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Jorge Dorribo apuntó pagos al primo de José Blanco en su contabilidad

El empresario declaró que entregó 200.000 euros en metálico y otros tantos en facturas infladas

LVL

Madrid.- Jorge Dorribo, el empresario gallego que la semana pasada implicaba aJosé Blanco en el cobro de comisiones, declaró ante la Justicia el pasado 8 de agosto que incluyó las entregas en metálico aManuel Bran, el primo político del ministro de Fomento, en las cuentas de su empresa,Nupel, bajo conceptos que no se corresponden a gastos reales.

Según publica este lunes el diario ‘El Mundo’, el empresario gallego afirmó haber pagado a Bran, propietario de la empresa Electricidad Espiñeira y Bran, un total de 400.000 euros, que, teóricamente, habrían ido destinados a su primo, José Blanco.

Según el testimonio de Dorribo, 200.000 euros habrían sido abonados en efectivo,mientras el resto las habría cobrado la empresa Electricidad Espiñerira y Brana través de facturas infladas por trabajos realizados para Laboratorios Nupel, que se pagaron a un precio muy superior a su coste real.

Los golpes, subraya este lunes el diario madrileño, figuran conceptos genéricos que no corresponden a inversiones reales. Fuentes cercanas al ministro aseguran que Blanco está enormente preocupado, aunque insiste ante los suyos que no tiene nada que ver con las comisiones y que Dorribo intenta "poner el ventilador".

Además, la juez Estela San José tiene previsto levantar el secreto de sumario en los próximos días. Según fuentes consultadas por el diario de Unidad Editorial la magistrada podría remitir próximamente las actuaciones que están relacionadas con Blanco al Tribunal Supremo, por un supuesto delito de cohecho.

Este caso se ha convertido en una pesadilla para el ministro, que este domingo recibía laencendida defensa del candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. “Tenéis un hijo honesto”, aseguraba el candidato a los padres de Blanco en un acto en Galicia. Posteriormente, ambos dirigentes socialistas fueron abucheados en la feria del pulpo de Lugo.

  • Los ‘trajes’ de José Blanco

    El señor Blanco ha caído en una trampa para osos que él mismo ha ido preparando con enorme exigencia y dedicación, y no podrá salir de este asunto sacudiéndose el polvo de su traje ministerial, como si nada.

  • Si, finalmente, el ministro de Fomento consiguiese convencernos de que está siendo objeto de una campaña de difamación, habría conseguido, además, que no se confirmase, en su caso, la pesimista sabiduría del refranero: “Dime de que presumes, y te diré de qué careces”. Porque, de momento, lo que es absolutamente evidente es que José Blanco, y el PSOE entero detrás de él, se están comportando en este asunto con una actitud diametralmente opuesta a la que emplearon en el caso Gürtel, muy en especial en su campaña contra Camps. Y esto es muy grave, sin duda alguna, porque demuestra que lo que les importa no es la justicia, sino el acoso y derribo del adversario; no es la corrupción, sino la desgracia del contrario; no es la equidad y la limpieza en el desempeño de los asuntos públicos, sino el tener a mano un arma agresiva para que no se perciba con claridad su desnudez de buenas razones.

    El ministro podrá sentirse reconfortado por el hecho de que Rubalcaba crea en él, de manera desinteresada, por supuesto, ya que ha certificado ante los padres del ministro, la honradez de su hijo. Imaginamos el suspiro de alivio que han debido exhalar los atribulados padres de don José Blanco al ver cómo una persona de tan arraigado buen criterio y recto proceder, alguien que nunca se ha desdicho ni ha mentido, les confirmaba los íntimos deseos de su corazón, pese a las horrorosas apariencias del caso.

    Blanco, que se ha comportado en el caso Gürtel como alguien más allá de toda sospecha, como un adalid de la ética pública y de la transparencia, está ahora en un serio aprieto, porque, aunque se demostrare con toda evidencia su perfecta rectitud y honradez, nadie podrá negar su falta de tacto para escoger los lugares de reunión, ni, lo que es más importante, su doble moral, con un exigente rasero para juzgar a los demás y una enorme amplitud de manga cuando se trata de los asuntos propios.

    LA GACETA publica hoy un reportaje que recoge parte de las enormidades que el señor Blanco ha ido soltando a propósito de los enredos de la trama Gürtel. Cualquiera con un mínimo de objetividad reconocerá que esos criterios resultan demoledores para la credibilidad del señor Blanco, para sus intentos de hacer como si nada pasase, para su intención de convertirse en acusador en lugar de responder adecuadamente a las imputaciones que se le atribuyen. Es posible que para los socialistas sea mucho más creíble un sastre que un empresario, pero seguro que no es esa la impresión que tienen los ciudadanos independientes.

    El señor Blanco ha caído en una trampa para osos que él mismo ha ido preparando con enorme exigencia y dedicación, y no podrá salir de este asunto sacudiéndose el polvo de su traje ministerial, como si nada. La figura del cazador cazado es bastante ridícula, y así es como no hay otro remedio que ver al señor Blanco, porque no se trata de su derecho a la presunción de inocencia, que nadie le niega, aunque él pasó ampliamente de esa exigencia cuando le convino, sino de que, de momento, no se le ve con ánimos para salir con bien de la peripecia en que se ha visto metido.

    La tentación de convertir la acusación en un ataque al PSOE es de una pobreza intelectual lamentable, entre otras razones porque nadie necesita atacar a quien se ha desgraciado por completo él solo gracias a sus habilidades políticas y a los éxitos de su Gobierno.

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