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El PSOE ocultó reiteradamente su deuda real con los bancos

ROBERTO PÉREZ / MADRID

Los descuadres contables detectados por el Tribunal de Cuentas llegaron a rozar los 30 millones

El PSOE ocultó reiteradamente su deuda real con los bancos

La contabilidad del PSOE encubrió durante años el alcance real de la deuda que arrastraba con los bancos. Como informó ABC, en 2005 el Tribunal de Cuentas detectó 29,57 millones de euros que no aparecían en la contabilidad de los socialistas y que, sin embargo, los bancos declararon formalmente que se los debían. Eran créditos impagados que se remontaban a los años 80, que habían vencido en 1990 y que, al no ser satisfechos, desde 1990 siguieron acumulando intereses de demora. Pero esa práctica de no reflejar todas las deudas no solo la aplicó el PSOE en sus cuentas de 2005, sino durante años, según la propia documentación oficial del Tribunal de Cuentas recopilada por ABC.

Y no solo ignoró en su contabilidad el requisito de anotar los multimillonarios intereses de demora, sino que durante algunos años tampoco reflejó los créditos que debían varias agrupaciones territoriales del PSOE.

Deudas no contabilizadas
Ya en la contabilidad del año 2000, el Tribunal de Cuentas cifró en no menos de 12 millones de euros las deudas bancarias que la dirección del PSOE no había incluido en su contabilidad oficial. La práctica, que no era nueva, continuó en los años siguientes. En la contabilidad de 2003, el Tribunal advirtió que faltaban más de 21 millones de euros de deudas —ese año empezó a contar también la parte del PSOE vasco, que igualmente se remontaba a los años 80—; en 2004 los descuadres ascendieron exactamente a 29.275.492,74 euros; y en 2005, la diferencia entre la deuda contabilizada por el PSOE y la reclamada por las entidades de crédito subió hasta los 29,57 millones. Cada año que pasaba, la deuda crecía por los intereses de demora.

En 2006 desaparecieron de un plumazo esos descuadres gracias al ventajoso acuerdo alcanzado por el PSOE con los bancos: pagando 6,44 millones de euros, zanjó una deuda de más de 36 millones que las entidades le reclamaban por créditos vencidos y no pagados desde hacía más de 15 años. Esos casi 30 millones de euros que se le perdonaron tampoco fueron declarados en contabilidad, donde debían haber aparecido como «ingresos extraordinarios».

En varios informes, de varios años, el Tribunal de Cuentas reconoce expresamente que el PSOE no anotó en sus libros el alcance real de la deuda. Ya en su informe sobre la contabilidad socialista del año 2000 alertaba de que en ella no aparecía «el coste financiero posterior al vencimiento» de los créditos impagados. En la fiscalización de 2003 —y ocurrió también en 2004 y en 2005— reiteraba el Tribunal de Cuentas que había abultadas «diferencias entre la deuda informada [por los bancos] y los saldos reconocidos por el partido», así como otros créditos vencidos e impagados «que el partido no contabiliza por entender que estas operaciones no le corresponden», pese a que luego fueron parte de los ventajosos pactos a los que llegó con los bancos en 2006.

Además, durante años no registró en su contabilidad deudas multimillonarias de su red de sedes territoriales. En 2005, el descuadre adicional por este concepto superaba los 5,4 millones de euros. Al analizar la contabilidad de 2004, el Tribunal de Cuentas ya advirtió al PSOE que estaba obviando en su contabilidad «operaciones de endeudamiento suscritas por la organización local». Y a renglón seguido indicaba: «Se vuelve a reiterar la necesidad por parte de la formación política de consolidar toda su organización territorial e institucional en los estados presentados».

Prácticas reincidentes
Era algo en lo que el PSOE llevaba incurriendo desde hacía varios años. En el informe sobre la contabilidad de 2003 ya tuvo que recordar a la dirección socialista que «el Tribunal de Cuentas, a efectos del control, considera a cada formación política como una única realidad económico-financiera en la que se ha de integrar toda la organización territorial e institucional, sin que pueda aceptarse el criterio expuesto [por el PSOE] en el escrito de alegaciones». Y es que, ya por entonces, el mismo Tribunal reconoció que la cúpula del Partido Socialista no había incluido en sus libros «la contabilidad del resto de las agrupaciones locales del partido, la de los grupos políticos de las Corporaciones Locales ni la de la representación del grupo parlamentario en el Parlamento Europeo».

Pese a las advertencias, el PSOE persistió en esta anomalía, que limitó la acción fiscalizadora del Tribunal de Cuentas. Por ello, este organismo incluyó textualmente idéntica coletilla en sus informes de fiscalización de la contabilidad del PSOE de 2004 y 2005: «Se vuelve a reiterar la necesidad por parte d la formación política de consolidar toda su organización territorial e institucional en los estados [económicos] presentados».

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