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Tras una década de funcionamiento, el hotel de Oia afronta una orden de derribo y denuncias por vertidos al mar y obras ilegales

El complejo Hotel Balneario Talaso Atlántico, cuyo derribo debe ejecutarse antes de fin de año. // M.G.Brea
El complejo Hotel Balneario Talaso Atlántico, cuyo derribo debe ejecutarse antes de fin de año. // M.G.Brea
Pocos habían oído hablar de la talasoterapia en Galicia cuando en 2003, el Hotel Balneario Talaso Atlántico de Oia abrió sus puertas. A la crisis económica que adelgaza sus resultados, se suma una orden de demolición que podría acabar antes de fin de año con un proyecto revolucionario que nació como negocio, pero también como un revulsivo turístico para las comarcas pontevedresas de O Val Miñor y O Baixo Miño. No solo sentencias urbanísticas atosigan a la empresa, sino también expedientes de Costas por irregularidades en los vertidos y denuncias por fraude en ayudas públicas.
Revolucionó el concepto del turismo saludable en Galicia hace tan solo una década. El Hotel Balneario Talaso Atlántico de Oia abrió sus puertas en 2003 como el primer centro de talasoterapia de la comunidad. No sospechaban entonces sus promotores, ni tampoco los gobernantes del municipio, que una orden de derribo amenazaría seriamente la continuidad de aquella iniciativa tan novedosa tan solo diez años después. El Juzgado de lo Contencioso Administrativo Nº 3 de Pontevedra apremia al Ayuntamiento a demoler el complejo hostelero antes de fin de año.
La amenaza de la piqueta no es nueva para el hotel de 70 habitaciones de 4 estrellas, dotado con una zona de baño medicinal de 1.500 metros cuadrados. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia declaró nula la licencia de obra en 2009, una sentencia que ya advertía de la inexorable demolición. El Ayuntamiento de Oia le había concedido el permiso en el año 2000 en base a la ordenanza número 13 de sus normas subsidiarias, un artículo "fabricado" a medida del negocio para recalificar los terrenos como suelo de uso hotelero, que nunca llegó a publicarse en el BOP ni en el DOG, por lo que no llegó a entrar en vigor. A ojos de la Xunta y de los tribunales, el espacio que alberga el edificio, a pocos metros de Cabo Silleiro, sigue siendo rústico protegido.
Por mucho que el Concello de Oia, que administra a poco más de tres mil habitantes, trató de solventar el error, no lo consiguió. Intentó sin éxito hacer pública la ordenanza una vez conocida la sentencia firme. El Plan Xeral de Ordenación Municipal, en trámite, tampoco llegará a tiempo para ofrecer encaje legal al inmueble. Así que, si no aparece una solución milagrosa que lo remedie, el Ayuntamiento se verá obligado a echar abajo en los próximos meses un edificio de ocho plantas, sótanos incluidos, que ocupa 10.050 metros cuadrados de terreno a cien metros del mar.
El auto judicial que requiere el derribo está recurrido, tanto por parte de la sociedad promotora, Balneario del Atlántico S.L., como por la Administración municipal. La empresa considera inasumible para el Concello la indemnización de 17,4 millones que le reclamará por daños y perjuicios y el Ayuntamiento cree que debe ser la Xunta el que asuma la desaparición del hotel porque tiene las competencias en suelo rústico. El TSXG tendrá la última palabra al respecto.
Pero esta no es la única irregularidad que se le atribuye al establecimiento. La Axencia para a Protección da Legalidade Urbanística abrió en 2012 otro expediente por la construcción de una cubierta sobre una terraza sin licencia municipal ni autorización autonómica.
El conjunto no solo está envuelto en procesos urbanísticos. El Servicio Provincial de Costas inició un expediente por la invasión del dominio público con la caseta de bombas de la toma de agua y por ubicarse esta en una zona no autorizada.
Los vertidos de aguas fecales directamente al mar también han ocasionado denuncias al establecimiento ante la Consellería de Medio Ambiente y los juzgados de Tui. La falta de depuración en los residuos ha valido recientemente al Talaso el dudoso mérito de la "bandera negra" que otorga la ONG Ecologistas en Acción por la contaminación que produce.

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