Vengo del campo... y
Vengo “molido”...
mis músculos, mis huesos, “mis engranajes” ya son viejos, pero aún aguanto y de
vez en cuando, “me suelo moler en el campo”... es una de mis válvulas de escape.
Así que toco la tierra con mis manos (no empleo guantes)... la Madre Tierra, me
absorbe totalmente y logra que no piense en nada, nada más que en la labor que
estoy haciendo... también se lleva mis malos humores, mis irritaciones... “todo
eso que me invade cuando escribo tanto artículo árido”... y sabiendo de antemano
que nada de los mismos sirve para nada... pero aún así los escribo... “También
me sirve para valorar mucho más a esas gentes que de verdad trabajan la
agricultura y con su esfuerzo y bien hacer... nos dan de
comer”.
Ayer
también estuve en “mi campo”, donde tengo un jardín y un huerto y de los que
obtengo flores y frutos; si bien no consigo lo que quiero puesto que yo ni soy
jardinero ni hortelano. Ayer me traje al regreso treinta y cinco (las conté)
“hijos de pita” (planta que nos llegó desde México, en ese intercambio que hubo
tras allí llegar Colón y los que detrás fueron)... las que tengo en mi jardín,
proceden de un huerto que tuvieron mi madre y mi abuela... y por ello (y no sé
por qué) y como en mi jardín reciben agua más que suficiente, arrojan muchos
hijos... en vez de tirarlos a la basura cuando se arrancan... yo los voy
plantando en las márgenes de la carretera... en esos “paerones” (declives) que
hay en toda carretera que discurre por terrenos accidentados y en los que sólo
crecen... “las yerbas que planta por sí sola la Madre Naturaleza”... así llevo
muchos años y a mi manera, disfruto viendo esas colonias de pitas, en esas
pendientes donde “no se cría nada” y en las que, “mis pitas contienen la tierra
y evitan desprendimientos”... y disfruto por cuanto es una planta más que dura,
durísima y aguanta todas las inclemencias del tiempo... este año y donde están,
han aguantado hasta cinco grados bajo cero... y siguen incólumes y algunas ya
con más de dos metros de altura y docenas de hijos a su alrededor y
ramificándose a buen ritmo... “sobrevivirán muchísimos años después que yo haya
muerto”... y eso me hace feliz; no me pregunten por qué... pues yo no lo sé...
“pudiera ser (que) por lo luchadora que es esta planta”; planta que goza de poca
simpatía... puesto que sus púas... pueden ser como... “puñal florentino o peor
aún”.
Tras
esa nueva plantación de “otras colonias de pitas”... he estado (ya en mi huerto)
plantando unas plantitas de berenjenas y pimientos; he quemado parte de lo mucho
que esas heladas antes mentadas, han quemado en mi terreno; incluso las duras
palmeras (ya aclimatadas a estos fríos) ha habido que cortarles muchas ramas e
incluso los secos racimos de dátiles, por tanto los pájaros no comerán de ellos
este año... también el frío ha helado un precioso limonero... que pese a todo ya
empieza a reponerse y está empezando a brotar, si bien lentamente... dos años
sin limones, puesto que el pasado también el frío no lo dejó florecer. Las
higueras bien, comeré higos blancos y negros y puede que algunas brevas; los
perales también darán algunas peras, al igual que los almendros darán fruto; el
acerolo (como siempre) está cargado de flor y dará abundante cosecha, es árbol
muy duro y no necesita mucho cuido... he cogido caracoles, bastante gordos y que
mi esposa me cocinará en un caldo con hierbabuena y guindilla, que si bien ella
ni los prueba, a mí me encantan... también tengo “yerbabuena”
plantada en un macetón... he recogido cantidad de manzanilla, la que estoy
secando para las infusiones que tomo todo el año... mezclada con otra yerba que
se denomina “cola de caballo”.
Mientras estoy en mis faenas, mi mejor amigo (mi perrito Aníbal: un
yorkshire con mucha personalidad) está a mi alrededor y pendiente por si lo
llamo, de paso vigila la parcela... “y no se le cuela ni una mosca”, enseguida
avisa de que algo anormal hay cerca... “nos llevamos muy bien, puesto que “él no
habla y yo aún no ladro”... y como lo cuidamos muy bien (aquí entra mi esposa,
que hoy lo va a bañar) el animal, nos quiere... “como sólo los perros quieren a
sus amos”.
