera global en ese tipo de cuentas que nadie reclamaba por dejadez o desconocimiento. En esta ocasión quería hablar de algo distinto, pero no menos llamativo e interesante: Cuentas Bancarias Zombi.

¿Qué son las cuentas bancarias zombi?

Puede parecer un término un tanto extraño para referirse a una cuenta bancaria, pero cuando se sabe de qué se está hablando, la denominación no parece tan peregrina porque, de alguna manera, nos estamos refiriendo a cuentas canceladas que, unilateralmente, el banco vuelve a abrir sin el consentimiento de los titulares, y sin que tan siquiera estos sean notificados de tal reapertura y de sus cargos posteriores.
#cuentas bancarias zombi
Las cuentas bancarias zombi, una nueva amenaza para el usuario cautivo de banca.
Esta práctica bancaria por lo visto es muy habitual en Estados Unidos y personalmente me parece una aberración y una completa ilegalidad (aunque sea legal, porque eso de la legislación no es como tiene que ser sino como alguien quiere que sea).
El fenómeno de las cuentas bancarias zombi es una respuesta de los bancos frente a un creciente problema (ellos dicen que es un problema) ocasionado por el gran volumen de transacciones online y domiciliaciones bancarias.
Algunos bancos se reservan el derecho a reabrir una cuenta cancelada para poderle imputar cargos de una tarjeta de crédito o débito cuando exista una domiciliación previa. Evidentemente esto genera de inmediato una situación de descubierto en lugar de proceder al rechazo del pago.
La cuenta volverá a soportar las comisiones de mantenimiento y cualquier otra que ya estuviera prevista antes de su cancelación, más posibles gastos de cierre y nueva apertura.
No sé lo que está ocurriendo en España sobre este asunto, pero estoy seguro de que antes o después importaremos la moda porque beneficia a los bancos. Así que ojo; ahora más que nunca hay que leer la letra pequeña de los contratos por si incluyen alguna maniobra de estas de resurrección o cualquier nuevo invento contra el usuario.
Ramón Cerdá

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