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Rajoy heredará deudas y daños colaterales.


Uno de cada tres parados de la eurozona es español. Con eso está dicho mucho del daño que el Gobierno socialista ha hecho a la economía nacional. La falta de tacto y de visión económica llevó a que no se reconociera la crisis hasta dos años después, con lo que el Gobierno español empezó a asumir problemas cuando otros países llevaban muy adelantadas las soluciones. Y claro, así nos cubre el pelo. No hay duda que el Gobierno socialista de Zapatero pasará a la Historia como el más nefasto de la democracia, así como con el estigma de no haber sabido hacer los deberes a tiempo, a la vez que por haber despilfarrado a destiempo.

El todavía presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no ha sido capaz de asumir su nefasta gestión al frente del Gobierno en estos casi ocho años. Sí ha reconocido cierta culpa pero eso ni le honra ni le disculpa el daño generado, por cuanto casi millón y medio de familias no tienen ni un euro de ingresos al mes. Sin duda, como bien ha manifestado, él es “el principal responsable” del paro. A ello hay que añadir su falta de sensibilidad con los más necesitados y el olvido hacia los más desfavorecidos. Nunca desde un Gobierno se había hecho tanto daño a una nación.

Hasta la propia cohesión social ha saltado por los aires, desde el momento en que el Gobierno socialista favoreció a la banca y a las clases pudientes (sindicatos de clase, incluidos) en detrimento de los más necesitados. Unos necesitados de los que se han tenido que ocupar y preocupar organizaciones procedentes de la Iglesia católica y Cruz Roja.

En este momento los datos del desempleo son catastróficos y lo van a ser aún peores de aquí a fin de año. Jamás se habían cerrado tantas empresas en Españas. Nunca antes se habían destruido tantos puestos de trabajo como durante las dos últimas legislaturas de Gobierno socialista. La desaparición de dos millones y medio de puestos de trabajo son casi el balance de creación de empleo de los Gobiernos de Aznar entre 1996 y 2004. Ese es otro ‘mérito’ del socialismo y del ‘burdel’ sindical que representan los sindicatos de clases, más preocupados de las ganancias que suponen para ellos los EREs que de mantener los puestos de trabajo.

Lo más desagradables de los gobiernos socialistas de estos años es comprobar cómo la protección al desempleo ha bajado, relajándose excesivamente ésta, con lo que la carga ha recaído en la clase media; las ayudas a la dependencia se han desvirtuado y el Gobierno socialista ha hecho que recaigan sobre las comunidades autónomas, con lo que la dejadez del Gobierno central ha quedado a la vista; las pensiones mínimas no han subido lo procedente ni lo que prometieron en campaña electoral y las becas se han recortado hasta límites insospechados. A ello hay que añadir que el Gobierno central debe dinero de la dependencia a varias comunidades autónomas.

Si a todo lo mencionado, y lo que no mencionamos, unimos el hecho de que se haya desamparado a los más necesitados, entonces estamos ante la gran mentira del socialismo y ante una vulgar patraña; ambas circunstancias ‘condecoran’ al PSOE y al Gobierno que ese partido ha sujetado por intereses propios y en detrimento de la ciudadanía. Ya no hay duda que el Gobierno de Zapatero es la expresión ‘perroflauta’ de los gobiernos de la Unión Europea.

En víspera de las elecciones, no podemos otorgar la confianza a un partido como el PSOE, dado que no ha sabido generar confianza; ha destruido el Estado de bienestar; es el responsable de la destrucción de dos millones y medio de puestos de trabajo; envalentonó a la banda terrorista y le dio pautas para la esperanza; difuminó los tres poderes de Montesquieu hasta casi arruinarlos; se desentendió de los más necesitados; generó una situación económica dañina y enfocó sus políticas en beneficio de los más pudientes. Ese es el legado socialista español, por lo que solo merece el desprecio y la indiferencia. Nunca la confianza ni la oportunidad de seguir haciendo daño, pero ya comprobarán que no faltan desorientados y desaprensivos con inclinaciones masoquistas en las urnas del día 20 de noviembre.

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