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LA REALIDAD

 Día 8 de septiembre de 2012.- Camilo José Cela Conde

Ya sabemos quién es el culpable del vía crucis en el que estamos metidos, la bestia que está detrás de la ruina de las familias, de la subida del IVA, de la inflación que no cesa, del paro gigantesco. La responsable es la realidad, tan pillina ella. La realidad tiene una personalidad malévola que insiste en manifestarse a cada momento y, claro es, nos topamos con sus criaturas de forma inevitable. Montañas, desiertos, tormentas, huracanes, eclipses, sequías: en contra de lo que creían nuestros tatarabuelos del Paleolítico, que veían en los meteoros la encarnación de los espíritus, la realidad nos golpea con la fuerza del viento y el granizo. Quién iba a decírnoslo.
Quien nos lo ha dicho es el presidente del Gobierno. Bueno, se lo ha dicho a los diarios extranjeros pero es que nosotros, los españolitos, no habríamos de entenderlo. Solo caeríamos en lo que es la realidad de ser monárquicos convencidos –de realidad a realeza va un paso pequeño– y por eso Rajoy ha permitido que un periódico afín a la causa dinástica se una al seminario de metafísica que tuvo a bien brindarnos. No ha hecho falta ni siquiera un año entero para que el presidente entienda que los españoles andan un tanto confundidos e incluso molestos por las medidas que ha tomado, opuestas de forma exacta a las que prometió. De ahí su esmero por explicar lo que sucede, que no es otra cosa que la presencia de la realidad. Es ésta la que le ha obligado a hacer lo que  no quería hacer. Sabiendo que  así, todos contentos.
Lo que no termina de quedar claro es dónde tenía puesta el presidente Rajoy su atención para no darse cuenta de lo que la realidad compone desde hace ya algunos años. En espera de la segunda parte de las aclaraciones, la alternativa más inmediata es la del mundo de las ideas. Cuatro siglos y pico antes de Jesucristo, el filósofo Platón nos convenció de que lo real es confuso, despreciable e inútil y, por tanto, debemos concentrarnos en las ideas. En esas estaba el presidente cuando le hemos ido a molestar con nuestras cantinelas.
Una buena idea es la mejor forma de enfrentarse con la campaña electoral, la sesión de investidura y la ley de los presupuestos generales del Estado. La realidad estorba, tozuda como es y poco dada a los compromisos, así que resulta un tiempo perdido el ocuparse de ella. Pongamos la cuestión del fin de semana que los postmodernos llaman fin de por no perder tiempo de descanso. Es una idea excelente que permite aliviar tensiones y anticipar placeres infinitos. Pero ahora va la troika con lo real en la mano y les dice a los griegos que va a ser cosa de que trabajen también en sábado. No sé qué diría Platón, que era griego, ante semejante baño de realidad pero, como no hablaba alemán porque aún no se había inventado, igual ni se enteraba. Para mí que es esa la verdadera razón que explica que nuestros presidentes ignoren cualquier lengua extranjera: llaman, abres la puerta, dices yes, o oui, y se te cuela la realidad por la ventana. La Opinión de Málaga

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