Ya
están aquí los ruiseñores... el terreno está muy cerca del río (“Guadalbullón” o
río de Jaén) y cada año vienen a anidar aquí, en primavera... cerca de mí canta
uno y al que comprometo, silbándole de forma que quiere imitar los gorjeos del
“gran cantor”; y lo logro... puesto que cuando me oye, se acerca más y aprieta
en su canto... con lo que defiende su territorio... dejo de comprometerlo y me
río del engaño que logro... “el pájaro pensará que el intruso se ha ido de su
territorio”.
He
regado un espacio de césped que aunque es del tipo “grama”, pero
esto año también lo ha arrasado el frío... si bien ya está brotando (“las
plantas nos dan ejemplo de su dura lucha por sobrevivir”)... y he hecho algunas
faenas más... he arrancado casi todas las plantas de habas... el frío y los
hambrientos gorriones, “se las han cargado”, por lo que este año, cogeré menos
habas verdes que secas planté en otoño... y ya cansado (molido)...
aunque ese cansancio lo noto cuando paro, mientras estoy moviéndome no noto
nada, no pienso en nada... sólo me he detenido por cuanto tenía sed y para
calmarla he comido una naranja de tamaño grande... y una “almorzá” de agua de mi
pozo, que aunque “dura”, como la bebe mi perro, entiendo que él sabe mucho más
que yo de aguas.
Y así
al terminar... he subido como he podido al automóvil y dentro del mismo, he
vuelto a casa y me ha dado por escribir... “esta especie de chuminada”, pero que
pienso darla a leer a mis lectores... para ver que me dicen de este nuevo y
diferente “ladrillo”... el que me evita escribir con esa aridez que hoy, hay que
hacerlo (no hay otro remedio) cuando se quieren tocar los hechos cotidianos de
la vida actual.
Dentro
de diez minutos comeremos mi esposa y yo... y tras quitar la mesa (le ayudo a
ponerla y quitarla) me sentaré en mi sillón... “tomaré una copita de licor de
moras de zarza” (riquísimo y que yo mismo me preparo con anís dulce y seco) y
tras ello... seguro que me quedaré dormido como un tronco... y mi perro bajo mis
rodillas, lo hará igualmente... luego sobre las seis de la tarde, saldré a una
plazuela que hay cerca de casa, a ver jugar al fútbol a unos chicos del barrio y
lo que me causa un placer enorme al ver como se mueven y lo que hacen, en ese
especial juego futbolero, donde las reglas las marcan ellos... y se divierten
una enormidad.
Mientras los veo jugar, yo me fumaré un cigarro puro, sentado en un banco
y junto a mi... se echará mi perro el que no se moverá para nada... hasta que yo
le diga... “vamos Aníbal que he de releer este artículo y luego archivarlo”...
quizá mañana mismo se lo envíe a mis lectores... y así lo hago... me siento
bien, mejor aún... me siento estupendamente.
Antonio García
Fuentes
(Escritor y
filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
NOTA: “paerón” y “almorzá”,
son palabras de mi tierra andaluza... y la segunda de ellas es tomar agua,
empleando las dos manos como cuenco para recoger el agua o cualquier otra
cosa... “coge una almorzá de almendras y llévatelas” (por ejemplo). Creo es una
voz heredada de la época de la invasión musulmana, que tantas palabras dejó
incorporadas al idioma Español, son todas las que empiezan con... “al”. Paerón
es igual a talud. Así como el nombre del río que arriba nombro, es palabra
árabe, puesto que todas las que empiezan con “guad” (agua) lo son y de las que
hay infinidad en nuestro riquísimo idioma; por todo ello y mucho más... es
absurdo denominarlo “castellano”, que dejó de serlo tan pronto Nebrija
realizó la primera gramática, recogiendo infinidad de voces de fuera de
los reinos que ya controlaban los Reyes Católicos; muchísimas de ellas,
procedentes de Andalucía... “hace ya casi seis siglos”. Unamos a ellas las que
nos vinieron de América (y de otros lugares) las tres voces primeras que nos
vienen de “Las Indias”... fueron, cacique, hamaca y canoa... se las
debemos a los nativos americanos y ya las trajo Colón de las islas del Caribe...
puesto que el Continente, “no lo tocó mucho”.